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viernes, 10 de diciembre de 2010

Un “belén” por Navidad

El belén, también llamado nacimiento, pesebre, portal o pasitos en los diferentes países y regiones de habla hispana, es la representación plástica de escenas del nacimiento de Jesucristo, que se suele exponer durante la Navidad en hogares, iglesias y muchos centros públicos como escuelas, organismos oficiales, comercios, etc. La construcción y exhibición de belenes forma parte de la liturgia navideña en muchas partes del mundo, especialmente en la tradición católica.


ORÍGENES DEL BELÉN

La historia del nacimiento de Jesús y todos los hechos que lo rodearon, tales como la anunciación a los pastores y la adoración de los Reyes, entre otros, son escenas que habitualmente se representan en los belenes. Los datos de que dispone el belenista los encuentra solamente en los Evangelios Canónicos, los de Mateo y Lucas, y en los Evangelios Apócrifos (no reconocidos por la Iglesia Católica). Éstos son más explícitos y añaden cierto número de detalles que proporcionan más ternura al nacimiento de Jesús.

En el siglo II, en la Catacumba de Priscila, aparece por primera vez la Virgen con el Niño en brazos y a su lado el profeta Isaías apuntando con el dedo hacia una estrella.

San Francisco de Asís, tras su peregrinación a los Santos Lugares, celebra la Eucaristía en la noche del 24 de diciembre de 1223 en una cueva del pueblo italiano de Greccio, próximo al convento del Santo. Prepara una representación viviente de un pesebre con una mula y un buey, considerándose desde entonces esta representación como el origen del belenismo. Cuenta la leyenda que, debido al frío, fue elegido un muñeco para representar al Niño Jesús y en la hora del nacimiento, el muñeco empezó a llorar.

Por toda Europa se difundió la costumbre de modelar nacimientos. Arnolfo di Cambio (1289), arquitecto de la Catedral de Florencia, talló figuras en mármol blanco, parte de las cuales aún se conservan en Santa María la Mayor de Roma.

España no estuvo ausente de esta moda que se remonta al siglo XV. A finales del siglo XVI, ya se había difundido el belén de grandes estatuas de madera o barro cocido, especialmente en oratorios y monasterios. Las Agustinas de Murcia serán las primeras propagadoras de esta tradición.

A partir del siglo XVII, los belenes pasaron de las iglesias a los hogares. Se redujeron las medidas, convirtiéndose en figuras, y prevaleció el uso del barro cocido.

Autores como Martínez Montañés (siglo XVI), Luisa Roldán “La Roldana” (siglo XVII) y Salzillo (siglo XVIII) contribuyeron con sus esculturas al auge de los belenes.

Carlos III, que había hecho del nacimiento una institución nacional en Italia mientras ocupó el trono de Nápoles, introdujo el arte del belenismo en España, encargando más de 200 figuras a los artistas valencianos José Estévez Bonet y José Ginés Marín y al imaginero murciano Salzillo, para “El belén del príncipe” (para su hijo Carlos IV).

“BELÉN” REALIZADO POR LOS NIÑOS Y NIÑAS DE 5º CURSO DE PRIMARIA DEL COLEGIO “REAL MENTESA” DE LA GUARDIA (JAÉN)

Se trata de un belén de sobremesa. Sobre una superficie de unos cuatro metros cuadrados se han colocado un número aproximado de 150 figuritas.

Podemos observar unas maquetas de monumentos muy conocidos de La Guardia de Jaén y de la capital, tales como los castillos de ambas localidades, la Fuente de los Cinco Caños, la Casa solariega de Piedra, el Palacio de los Vilches, los arcos que se unen al Torreón del Conde de Torralba o el Arco de San Lorenzo.

Las figuras son de su maestro-tutor, Juan Carlos, entusiasta belenista, que ha realizado las maquetas de los monumentos.

Es un belén abierto o panorámico porque sólo lo cierra un telón liso de fondo. Está situado más bajo que el punto de vista del espectador.

Puede calificarse de belén popular porque se han utilizado técnicas sencillas de montaje, con materiales tradicionales (corcho, musgo, serrín, papel plateado, etc.) pero, por otra parte, podemos considerar artístico el hecho de que el belenista construya los edificios y ponga la iluminación adecuada.

Se trata de un belén bíblico, también llamado “hebreo” o “palestino”, ya que recrea el paisaje, los personajes, los enseres y las costumbres que había en Palestina en el momento del Nacimiento de Jesús. Sin embargo, tiene importantes detalles locales o regionales por los edificios que se incluyen.

Costumbre, tradición, religiosidad, arte e ingenio son factores principales que incurren en un belenista para dedicar todo su tiempo para hacer de un belén una obra de total admiración para aquel que la contempla.

Mi enhorabuena a estos jóvenes belenistas y a su maestro.

Música del vídeo:
“Y nos vamos pa Belén” (José María Cano. Ópera “Luna”). Interpretada por Plácido Domingo.
“Adeste fideles”. Orquesta Sinfónica de Londres y Niños Cantores de Viena.


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