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lunes, 21 de abril de 2014

El prodigio de Caná

Un fragmento de la historia más grande jamás contada.


Versión “oficial” según el Evangelio de Juan.

«Por aquel tiempo se celebraba una boda en Caná de Galilea, cerca de Nazaret, y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara el vino, le dice a Jesús su madre: “No tienen vino”. Jesús le responde: “Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora”. Dice su madre a los sirvientes: “Haced lo que él os diga”.

Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Les dice Jesús: “Llenad las tinajas de agua”. Y las llenaron hasta arriba. “Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala”. Ellos se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde venía (los sirvientes, que habían sacado el agua, sí lo sabían), llama al novio y le dice: “Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya todos están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora”.

Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus signos. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días. Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén».
Juan 2:1-13

La “otra” versión.

Juan José Benítez describe en su libro “Caná. Caballo de Troya 9” cómo se produce el prodigio. La información se obtiene a través de un sofisticado ordenador que procesa los datos enviados por los denominados “nemos fríos”, unos robots orgánicos muy pequeños, nanobots, introducidos en las tinajas de agua por Jasón, el mayor de la operación Caballo de Toya, con la misión de fotografiar y transmitir mediciones de cuanto ocurriera.

La celebración estaba pensada, como mucho, para unos trescientos invitados, pero acudieron unas mil personas porque querían ver a Jesús, el supuesto Mesías. Esta fue la razón por la que faltó vino. La madre del novio expuso a María la situación y preguntó si Jesús podría hacer algo al respecto. María pidió a su hijo que ayudara a los novios, pero se negó argumentando que no había venido para hacer las cosas de esa manera. Finalmente, ante las lágrimas de su madre, sintió ternura y se realizó el “milagro”.

Se registró a las 16 horas, 6 minutos y 1 segundo del miércoles 27 de febrero del año 26 de nuestra era. Su duración fue estimada en 155 femtosegundos (1 femtosegundo = 10-15 segundos). Es decir, no pudo ser visible al ojo humano, pues se necesitan del orden de 50 milisegundos para que el cerebro “traduzca” lo que el ojo está viendo.

Primera fase:

A la hora señalada más arriba, los “nemos” captaron una alteración de la gravedad que descendió de su valor habitual (9,8 m/s2) a 6,9176 m/s2. Simultáneamente, el agua almacenada en las tinajas experimentó una leve oscilación en sus átomos, perdió su carácter dieléctrico y las moléculas cambiaron el ángulo de sus enlaces. El agua vibró y se registró otro fenómeno increíble: cada átomo era un foco emisor de luz azul. Los trillones de destellos luminosos azules escondían un orden numérico: se registraban en forma de secuencia numérica (algo parecido al morse). La secuencia se repetía 1530 veces, se producía una pausa y el fenómeno volvía a repetirse. La serie era la siguiente: 4173- 45- 51- 61314147.

Súbitamente, la iluminación azul cesó. Los “nemos” registraron un descenso en la temperatura del agua que bajó de 15 grados Celsius a 1 grado negativo, produciéndose dos espectáculos fascinantes: la aparición de cientos de diminutos cristales de hielo y la progresiva desaparición del agua, desde el fondo a la superficie, en láminas entre 0,75 y 5 nanómetros de espesor. Algo parecido a las “películas negras de Newton”. Las seis tinajas quedaron completamente vacías.

El tiempo invertido en esta primera fase del prodigio que abarcó la alteración gravitacional, las modificaciones en la estructura del agua, los destellos azules, la aparición de cristales hexagonales y la progresiva desaparición del líquido en láminas, fue de 54 “fem”. Un tiempo inimaginable. ¿Qué sucedió con los más de setecientos litros de agua? Las tinajas de piedra no tuvieron alteración alguna en sus paredes y aparecían secas. No había contenido alguno: aire normal y corriente.

Segunda fase:

La ausencia de agua se prolongó durante 101 “fem” y al cabo de ese tiempo las tinajas se llenaron simultáneamente de vino. En el “fem” 102 el vino colmaba las seis cántaras (707 litros).

…Y todo regresó a la normalidad.

Fin del prodigio.

El vino del “milagro” era un vino dulce, típico de postre, de excelente calidad y difícil elaboración. Un vino criado, al menos durante tres años, en una sola barrica de roble quemado. La graduación fue estimada en 14 grados. Era un vino “clarificado”, es decir, decantado de forma natural (sin filtros). La uva era una malvasía que procedía de un lugar templado, pero no de suelo judío.

En el libro se deja claro que Jesús no fue el responsable directo del prodigio (Él se había propuesto no recurrir a su poder personal). Fue su “gente” (sus ángeles, por simplificar) con el consentimiento o voluntad de Dios. Cada vez que el hombre-Dios sentía misericordia, ternura o compasión, su “gente” materializaba su deseo. En este caso, dieron lugar al “milagro” las lágrimas de su madre que le suplicaba su ayuda en mitad de la boda.

No hubo conversión del agua en vino: se hizo desaparecer un líquido para hacer aparecer otro. No se violaron las leyes de la naturaleza. Dios no se saltó sus propias normas. Probablemente, alguien, con el poder suficiente, manipuló el tiempo. El vino se hizo como lo hacen los seres humanos, pero al margen de la dimensión tiempo.

El enigma del agua que habla

Dice Juan José Benítez que, conforme redactaba la historia, se le ocurrió mandar la secuencia numérica a la que da lugar la vibración del agua a un profesor de cábala, sin decirle nada más. A las dos o tres semanas le contestó y le dijo que esos números eran notas musicales. En base a las notas musicales de la secuencia numérica, se hizo la composición musical “Un río de vida” que, durante un tiempo, apareció en la cabecera de su página web.

Es como un río de vida, es como el agua que habla.

Del Vídeo Flash Caballo de Troya 9 Caná.


2 comentarios

  1. Es uno de los cuentos más increíbles que he leído en mucho tiempo.

    Lo que no entiendo es la moraleja o enseñanza esencial que se extrae de la historia.

    Podría explicarla por favor?

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    1. Pido disculpas por haber tardado en responder. No sé qué ha pasado en Blogger que no he recibido notificaciones de los nuevos comentarios.

      Como digo en la entrada, esta historia, tal vez no sea un cuento, se describe con pelos y señales en el citado libro de JJ Benítez. En cualquier caso, un cuento es una narración breve de ficción y no siempre contiene una enseñanza. De todas formas, lo he señalado en la entrada, en esta historia se perfilan dos cosas muy importantes:

      - Aunque no podamos entenderlo (de momento), en lo que los seres humanos llamamos milagros no se violan las leyes de la naturaleza. Dios no se salta sus propias normas. Probablemente, “alguien”, con el permiso, poder y “tecnología” necesarios, es capaz de materializarlos.

      - Jesús, el hombre-Dios, no quiso utilizar su poder en su encarnación en el planeta Tierra. Sin embargo, cada vez que sentía misericordia, ternura o compasión, su “gente” materializaba su deseo.

      Quien tenga oídos…

      Yo solo confío… Él sabe.




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