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miércoles, 16 de julio de 2025

Bienaventurados los pobres de espíritu

Una Bienaventuranza, también llamada macarismo, es un género literario al que se recurre en la Biblia para expresar una “felicitación” a las personas que, por tener una cualidad o una forma de conducta, están ligadas con Dios. Bienaventurado significa “muy privilegiado” o “dichoso”.

Tenemos más de un centenar de ejemplos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, pero las bienaventuranzas más célebres son las nueve con que comienza Jesús de Nazaret el sermón de la montaña (Existe la discusión de si las bienaventuranzas son ocho o nueve).

Por medio de las bienaventuranzas, Jesús describió los valores con los que debemos vivir y cuál es la recompensa que por ello se recibirá en el Reino de los Cielos. Las bienaventuranzas son una sinopsis del resto del sermón que, en definitiva, concentra todas sus enseñanzas. En cierto modo, viene a ser como un mapa con las direcciones a seguir para poder encontrar a Jesús.

«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos».
(Mt 5,3-12)

De todas las bienaventuranzas, la primera ha sido objeto de muchas interpretaciones a lo largo de la historia. Evidentemente, Jesús no utilizó la expresión “pobres de espíritu” para referirse a personas apocadas, tímidas, con falta de ánimo, valor o fuerza de voluntad… Su significado se adentra en una dimensión espiritual profunda que implica humildad, reconocimiento de la propia necesidad espiritual y dependencia de Dios.

Los pobres de espíritu son aquellas personas humildes, sencillas de corazón, que reconocen su propia insuficiencia espiritual y la necesidad de Dios. Es una pobreza del ego, una ausencia de arrogancia y autosuficiencia. No se trata de una falsa modestia, sino de una honesta autovaloración ante la grandeza divina.

Ser pobre de espíritu significa hacer la voluntad de Dios. Confiar en el Padre, reconocer su providencia y que todo lo que se tiene es un regalo. Es una actitud de apertura a la acción divina en nuestras vidas.

La expresión “pobre en espíritu” nos recuerda que la verdadera riqueza reside en la relación con Dios y en la búsqueda de la verdad, reconociendo nuestros errores y estando abiertos a aprender y crecer espiritualmente.

Finalmente, al reconocer nuestra propia fragilidad, desarrollamos una mayor sensibilidad hacia las necesidades de los demás y un deseo de compartir los dones recibidos: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis” (Mateo, 10-8).

«Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos».

“The chosen”. Segunda Temporada. Capítulo ocho.


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