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domingo, 4 de diciembre de 2011

Narada

Este cuento está incluido en el libro “El canto del pájaro” de Anthony de Mello.


  “May it be”. Enya.

El sabio indio Narada partió en peregrinación hacia el templo del Señor Vishnú.

Una noche se detuvo en una aldea y le dieron asilo en la choza de una pobre pareja.

A la mañana siguiente, antes de que marchara, el hombre le dijo a Narada: «Ya que vas a ver al Señor Vishnú, pídele que nos conceda un hijo a mi mujer y a mí, porque son muchos años ya los que llevamos sin descendencia».

Cuando Narada llegó al templo, dijo al Señor: «Aquel hombre y su mujer fueron muy amables conmigo. Ten compasión de ellos y dales un hijo».

El Señor, de un modo terminante, le replicó: «En el destino de ese hombre no está el tener hijos».

De modo que Narada, una vez hechas sus devociones, regresó a casa.

Cinco años más tarde emprendió la misma peregrinación y se detuvo en la misma aldea, siendo hospedado una vez más por la misma pareja. Pero en esta ocasión había dos niños jugando a la entrada de la choza.

«¿De quién son estos niños?», preguntó Narada. «Míos», respondió el hombre.

Narada quedó desconcertado. Y el hombre prosiguió: «Hace cinco años, poco después de que tú te marcharas, llegó a nuestra aldea un santo mendigo. Nosotros le dimos hospedaje aquella noche. Y a la mañana siguiente, antes de partir, nos bendijo a mi mujer y a mí... y el Señor nos ha dado estos dos hijos».

Cuando Narada lo oyó, no pudo esperar más y marchó inmediatamente al templo del Señor Vishnú. Una vez allí, gritó desde la misma entrada del templo: «¿No me dijiste que no estaba en el destino de aquel hombre el tener hijos? ¿Cómo es que ahora tiene dos?».

Cuando el Señor le oyó, rio sonoramente y dijo: «Debe de haber sido cosa de un santo. Los santos tienen el poder de cambiar el destino».

Uno recuerda instintivamente una fiesta de bodas en la que la madre de Jesús, por medio de sus súplicas, consiguió que su hijo realizara un milagro antes de lo previsto en su destino.


3 comentarios

  1. La conclusión del cuento del sabio Narada me parece inspirada en la filosofía existencialista para la cual el destino no existe sino que somos nosotros los que hacemos nuestro destino y nuestras vidas, paso a paso.
    Saludos. José Antonio.

    Nota: como puedes ver me he aficionado a tu blog. Lo colocaré entre mis favoritos.

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  2. Hasta ayer no supe quien era “Lope de Sosa”. Me imaginé, por el nombre, que se trataba de alguien de Jaén.

    Es para mí un honor que te hayas hecho seguidor del blog. Muchas gracias. Un abrazo.

    Dicen que hay tres modos de leer estos cuentos:

    1. Leer el cuento una sola vez. Este modo sirve únicamente de entretenimiento.

    2. Leer el cuento dos veces y reflexionar sobre él.

    3. Volver a leer el cuento después de haber reflexionado sobre él y dejar que el cuento le revele a uno su profundo significado interno. Un significado que va mucho más allá de las palabras.

    Pero, sobre todo, hay que tener en cuenta que cada uno de estos cuentos tiene que ver con uno mismo, no con cualquier otra persona.

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  3. Está claro que tu visión de este cuento es bastante más trascendente que la mía. Estoy de acuerdo en que que estos cuentos filosóficos tienen distintas lecturas según el pensamiento del lector.
    Yo no creo en el destino predeterminado. Parece que tu si, aunque piensas que la voluntad humana puede modificarlo (bodas de Caná).
    Creo que los dos estamos de acuerdo en que el milagro de la pareja estéril lo hace el santo mendigo físicamente porque en realidad el estéril es sólo el marido, de ahí las carcajadas de Vishnú.
    Pero nuestras conclusiones no son las mismas. Yo digo: el destino no existe, lo construimos nosotros. Tu en cambio concluyes: el destino existe pero puede ser modificado. En realidad es casi lo mismo pero lleva a dos ideologías distintas; existencialismo y providencialismo.
    Saludos.

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