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viernes, 30 de septiembre de 2022

Lo que llevamos dentro

El estadounidense Wayne Walter Dyer (1940-2015), psicólogo, escritor de libros de autoayuda y orador de renombre internacional en los campos del desarrollo personal y el crecimiento espiritual, en una de sus conferencias dentro del ciclo “I can do it” (Yo puedo hacerlo), en Toronto (Canadá), nos sorprendió con la parábola de la naranja que nos ayuda a entender la importancia de lo que tenemos dentro.

El mismo Dyer nos la cuenta en su blog, en junio de 2013, en su artículo “Por qué importa el interior”.

PARÁBOLA DE LA NARANJA

«Últimamente, he estado compartiendo una de mis experiencias favoritas de Toronto con mi audiencia. Sucedió hace varios años. Me estaba preparando para hablar en una conferencia “I Can Do It” y decidí llevar al escenario una naranja...

Con la naranja en la mano, le pregunté al público:

–Si exprimiera esta naranja, ¿qué saldría?

Un joven, de unos doce años, que estaba sentado en la primera fila me respondió:

–Zumo de naranja, ¡por supuesto!

–¿Crees que podría salir zumo de manzana de ella?

–¡No! –me respondió sonriendo el joven.

–¿Y zumo de pomelo?

–¡Tampoco! –negó categóricamente.

–¿Qué saldría de ella?

–Zumo de naranja.

–¿Por qué? ¿Por qué cuando exprimo una naranja sale zumo de naranja?

El joven estaba visiblemente confuso, probablemente pensaba que les estaba tomando el pelo, pero aun así respondió:

–Bueno, es una naranja y eso es lo que hay dentro.

Asentí con la cabeza y proseguí:

–Cierto. Pero vamos a suponer que esta naranja no es una naranja, sino que eres tú y alguien te aprieta, te presiona, te dice algo que no te gusta o te ofende y respondes con ira, odio, amargura o miedo. ¿Por qué sale eso? La respuesta, como acaba de decir este joven, es: “sale lo que llevas dentro”.

Es una de las grandes lecciones de la vida. ¿Qué sale cuando la vida te aprieta, cuando alguien te lastima o te ofende? Si de ti sale ira, dolor y miedo es porque eso es lo que hay dentro. No importa quién aprieta: tu madre, tu hermano, tus hijos, tu jefe, el gobierno…

Lo que hay dentro depende de ti, es tu elección. Una vez que elimines todas esas cosas negativas y las reemplaces con amor, te encontrarás viviendo una vida altamente funcional.

¡Gracias mi joven amigo, esta naranja es para ti!».

En muchas ocasiones atribuimos nuestro enfado, ira, rencor, angustia, agobio, ansiedad, hastío o frustración a los demás cuando, a veces, esos sentimientos ya se encontraban dentro de nosotros y esas personas solo han actuado como un diapasón, amplificándolos.

De hecho, es bastante común que cuando estamos nerviosos, cualquier comportamiento de nuestra pareja o hijos termine irritándonos, cuando en otras situaciones esos comportamientos pasarían desapercibidos.

A veces, cuando alguien nos aprieta, lo que sale de nosotros es lo que hemos alimentado durante todo el día o, quizás, años.

Debemos ser más conscientes de nuestras reacciones y comprender de dónde provienen realmente.


domingo, 25 de septiembre de 2022

La vida pasa volando

El martes pasado, paseando por el barrio del Bulevar de mi ciudad, visité la sala de arte del Edificio Moneo, antiguo Banco de España en Jaén, que alberga, del 8 al 30 de septiembre, la exposición “La vida pasa volando” de la artista plástica Merceles Lirola.

La granadina Mercedes Lirola es una artista que se sirve de la cerámica y la porcelana como expresión artística. Historiadora del arte y técnica superior en artes plásticas y diseño en cerámica, es una de las más reconocidas creadoras de artesanía artística contemporánea de Andalucía.

La obra expuesta es fruto de la conciencia del paso del tiempo y se trata de unas doscientas gaviotas de porcelana, modeladas una a una, que salen de una vitrina y cuelgan a lo largo de la sala buscando la metáfora de la fugacidad de la vida.

La misma artista lo expresa, en una nota colgada en la pared de la sala de arte, de la siguiente manera:

«Cuando heredé la vitrina de mi bisabuela no era tan consciente del paso del tiempo, y es que la juventud es lo que tiene, te crees que nunca va a terminar, y así como quien no quiere la cosa, la vida pasa volando, todo sucede demasiado rápido y no te enteras de naaaá. Todo lo que empieza, acaba…Pero… ¿La vida ha empezado? ¿Cuándo ha empezado?, ¡¡¡es que no me entero!!! ¿Pero… a dónde va?

Así que decidí traer al presente mis recuerdos, echar a volar mis pensamientos, ordenarlos del derecho y del revés, hacer reflexiones, sacar las emociones que mis experiencias me han producido para mantener viva la llama de los buenos recuerdos, hacer las paces con mi peor pasado para darme el mejor regalo que me puedo dar: vivir el presente convirtiendo lo ordinario en extraordinario.

¡Que comience ya, antes de que se vaya volando!».


martes, 20 de septiembre de 2022

Mitos en las relaciones personales


Fuente: “¿Por qué nadie me lo dijo antes?” de Julie Smith.

Lo que nos hace humanos son nuestras relaciones personales. Cuando hablamos de relaciones, no nos referimos únicamente a las relaciones de pareja, sino a todas las relaciones que mantenemos: con la familia, con los amigos y con la comunidad.

Las relaciones personales sanas nos protegen, a lo largo de nuestra vida, tanto la salud física como la mental y, en lo que a la felicidad se refiere, son más importantes que el dinero, la fama, la clase social o cualquiera de las cosas por las que nos dicen que tenemos que esforzarnos. Una de las cinco cosas de las que más se lamentan las personas que están a punto de morir es de no haber mantenido más contacto con las personas queridas.

Sin embargo, la mayoría de nosotros no sabemos muy bien qué hacer para garantizar que las relaciones que mantenemos sean sanas.

Comenzamos a conectar con los demás desde el mismo momento en el que nacemos. Las primeras relaciones que forjamos, con nuestros padres, nuestro círculo familiar y con nuestros iguales, nos sirven de plantilla para las relaciones futuras. Aprendemos pautas de conducta para gestionar nuestras relaciones a una edad en la que no podemos decidir con quién nos relacionamos y en la que dependemos de los demás para sobrevivir. Por eso, esas pautas nos pueden ser poco útiles cuando llegamos a la edad adulta.

Dado que las relaciones personales son cruciales en nuestra vida, ¿cómo podemos empezar a mejorarlas?

En primer lugar, es importante identificar algunos mitos que la cultura popular nos ha llevado a creer y que nos pueden llevar a sentir que lo estamos haciendo mal.

El amor debería ser fácil

La idea de que, si alguien es la persona adecuada para nosotros, caminaremos de la mano hacia el atardecer y todo irá bien siempre, no tiene ninguna base real y deja a la mayoría de las personas insatisfechas con sus relaciones.

Una relación duradera no es un agradable paseo en barca río abajo por aguas tranquilas. Tenemos, una y otra vez, que agarrar los remos, tomar decisiones basadas en valores y emprender acciones que nos acerquen a donde queramos ir. Eso requiere, también una y otra vez, de nuestro esfuerzo. Si no mantenemos el rumbo y pasamos mucho tiempo a la deriva, es posible que acabemos atracando en un puerto al que no queríamos llegar.

Hay que ser uno

En cualquier relación personal, no pasa nada por estar en desacuerdo. No es necesario pensar siempre lo mismo acerca de todo. Somos personas distintas, cada una con sus propias sensibilidades, experiencias, necesidades y mecanismos de afrontamiento. Si conectamos con otras personas, es inevitable que descubramos partes que tendremos que tolerar y aceptar si queremos que la relación perdure en el tiempo.

Hay que estar siempre juntos

Se trate de una relación de pareja o de amistad, está bien pasar tiempo cada uno por su lado. No tenemos que convertirnos en dos mitades de la misma persona. Somos personas independientes y únicas, y cultivar lo que nos hace únicos no tiene por qué suponer una amenaza en la relación.

Este mito es resultado del miedo al abandono e impide que muchas personas se desarrollen y crezcan como personas independientes dentro de la relación. Cuando nos sentimos seguros en una relación, nos sentimos libres y no vemos como una amenaza las otras facetas de la vida de la otra persona.

Felices para siempre

En los cuentos de hadas o en las películas de Hollywood, la historia acaba cuando la relación comienza, como si el destino de todo viaje fuera encontrar a la persona perfecta y, a partir de ahí, todo fuera a ser felicidad infinita.

Una relación en un viaje en el que, de forma natural, aparecerán curvas, giros y baches. Incluso las relaciones más sólidas pasan por horas bajas y por períodos de desconexión y desacuerdo. Habrá momentos en los que uno o ambos miembros de la relación se enfrenten al fracaso, a una pérdida o a la enfermedad y al dolor. Habrá momentos en los que sientan emociones contradictorias, que no tengan claro lo que quiere o necesita el otro, que se equivoquen o le hagan daño.

Si nos creemos el mito de felices para siempre, terminaremos la relación sin ser conscientes de que todas pasan por baches y que cuando tropezamos, nos podemos levantar y seguir juntos.

El éxito de la relación pasa por seguir juntos a cualquier precio

Las relaciones ejercen un efecto muy potente en la salud y la felicidad. Para que las relaciones ejerzan un efecto positivo en nuestras vidas, tenemos que trabajar para mejorar la calidad del vínculo y tomar decisiones deliberadas y cuidadosas al respecto.

Mejorar en el ámbito de las relaciones no significa aprender a conseguir que la otra persona sea como quieres que sea o haga lo que quieres que haga.

Podemos asumir plena responsabilidad sobre nosotros mismos, pero no podemos obligar a los demás a cambiar, y haremos bien si ponemos fin a una relación perjudicial para nuestra salud física o mental.


jueves, 15 de septiembre de 2022

Percibir lo invisible

«Lo que no vemos es infinitamente más numeroso que lo visible. En nuestra más tierna infancia somos capaces de percibirlo, pero llega un día, siempre ocurre, en que dejamos de hacerlo. Es la ley. No olvides, sin embargo, que esa realidad seguirá abrazándote. Hay miles de ojos invisibles que te miran, segundo a segundo».

Juan José Benítez (“De la mano con Frasquito”)



Este cuento de Dan Millman está incluido en el libro “Sopa de pollo para el alma” de Jack Canfield y Mark Victor Hansen. Título original: “Sachi”.

«Poco después del nacimiento de su hermano, la pequeña Sachi empezó a pedir a sus padres que la dejaran sola con el nuevo bebé. Como ellos temían que, al igual que la mayoría de niños de cuatro años, la pequeña estuviera celosa y quisiera golpear o sacudir a su hermano, le dijeron que no. Pero Sachi no daba señales de celos. Era bondadosa con el bebé y pedía cada vez con más urgencia que la dejaran a solas con él. Finalmente, los padres decidieron permitírselo.

Jubilosa, la niña entró en la habitación del bebé y cerró la puerta que, sin embargo, se abrió dejando una rendija suficiente para que los curiosos padres pudieran observarla y escucharla. Entonces pudieron ver cómo la pequeña Sachi se acercaba silenciosamente a su nuevo hermano y, acercando su rostro al de él, le decía en voz baja:

—Bebé, cuéntame cómo es Dios, que yo ya estoy empezando a olvidarme».


sábado, 10 de septiembre de 2022

El orgullo humilde


Fuente: “Fortalece tu carácter” de Javier Urra y “Saca partido a tu vida" de Mª Jesús Álava Reyes.

Una persona puede y debe sentirse orgullosa, satisfecha, por algo que ha logrado, que ha hecho bien o por haber conseguido una meta u objetivo que se había propuesto. El orgullo positivo está relacionado con la autoestima y la autoconfianza. Este orgullo se convierte en la fuerza que nos empuja a seguir mejorando y a crecernos ante la adversidad. Es una mezcla entre valentía, resiliencia, humildad, flexibilidad y honestidad personal.

Sin embargo, el orgullo tiene una cara negativa que está muy relacionada con la soberbia, la presunción y la arrogancia. Hay personas que se sienten superiores, que creen que lo que hacen es más importante que lo que hacen los demás y que piensan que ya lo saben todo demostrando, así, lo mucho que les queda por aprender.

Somos en gran medida fruto de generaciones y generaciones, de la herencia genética, de la sociedad, de la cultura, de la educación recibida… Desde luego, no nos hemos creado a nosotros mismos y haremos bien en ser personas agradecidas y nada soberbias.

El poder suele poner a prueba a las personas. Hay personas que, con capacidad de liderazgo, lo ostentan con cuidado, con humildad, sabedoras de que es algo temporal y que tienen la responsabilidad de hacerlo lo mejor posible. Las personas inteligentes no son prepotentes.

Por el contrario, hay quienes, incapaces de escuchar y de dar cabida a los demás, hacen uso del poder tiránico y actúan con soberbia y como si estuvieran siempre en posesión de la verdad. Las personas que tienen poder y se sienten por encima de otras personas, acaban perdiendo la luz de la modestia y del sentido común.

Quienes enfocan su vida con humildad demuestran sabiduría y una actitud que facilita el aprendizaje y la relación con los demás. Es desde la humildad, la sencillez y la normalidad, que lo realizado adquiere valor y son las demás personas quienes lo han de adjetivar, pero, cuidado, no olvidemos la falsa humildad de quienes intentan forzar a los que les rodean para que reconozcan sus acciones.

El orgullo bien entendido, el humilde orgullo, debe ser íntimo, casi callado y alejado de cualquier exhibición.

Esperemos que, al final de nuestras vidas, hayamos conseguido estar orgullosos de nosotros mismos y de nuestra existencia.


lunes, 5 de septiembre de 2022

El valor de la austeridad y la sencillez


Fuente: “Fortalece tu carácter” de Javier Urra.

En una sociedad enfermizamente capitalista, donde se trata de obtener todo, de comprarlo todo y de adquirirlo todo, la austeridad, lo esencial, se convierte en el verdadero lujo. Y es que vivir con poco es vivir mejor.

En la actualidad, hay muchísima gente caprichosa que busca alcanzar, tener, cambiar y, al poco tiempo, se vuelve a sentir profundamente insatisfecha. Se ha confundido la austeridad con ser una persona casi ermitaña, retraída, que no quiere gastar, y no es así. La persona austera aprecia lo que tiene valor, pero evita llenarse de lo superfluo y de lo que nos imposibilita avanzar.

En realidad, no precisamos de muchas cosas; es más, demasiadas cosas nos estorban, nos dificultan, nos equivocan.

La persona austera es más templada, acepta más y mejor la frustración. La austeridad nos hace más libres, menos dependientes y más sensibles a las necesidades de los otros y de la naturaleza.

Por otro lado, muchas veces nos dejamos llevar por el espejismo de grandes consecuciones que están de moda (viajes, actividades culturales, relaciones…) y somos incapaces de valorar lo sencillo, lo humilde, lo bien hecho, que, en definitiva, es lo que hemos de priorizar porque es lo que da calidad y calidez a la vida. Y hablando de lo bien hecho: las cosas merecen hacerse bien, buscando dar lo mejor de cada uno y cuidando el detalle.

La vida se compone de pequeños detalles y de cosas sencillas y así, por ejemplo, el sabor de una magdalena, puede llevarte a recordar tu infancia.

A muchas personas les encanta ir a restaurantes en lo que los menús desbordan creatividad e imaginación, pero, en el día a día, los momentos placenteros se encuentran en esos platos “normales” elaborados con cariño, con sencillez y con mimo como, por ejemplo, unos huevos fritos con patatas.

Démonos un minuto, pensemos qué es lo que nos resulta de verdad esencial y placentero; veremos que es francamente sencillo. Ya nos ocurría de niños con los juguetes más simples y los más complejos que, además, se rompían antes.

La austeridad y la sencillez no son algo a demostrar: son una actitud, una forma de ser, de estar y de entender. Dos muy buenas opciones.