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viernes, 19 de marzo de 2021

1001 entradas. Hasta siempre

Fuente: “Sawai. 21 cuentos sobre lo que realmente cuenta” de Sagar Prakash Khatnani.


 “Save the last dance for me” (“Guarda el último baile para mí”). Emmylou Harris.

Con el blog “Si yo cambio, todo cambia”, entrada tras entrada, he tenido la impresión, como cuando era una colegiala, de que iba rellenando las hojas de un cuaderno y que, algún día, se acabarían. Pues, bien, ese día ha llegado. Comencé el blog el día 7 de julio del año 2010 y con esta entrada, hoy, 19 de marzo de 2021, día de San José, hermoso día en el que, además, en España se rinde homenaje a los padres, quiero poner fin al blog, aunque, mientras pueda, seguiré atendiendo a los posibles comentarios y el libro de visitas.

Esta es la entrada 1001 del blog y quiero celebrarlo expresando mi agradecimiento a todas las personas que, en algún momento, habéis seguido el blog y de forma especial, a las que lo habéis hecho públicamente y a las que habéis aportado vuestros comentarios, opiniones y sugerencias. GRACIAS.

Este blog está dedicado a las personas que buscan en su interior el camino de vuelta; a las que tienen preguntas en lugar de respuestas; a las que se atreven a cuestionar al mundo; a las que son fieles a sí mismas; a las que se desnudan para que sus heridas se curen y hacen de sus cicatrices las grietas por las que entra la luz; a las que siguen su voz interior; a las que honran su canto a la vida; a las que dan tiempo para amar; a las que son nido en lugar de jaula; a las que son capaces de hacer la vida más amable a otras personas; a las que se dan otra oportunidad para cambiar las cosas y hacer que merezca la pena, pero, sobre todo, está dedicado a las personas que se han encontrado y/o se encontrarán, por “causalidad”, con él. Para ellas son sus entradas.

Finalizar el blog con la entrada 1001 no es un capricho y tiene una intención. En algunos países de Oriente, cuando una persona hace un donativo, regalar una moneda adicional es símbolo de amor y trae buena suerte. Sumar una moneda al total significa que se ha dado todo cuanto se tenía. De esta manera, el valor del uno es más importante que el resto de la cantidad. Según la tradición, el “1” adicional es lo que “deberá” la persona que recibe. Se crea, así, un lazo de continuidad en la relación.

En mi caso, el valor del uno expresa que en el blog he vaciado mi corazón y ese “1” adicional significa: “nos volveremos a encontrar”. Probablemente, tras un descanso, en un nuevo blog. Si así fuera, tendréis noticias mías en este blog y en sus redes sociales.

... Y si así no fuera, espero que me lo “devolváis” siendo felices.

La primera entrada del blog, “El señor de las Tinieblas”, relato incluido en el libro “Vivir es un asunto urgente” de Mario Alonso Puig, es uno de mis cuentos favoritos. Hoy pongo el broche final al blog “Si yo cambio, todo cambia” con unas reflexiones del mismo autor.

Fuente: “365 ideas para una vida plena” de Mario Alonso Puig.

«Tú no tienes por qué cambiar quién eres porque en tu esencia ya eres perfecto, esto es, completo. Lo que sí puedes es cambiar tu forma de ser y de estar en el mundo.

Cuando evolucionas en tu manera de ser y de estar, empiezan a cambiar dos cosas: el tipo de acciones que emprendes y el de resultados que obtienes.

Hay cuatro elementos que necesitas para convertirte en esa persona que estás llamada a Ser.

El primero es una visión que realmente te inspire, que te conmueva las entrañas. La visión responde a dos preguntas que son: ¿qué es de verdad lo que quiero? y ¿por qué realmente lo quiero?

El segundo elemento que ha de estar presente para que se despliegue tu verdadero potencial es el propósito. El propósito contesta a la pregunta: ¿para qué quiero hacer realidad mi visión? Se trata de que encuentres una razón que vaya más allá de ti mismo. Aquí es donde se expresa tu deseo de contribuir para hacer de este mundo un mundo mejor.

El tercer elemento para que aflore tu mejor versión es el conocimiento de los principios que operan en el universo y alinea tu vida con ellos. Un principio es una regla básica de funcionamiento y hay dos de excepcional importancia: el universo es abundante y el universo es sabio y benévolo. Quien vive de acuerdo a ellos es más difícil que quede atrapado por la avaricia, los celos, la envidia o el miedo.

El cuarto elemento que te impulsa en la dirección correcta son los valores. Cuando un valor se pone en práctica y se integra se convierte en una virtud. Los valores no se imponen, sino que se descubren. Eres tú el que te das cuenta de que cuando algunos de ellos orientan tu vida empiezas a tener experiencias nuevas y transformadoras. Son estos los que también marcan tus prioridades.

Quien trabaja su visión, su propósito y guía su vida gracias a una serie de principios y valores acordes con la naturaleza humana, experimenta el crecimiento, la mejora, la evolución y el grado de contribución que corresponden a quien ha sido capaz de transformar su forma de ser y de estar en el mundo.

Recuerda que has venido al mundo para mejorarlo, y eso solo lo podrás conseguir si te conviertes en el artífice de tu propio destino. No olvides que a veces los oponentes más duros no están fuera, sino dentro de uno mismo.

Que tu entusiasmo no proceda solo de lo que quieres alcanzar en el futuro, sino del convencimiento de lo que ya eres en el presente.

No temas a la muerte, sino a no saber vivir. Aunque muchas veces no puedas elegir tus circunstancias, eres libre porque sí puedes elegir cómo interpretarlas y cómo vivirlas».



ALGUNAS ENTRADAS RELACIONADAS EN ESTE BLOG:

- El mejor regalo (2016)
- Volar, lo que se dice volar... (2017)
- Un encuentro nada casual (2018)
- Mi propósito (2019)
- ¡Despierta y vive! (2020)

martes, 16 de marzo de 2021

Cuento final

Cuento para niños y no tan niños

Detalle de la puerta principal de “La ciudad de los niños” de Jaén

Fuente: “Cuentos de intriga de la hormiga Miga” de Emili Teixidor.

«Érase una vez un cuento que era el último de todos los cuentos.

No era el último porque fuera el más tonto, sino porque le tocaba ser el último.

Era el encargado de decir:

Y vivieron felices
y comieron perdices.
Y a mí no me dieron
porque no quisieron .

Pero un día se cansó de decir siempre lo mismo y dijo:

Si solo comen perdices,
no serán nunca felices.
También necesitan cuentos
que son buenos alimentos.

Y otro día acabó así:

Con cuentos y un calamar,
volveremos a empezar.
Con un calamar y un cuento,
tenemos un buen invento.

Y otro día, así:

Si no queréis acabar,
hay que volver a empezar.
Y si os gustan nuevos cuentos,
en la mente tenéis cientos».

jueves, 11 de marzo de 2021

El animal que se convirtió en un dios


Fuente:“Sapiens. De animales a dioses. Breve historia de la humanidad” de Yuval Noah Harari.

«Hace 70.000 años, Homo sapiens era todavía un animal insignificante que se ocupaba de sus propias cosas en un rincón de África. En los milenios siguientes se transformó en el amo de todo el planeta y en el terror del ecosistema. Hoy en día está a punto de convertirse en un dios, a punto de adquirir no solo la eterna juventud, sino las capacidades divinas de la creación y la destrucción.

Lamentablemente, el régimen de los sapiens sobre la Tierra ha producido hasta ahora pocas cosas de las que podamos sentirnos orgullosos. Hemos domeñado nuestro entorno, aumentado la producción de alimentos, construido ciudades, establecido imperios y creado extensas redes comerciales. Pero ¿hemos reducido la cantidad de sufrimiento en el mundo? Una y otra vez, un gran aumento del poder humano no mejoró necesariamente el bienestar de los sapiens individuales y por lo general causó una inmensa desgracia a otros animales.

En las últimas décadas hemos hecho al menos algún progreso real en lo que a la condición humana se refiere, reduciendo el hambre, la peste y la guerra. Sin embargo, la situación de otros animales se está deteriorando más rápidamente que nunca, y la mejora en la suerte de la humanidad es demasiado reciente y frágil para poder estar seguro.

Además, a pesar de las cosas asombrosas que los humanos son capaces de hacer, seguimos sin estar seguros de nuestros objetivos y parecemos estar tan descontentos como siempre. Hemos avanzado desde las canoas a los galeones, a los buques de vapor y a las lanzaderas espaciales, pero nadie sabe adónde vamos. Somos más poderosos de lo que nunca fuimos, pero tenemos muy poca idea de qué hacer con todo ese poder. Peor todavía, los humanos parecen ser más irresponsables que nunca. Dioses hechos a sí mismos, con solo las leyes de la física para acompañarnos, no hemos de dar explicaciones a nadie. En consecuencia, causamos estragos a nuestros socios animales y al ecosistema que nos rodea, buscando poco más que nuestra propia comodidad y diversión, pero sin encontrar nunca satisfacción.

¿Hay algo más peligroso que unos dioses insatisfechos e irresponsables que no saben lo que quieren?».


sábado, 6 de marzo de 2021

La cronopatía

“La rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa”.
Gregorio Marañón



Fuente: “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” de Marian Rojas Estapé.

El tiempo es el bien más democrático que existe. Todas las personas contamos con veinticuatro horas en nuestro día y cada uno es responsable, no solo de cómo rellena el día, sino de cómo percibe la sensación del tiempo.

Nos encontramos en un momento de la historia donde la máxima aspiración del ser humano es la productividad y la eficiencia. Es lo que denominamos la mercantilización del tiempo y ha surgido un nuevo “síndrome”: la cronopatía —cronos “tiempo”, pathos “enfermedad”—, que consiste en la obsesión por aprovechar el tiempo.

Hoy no queda bien decir que uno está libre o desocupado. Se valora de forma positiva todo aquello que se relaciona con la velocidad y la capacidad de aprovechar más el tiempo. ¿Qué consecuencias tiene esto? La aparición de un estrés que, como una enfermedad maligna, se está extendiendo a todos los aspectos de nuestra sociedad, convirtiéndose en crónica y gravemente perjudicial.

Vivimos convencidos de que la prisa y la aceleración producen mayores y mejores resultados en la vida y la inmediatez se ha convertido en protagonista crucial de la vida. Todo, hoy y ahora. No se espera una semana para ver el siguiente capítulo de una serie y se reclaman los billetes de tren por llegar quince minutos tarde al destino.

El ser humano se define según la manera en la que organiza su día y, con ello, su vida. Las personas ordenadas consiguen que las horas se multipliquen, porque no olvidemos que “el orden es el placer de la razón”. Llegados a este punto podemos diferenciar dos extremos: el de las personas que pierden y malgastan el tiempo con una vida vacía que les conduce a estados depresivos y el de las personas que sufren de cronopatía. ¿Quién no conoce a alguien que no sabe renunciar a ningún plan, que necesita planificar todo su tiempo con mucha antelación y llenar todos los espacios y huecos de su agenda con múltiples actividades?

Hay personas que no saben vivir en el descanso y los parones les generan ansiedad, sentimientos de culpa, vacío, tristeza… y su vida acaba convirtiéndose en una huida hacia adelante.

No olvidemos que las grandes experiencias de la vida no se saborean en el ajetreo de las prisas y el reloj.

La vida no es plena y gratificante si no hay paz y quietud en algunos instantes.


lunes, 1 de marzo de 2021

Tener enemigos


Fuente: “Aprendiz de sabio” de Bernabé Tierno.

El español Santiago Ramón y Cajal, premio nobel en medicina, sentenciaba: “Si no tienes enemigos, es que jamás dijiste la verdad ni amaste la justicia”.

Hay dos tipos de enemigos especialmente peligrosos:

- Los encubiertos, entre los que se encuentran los frustrados y los envidiosos y los que aprueban siempre lo que haces y dices (“los pelotas”). Son compañeros inevitables en nuestro camino. Hemos de contar con su cobardía e hipocresía.

- Los enemigos declarados. Los que nunca te tragaron y te odian.

Acéptalos con la misma naturalidad con que aceptas los días de calor o de frío, de sol o de lluvia, pero no los subestimes. Es importante que sepas que están ahí, al acecho como una víbora, esperando su momento para atacar.

El mejor antídoto para cualquier tipo de enemigo es ignorarle, aunque siempre sin perderle de vista, porque cuanta más importancia le des, más fuerte y poderoso se sentirá.

Por desgracia, las personas verdaderamente valiosas, esforzadas y honestas, no cotizan alto en la sociedad actual.

Si decides ser una persona honesta hasta las últimas consecuencias, tienes que estar preparado para soportar duros ataques, traiciones y muchos momentos de amarga soledad, que tendrás que superar y aliviar convirtiéndote en tu mejor, compresivo y afectuoso amigo.