Presentación   /   Página de Inicio   /   Frases y citas para el cambio   /   Libro de visitas
  ÍNDICES POR TEMAS O ETIQUETAS:

miércoles, 6 de noviembre de 2024

Leyenda del colibrí y el incendio


Desconozco el autor/a de este cuento que aparece en internet unas veces como una leyenda (de origen guaraní o quechua) e incluso, otras, se atribuye a Herbert José de Souza conocido como “Betinho”.

Cuenta una leyenda que un día se declaró en el bosque un gran incendio que asolaba todo a su paso.

Todos los animales huían despavoridos y, mientras corrían, vieron pasar sobre sus cabezas al colibrí, que volaba en dirección al fuego. Les extrañó, pero no quisieron detenerse.

Poco después, lo vieron volar de nuevo, pero esta vez en su misma dirección para volver, poco después, otra vez, hacia el fuego. Observaron este ir y venir del colibrí repetidas veces. Su comportamiento les parecía insólito y decidieron preguntarle:

⏤¿Qué haces colibrí?

⏤Voy al lago ⏤respondió el colibrí⏤. Cojo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio.

Los animales se echaron a reír.

⏤¿Estás loco? ⏤le dijeron⏤. ¿Crees que vas a conseguir apagar el fuego tú solo con tu pequeño pico?

⏤Bueno ⏤respondió el colibrí⏤, yo hago mi parte.

Algunas versiones del cuento lo finalizan diciendo que los animales del bosque, inspirados por el ejemplo del colibrí, decidieron unirse a la causa y formaron una cadena de cooperación uniendo sus esfuerzos, cada uno según sus capacidades, para combatir el fuego.

Otras versiones cuentan que los espíritus del bosque, conmovidos por el colibrí, enviaron una lluvia tan generosa que terminó con el incendio.

Si todos hiciéramos nuestra parte, si no miráramos hacia otro lado, pronto veríamos los cambios que necesita nuestro mundo.


miércoles, 30 de octubre de 2024

Sobre la vejez y la muerte

Un fragmento de la historia más grande jamás contada.

Fuente: “Belén. caballo de Troya 12” de Juan José Benítez.

En un proyecto secreto, dos pilotos de la USAF (Fuerza Aérea Norteamericana) viajan en el tiempo al año 30 de nuestra era a la provincia romana de Judea (actual Israel) para, aparentemente, seguir los pasos de Jesús de Nazaret y comprobar, con el máximo rigor, cómo fueron sus últimos días.

Jasón y Eliseo, responsables de la exploración, viven paso a paso las terroríficas horas de la llamada Pasión y Muerte del Galileo. Pero algo falló en el experimento y la operación Caballo de Troya fue repetida.

Fascinado por la figura y el pensamiento de Jesús de Nazaret, Jasón toma la decisión de acompañar al Maestro durante su vida pública, dejando constancia de cuanto vio y oyó. Eliseo le secunda, pero por unas razones que mantiene ocultas. Para ello deben actuar al margen de lo establecido oficialmente por Caballo de Troya y, aunque sus vidas se hallan hipotecadas por un mal irreversible, consecuencia del propio experimento, Jasón y Eliseo se arriesgan a un tercer “salto” en el tiempo, retrocediendo al mes de agosto del año 25 de nuestra era. Buscan a Jesús y lo encuentran en el monte Hermón, al norte de Galilea. Permanecen con Él durante varias semanas y asisten a un acontecimiento trascendental en la vida del Hijo del Hombre: en lo alto de la montaña sagrada, Jesús “recupera” su divinidad y es un Hombre-Dios.

En abril del año 27, el Sanedrín ordenó la caza y captura de Jesús de Nazaret. El Maestro y su grupo se vieron obligados a huir.

En septiembre de ese mismo año, se encontraban en el monte Gilboá, cerca del poblado conocido como Gelbus. Hasta allí llegaron los discípulos de Juan el Bautista, que estaba encarcelado, para debatir y ponerse de acuerdo en asuntos como qué rezar y en qué postura, cómo bautizar, elección del líder, Juan o Jesús, que conduciría los ejércitos de liberación… Jesús nunca participó en aquellas inútiles discusiones en las que jamás lograron ponerse de acuerdo.

El día 21 de septiembre, estando los discípulos enfrascados en estas reuniones, Jesús se dispuso a viajar en solitario y pidió a Jasón, el mayor de la USAF responsable de la operación “Caballo de Troya”, que le acompañara. En el camino Jesús le habló de la “Ley del contrato”.

Hacia las nueve horas del día 22 observaron una nube rojiza: una plaga de langostas conocidas como “gregrarias” que arrasaban con todo. Atravesando la nube, llegaron a la aldea de Salem, cerca de la Perea, donde fueron amablemente acogidos, mientras duró la plaga, en la casa de un matrimonio anciano, Abá Saúl y su esposa Jaiá, que, años atrás, habían cuidado a Jasón cuando sufrió una grave amnesia.

Abá Saúl era un hakam, la máxima dignidad entre los expertos de la Ley y formaba parte de un reducido grupo de iniciados —los melquisedec—, que creían en un Dios amor.

Fueron nueve días inolvidables donde se hablaron, entre otros temas, de Melquisedec o Príncipe de la Paz y de Lucifer.

Para esta entrada, he seleccionado el fragmento que trata de la vejez y la muerte.

«Tras la cena, Abá Saúl preguntó directamente al Hijo del Hombre:

—Tú hablas del Padre Azul… Nosotros, los melquisedec, hablamos del Altísimo… Entiendo que tú y yo estamos hablando del mismo Dios, bendito sea su nombre…

Jesús asintió con la cabeza.

—…Tú hablas de un Dios amoroso — continuó el anciano— y nosotros también. Pero, entre tú y nosotros, hay una enorme diferencia…

“Claro —pensé— Él es un Dios. Él es nuestro Creador…”.

Pero Abá Saúl pensaba en otro asunto…

—Tú no temes a nada… Nosotros, en cambio, tememos a la vejez, a la soledad, y, sobre todo, a la muerte.

El Galileo se apresuró a preguntar al hakam:

—¿Por qué? ¿Por qué teméis a la vejez?

Jaiá habló valientemente, como siempre.

—La vejez es oscuridad… Todo, a nuestro alrededor, se apaga.

Abá Saúl tomó las manos de su esposa y las besó dulcemente.

Jesús negó con la cabeza y proclamó:

—Debería ser al revés… al final de la vida todo se enciende, todo se comprende, todo se perdona, todo se espera… El final de la vida es luz. Una luz nueva y prometedora. Estamos más cerca del “regreso” a nuestra verdadera casa. ¡Alegraos!... Al final de la vida, el alma se ha llenado… ¡No temáis!... Es el momento de recoger.

—Pero, ¿por qué tenemos que envejecer?

El Maestro miró a Jaiá con dulzura, y le dijo:

—Es lo establecido. El la Ley. Es la sabiduría del Padre Azul… Has experimentado. Has vivido. Tu cuerpo demanda un final. No sería bueno que continuaras así, indefinidamente. Mereces algo especial y glorioso. Algo nuevo y nuevamente joven. Esa nueva forma corporal, que te fascinará, te espera tras el dulce y benéfico sueño de la muerte.

—Pero la vejez —insistió Saúl— borra la memoria…

El maestro hizo otra revelación:

—No importa que la borre… La nitzutz (la chispa divina que nos habita) vigila para que la memoria no desaparezca. Ella, la chispa, copia tus recuerdos…

Esta vez fui yo quien preguntó:

—¿La nitzutz hace copia de la memoria?

Jesús sonrió, divertido. Y asintió con la cabeza, en silencio.

¡Vaya!... Eso era nuevo para mí. Pase lo que pase, las memorias permanecen intactas. Me pareció una medida muy prudente por parte del Padre Azul. Después, ya en los mundos MAT, las memorias se incorporan al nuevo cuerpo.

—La vejez aísla… —insistió la anciana.

El rabí no le permitió continuar:

—La vejez aísla, sí, pero a tu favor… Y la vejez te aísla para que pienses, necesariamente, en la muerte.

—No quiero pensar en eso —protestó Jaiá—. No quiero…

—Pues debes hacerlo —recomendó Jesús—. Debéis hacerlo… Eso es la vejez: intuir que la muerte está muy cerca…, y que no es nada.

—Pensar en la muerte… —musitó Abá Saúl—. ¿Y que gano con eso?

—La muerte —replicó el Galileo— es el negocio de tu vida… ¿Merece la pena que te entrenes para ese negocio decisivo? ¿Merece la pena que pienses en ella, al menos una o dos veces al día?

Jaiá intervino, curiosa:

—¿Y qué se supone que debo pensar?

Jesús fue directo:

—Piensa, por ejemplo, que la muerte es un simple y benéfico sueño… Nada más. Piensa que morir significa iniciar… Emprender una vida nueva que no termina… Piensa que seguirás viva… Piensa que entrarás en el reino del AMOR, por fin… Piensa que, al “otro lado”, te espera una felicidad que no puedes imaginar… Piensa que, al morir, te reunirás, temporalmente, con tus seres queridos, ya fallecidos… Piensa que la muerte es el inicio de otra aventura, la definitiva… Piensa en la muerte como algo necesario y bello.

El rabí hizo una pausa y contempló a sus amigos. Jaiá estaba perpleja. ¿De dónde sacaba el Galileo aquella seguridad a la hora de hablar? Abá Saúl asentía en su corazón.

Pero el anciano no pudo resistir la tentación y planteó la pregunta capital:

—¿Quién eres en verdad?

El Maestro fue rápido y sincero:

—Soy un enviado, como lo fue tu admirado Melquisedec… Estoy aquí para sembrar la esperanza. El mundo no está perdido. Alguien os ama. Llegará el día en el que encontraréis de nuevo el camino de la vida y de la luz.

Y terminó con otra de sus palabras favoritas:

—¡¡Confiad!!

Todo eso está muy bien —reconoció Abá Saúl— pero sigo teniendo miedo…

Jesús preguntó:

—Cuando te dispones a dormir, ¿te acuestas tranquilo?

Saúl dijo que sí.

—¿Y no comprendes que dormir es morir cada noche?

—¿Cómo es eso?

—El Padre Azul, os lo dije, es genial… Y nos entrena cada noche para morir. Eso es el sueño.

Jaiá aplaudió al Hijo del Hombre.

Y Jesús preguntó al hakam:

—¿Cuántos años tienes?

—Ochenta y uno —replicó Saúl.

—Pues bien —simplificó el Galileo—, El Padre Azul lleva ochenta y un años entrenándote para morir… Y lo hace cada noche. Deberías estar agradecido… Más aún: tener miedo a morir es un insulto al buen Dios.

Abá Saúl bajó los ojos. El Maestro tenía razón, toda la razón.

—Y tú —terció la anciana—, ¿no temes a la soledad?

Jesús la miró con ternura. Y replicó:

—Nunca estoy solo…

Pero, al instante, rectificó.

—Nunca estamos solos…

Llevó el dedo índice izquierdo a la sien y recordó:

—Él, el Padre Azul, vive en tu mente desde que cumpliste los cinco años de edad. Él sabe de ti mucho más que tú misma. Él escucha tus lamentos antes de que los pronuncies. Él te guía en silencio sin que tú lo sepas. Él te da las respuestas que necesitas en cada instante. Él consuela sin palabras. Él está a tu lado en lo bueno y en lo malo. Él es el silencio, la música y la voz de tu amado. Él espera de ti mucho más de lo que supones. Él es el piloto infalible que te guía hacia el AMOR. Él es tu gran tesoro…

—Dime —intervino Jaiá—, ¿alguien vive sin la nitzutz (la chispa)?

El Maestro respondió con algo que no entendí bien:

—Solo algunos seres humanos, muy pocos, no necesitan la nitzutz. Su misión es otra… El resto, la mayoría, es habitado por la chispa divina…, obligatoriamente.

—¿También los desalmados? —requirió Saúl.

—Todos. Pobres, ricos, esclavos, mujeres, ancianos, ciegos o paganos. Todos reciben la bendición de los cielos. El Padre Azul no hace distinciones entre los humanos. Y los habita, uno por uno…

—Pero, aun así —lamentó Abá Saúl—, es tan difícil bajar los escalones de la vejez…

—Bájalos con inteligencia —le animó el Maestro—. Bájalos sabiendo que subes…

—¿Es que no temes a la muerte? —Insistió el hakam.

—Os lo dije: la muerte es otra genialidad del Padre Azul.

Jaiá seguía fascinada con la seguridad de aquel Hombre.

—¿Una genialidad? —preguntó—. Pero, ¿qué es realmente la muerte?

—Os lo he dicho —replicó Jesús—. La muerte es un dulce sueño…

—Sí —le interrumpió la anciana—, pero, ¿qué más?

El Galileo observó a sus amigos y rogó a Jaiá que lo acompañase.

Saúl y yo nos miramos, intrigados.

¿Qué se proponía?

La anciana obedeció y se fue tras el Hijo del Hombre.

Jesús se detuvo al final del pasillo, frente a la puerta de entrada a la vivienda e invitó a la mujer a que abriera dicha puerta.

Jaiá, desconcertada, volvió la cabeza hacia su marido e interrogó a Saúl con la mirada.

¿Qué hacía? Las langostas seguían en el exterior…

Abá Saúl no lo dudó y la animó a que obedeciera al Maestro.

Jaiá, entonces, decidida, echó mano del pasador y tiró de la madera.

Y la puerta se abrió…

Escuchamos el zumbido de las “gregarias”.

Jesús se apresuró a cerrar la hoja y declaró.

—Esto es la muerte… Abrir una puerta.

Jaiá, deslumbrada, obsequió al Galileo con la mejor de sus sonrisas.

Y Jesús preguntó a la anciana:

—¿Te ha dado miedo?... ¿Te ha dado miedo abrir la puerta?

La mujer negó con la cabeza.

Nunca olvidaré aquella conversación sobre las esteras en las que una mano misteriosa trenzó los tres círculos concéntricos: la bandera de Micael, Dios de nuestro pequeño gran universo. Micael: Jesús de Nazaret…

“La muerte solo es abrir una puerta…”».



miércoles, 23 de octubre de 2024

El profesor y los globos


Este cuento, del que desconozco su autor o autora, es una adaptación de distintas versiones que circulan por internet.

En cierta ocasión, unos alumnos le preguntaron a su profesor cómo se podía alcanzar la felicidad. El maestro pensó durante unos momentos la mejor manera de explicárselo y, poco después, les entregó un globo de color rojo a todos los alumnos de la clase y les pidió que lo inflaran y que escribieran con rotulador negro su nombre en él.

Cuando terminaron, el profesor les pidió que lanzaran sus globos al aire por la clase y que salieran fuera del aula. El profesor mezcló todos los globos. Cuando pasaron unos minutos, les pidió que regresaran a la clase y les dijo:

– Tenéis que encontrar vuestro globo en menos de medio minuto.

Con gran alboroto cada alumno intentó recuperar el globo con su nombre, pero, como todos los globos eran rojos, no resultaba fácil y, corriendo de un lado para otro, se desesperaban y resultaba cada vez más difícil que alguno encontrase su globo. Pasado el tiempo, el maestro les gritó que parasen:

–¡Parad! Vamos a comenzar de nuevo. Coged el globo que tengáis más cerca y entregádselo a su dueño.

Así lo hicieron y todos los alumnos recuperaron su globo en menos de medio minuto. Entonces, el maestro añadió:

– Ya habéis visto lo que ha ocurrido. Al buscar vuestro propio globo, habéis perdido mucho tiempo y os habéis puesto nerviosos, pero cuando os habéis ayudado unos a otros, la tarea se ha podido completar rápidamente. Estos globos son como la felicidad. Si nos centramos únicamente en buscar la nuestra, tardaremos mucho tiempo en encontrarla. Sin embargo, si ayudamos a los demás a encontrar la suya, lograremos la nuestra más fácilmente.


domingo, 20 de octubre de 2024

El último viaje

Gracias por enseñarme a sortear los obstáculos, a reparar alas rotas y a echar siempre el corazón por delante. Gracias por cuidar mi sueño. Ojalá puedas acompañarme en mi último viaje.


  “Début” (“Comienzo”). Mélanie Laurent.

Fuente: Adaptación del texto que circula por las redes sociales, al parecer de autor desconocido, titulado “El último viaje”.

Son muchos los planes y viajes que hacemos a lo largo de nuestra vida, pero casi nunca pensamos en el último viaje, el que nos lleva a otro plano, que llega cuando menos lo esperamos y, a veces, sin avisarnos, y, así, nos vamos sin un adiós, sin un te quiero, sin un abrazo, sin un perdóname.

Pocas veces pensamos que en cualquier instante podemos perder la vida y la desperdiciamos corriendo tras muchas cosas y, aunque sabemos que nada nos llevaremos, acumulamos bienes y nos apegamos a todo.

Cuántas veces salimos de casa enfadados, dando un portazo, sin pensar que, quizás, ese sea nuestro último adiós y el último recuerdo que dejaremos. Pero así de “inconscientes” vivimos.

Ver morir a tanta gente a mi alrededor, me ha hecho reflexionar sobre mi vida. No sé cuánto me quedará por vivir. El tren de regreso no avisa. No importa si estás o no estás listo… Llega y te lleva. Pero, vamos, siendo muy optimista, en el mejor de los casos, me queda, a lo sumo, un cuarto de mi vida.

Soy consciente del tiempo que he perdido, esperando el mejor momento, postergando cosas que quiero hacer y descubro que éste es el mejor momento porque es el único que existe y el único en que puedo ser y actuar.

A partir de hoy, quiero vivir cada día como si fuera el último y, antes que nada, quiero agradecer a mi buen Dios todo lo vivido, todo lo aprendido y, sobre todo, lo que he amado. Fuimos creados para amar y amar es lo único que llena mi vida.

Quiero dar las gracias a las personas, todas importantes y valiosas para mí, que han formado y forman parte de mi vida.

Quiero perdonar y pedir perdón por todos mis errores; soltar y dejar ir todas mis ataduras y saldar cuentas con la vida para estar lista, sin miedo ni culpa, para mi último viaje y, como Amado Nervo, poder decir: “¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!”.

Os dejo con el poema “En paz”, del escritor mexicano Amado Nervo (1870-1919), una de las principales figuras del modernismo hispanoamericano. Fue publicado en 1916 en el libro “Elevación”.

El poema se incluye entre las obras de madurez del autor, en las cuales se distancia de la retórica modernista y su estilo es más personal y sencillo.

Amado Nervo hace un balance de su existencia, desde una perspectiva de madurez y serenidad, en el que celebra la vida valorándola positivamente. Constituye un canto a la gratitud.

En paz

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

…Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!


miércoles, 16 de octubre de 2024

El rico, el panadero y el carnicero

Con este cuento, son trescientos los publicados en la etiqueta "Cuentos e historias para despertar" de este blog.


Adaptación de la historia que circula por Internet de la que desconozco su autor/a.

En un pequeño pueblo vivían un hombre rico, un panadero y un carnicero.

Cada domingo, el panadero y el carnicero iban de casa en casa repartiendo, gratis, panes y carne a todas las familias del pueblo.

Con el paso del tiempo se hicieron viejos. Murió el carnicero y unos meses después el panadero. Todos los vecinos del pueblo, tristes y agradecidos, fueron a su entierro. Los hijos de ambos continuaron con el oficio y siguieron repartiendo entre los vecinos pan y carne, gratis, los domingos.

Al año siguiente, el hombre rico enfermó. Ningún vecino del pueblo fue a visitarlo, pues, siendo el más rico del pueblo, nunca había hecho nada por ellos. Su estado de salud se fue deteriorando y, finalmente, murió. Salvo sus familiares más cercanos, nadie fue a su entierro.

Pasado un mes del fallecimiento del hombre rico, los vecinos dejaron de recibir el pan y la carne que recibían gratis. Extrañados, fueron a pedir explicaciones. Los hijos del panadero y del carnicero les hicieron saber que había sido el hombre rico el que había pagado, durante tantos años, el pan y la carne que repartían los domingos y que, incluso, unos pocos días antes de morir, había pagado un mes por adelantado. Ahora, como ya no había nadie que les pagara, habían dejado de hacerlo.

Al conocer la verdad, los vecinos del pueblo se fueron pesarosos y tristes para sus casas. Ahora, ya no podían hacer nada para mostrar al hombre rico ni su gratitud ni su arrepentimiento.

Porque tenemos la mente llena de prejuicios, convencionalismo y toda clase de ideas preconcebidas, se perturba nuestra visión y se distorsiona nuestro discernimiento.


miércoles, 9 de octubre de 2024

Nada es casualidad

Las cuatro leyes de la espiritualidad india

Las cuatro leyes fundamentales de la espiritualidad hindú son principios que se derivan de las antiguas enseñanzas védicas y establecen que todo en nuestra vida tiene un propósito, una razón, un porqué y que nada ocurre por casualidad.

Estas leyes nos enseñan que la vida es una escuela de aprendizaje y ofrecen una guía para entender la naturaleza de la existencia, cultivar la paz interior y promover el crecimiento espiritual y la conexión con el universo.

Primera ley:

“La persona que llega a tu vida es la persona correcta”.

Todas las personas que están y/o pasan por nuestra vida, incluso las más “tóxicas”, lo hacen para hacernos aprender y avanzar en cada situación. En este sentido, todos somos en la vida, a la vez, “maestros” y “alumnos”. Por esta razón, debemos tener una buena predisposición hacia los demás y no desestimar ningún aprendizaje.

Segunda ley:

“Lo que sucede es la única cosa que podría haber sucedido”.

Todo pasa como tiene que pasar, hasta el mínimo detalle. Nada de lo sucede en nuestra vida podría haber sido de otra manera. El “si hubiera…” no existe y es un error malgastar el tiempo creando situaciones hipotéticas. Lo que pasó fue así porque teníamos que aprender esa lección y seguir adelante.

Aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo, todas las situaciones son perfectas.

Tercera ley:

“Cualquier momento en que algo pasa es el momento correcto”.

Todo sucede en el momento justo, en el momento en que estamos preparados. Ni antes ni después. La impaciencia, la intolerancia y la impulsividad nos limitan y nos impiden ver la perfección de los acontecimientos.

Cuarta ley:

“Cuando algo termina, termina”.

La vida se compone de ciclos y hay que aceptar este proceso. Tenemos que soltar lo que ya no nos sirve y abrir nuestra mente al cambio para poder darle la bienvenida a lo nuevo. No podemos avanzar en nuestro camino mirando continuamente para atrás.

Si algo terminó, da por sentado que fue por nuestro bien y para nuestra evolución. Hay que dejar ir y, habiéndonos enriquecido con la experiencia, seguir avanzando.

En la infinitud de la vida, todo está como debe estar, según su curso y su orden. Todo tiene sentido y un propósito y, aunque no entendamos lo que nos está pasando, en algún momento tendrá una explicación. No hay errores. No hay descuidos. Todo se halla minuciosamente planificado.


miércoles, 2 de octubre de 2024

Eres responsable de tu felicidad


Adaptación de la historia que circula en Internet y que, al parecer, ocurrió en un seminario para parejas llevado a cabo en la Universidad de Fresno en California.

Durante un seminario para matrimonios, uno de los conferenciantes le preguntó a una mujer:

– ¿Su marido la hace feliz? ¿Realmente feliz?

En ese momento el marido levantó ligeramente el cuello en señal de seguridad porque sabía que su esposa diría que sí, pues ella jamás se había quejado durante su matrimonio. Sin embargo, la mujer respondió con un “no” rotundo:

– No, no me hace feliz.

El marido se quedó desconcertado, pero ella continuó:

–Mi marido nunca me hizo ni me hace feliz… ¡Yo soy feliz! El que yo sea feliz o no, no depende de él, sino de mí. Yo soy la única persona de la que depende mi felicidad. Soy yo la que determino ser feliz en cada situación y en cada momento de mi vida. Si mi felicidad dependiera de alguna persona, cosa o circunstancia, estaría en serios problemas.

Muchas personas dicen: no puedo ser feliz porque estoy enfermo, porque no tengo dinero, porque mi empleo es mediocre, porque hace mucho calor o mucho frío, porque alguien me insultó, porque alguien me dejó de amar, porque no supe valorarme, porque mi marido no es como yo esperaba, porque mis hijos…, porque mis amigos... y, así, la lista podría ser interminable.

En esta vida todo cambia constantemente y, a pesar de todo, yo tengo que decidir ser feliz.

Amo la vida que tengo, pero no porque mi vida sea más fácil que la de los demás, sino porque yo decidí ser feliz y me responsabilizo de mi felicidad.

Yo soy feliz por mí misma. A las demás cosas, personas, momentos o situaciones yo las llamo “experiencias” que pueden, o no, proporcionarme momentos de alegría o de tristeza. Así, por ejemplo, cuando alguien que amo muere, yo soy una persona feliz en un momento de inevitable tristeza.

Cuando yo quito a mi marido, o a cualquier otra persona, la responsabilidad de mi felicidad, les dejo libres del peso de cargarme en sus hombros y hago su vida mucho más ligera. Por eso, tal vez, he conseguido tener un matrimonio exitoso a lo largo de tantos años.

¡Nunca dejes en las manos de nadie una responsabilidad tan grande como la de asumir y promover tu felicidad!

Sé feliz, incluso cuando haga calor, incluso cuando estés enfermo, incluso cuando no tengas dinero, incluso cuando alguien te haya lastimado, incluso cuando no te amen o no te valoren como es debido.

Seas hombre o mujer. Tengas la edad que tengas, tú eres responsable de tu felicidad.


miércoles, 25 de septiembre de 2024

Morenita y pequeñita como una aceituna

“Morenita y pequeñita
lo mismo que una aceituna. [...]
[...] Morena de luz de luna,
desde el olivar del cielo,
que en ramón de astros encierra,
cayó una aceituna al suelo,
rodó y se paró en la sierra,
morenita y pequeñita,
una aceituna bendita”.

Jose María Gallo Moya. (Letra de la canción “Morenita y pequeñita” la más popular cantada en las romerías y fiestas relacionadas con la Virgen de la Cabeza).
Virgen de la Cabeza. Iglesia de Nuestra Señora de la Merced. Jaén.

La hermandad de la Virgen de la Cabeza de Jaén capital, cofradía filial de la de Andújar (Jaén), se fundó en 1624. Este año celebra su cuatrocientos aniversario.

La Virgen de la Cabeza, conocida como la “Morenita” por su piel oscura, es la patrona de la diócesis de Jaén. Quizás, el origen de este tipo de imágenes esté en la adopción, por parte del culto popular cristiano en sus primeros siglos, de elementos iconográficos y atributos de antiguas deidades femeninas de la fertilidad.

Su famosa romería, la más antigua de España y una de las más multitudinarias, se celebra el último domingo de abril y se desarrolla en su santuario, en el cerro del Cabezo, en pleno corazón de Sierra Morena, donde la Virgen, en 1227, se apareció a Juan Alonso Rivas, un pastor de Colomera que apacentaba allí su ganado.

Después de la aparición de la Virgen, se fundó en Andújar la primera cofradía encargada de rendirle culto. Es, por tanto, la cofradía matriz de las numerosas filiales (en la actualidad hay unas setenta) que, a lo largo de los siglos, se han organizado y difundido la devoción a La Virgen de La Cabeza. Ya, en 1617, Miguel de Cervantes inmortalizó esta romería en su obra “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”. La hermandad de Jaén capital, fundada en 1624, es una de las cofradías filiales más antiguas (ocupa el noveno puesto).

El pasado sábado 21 de septiembre, la Virgen de la Cabeza, con sede canónica en la parroquia de Nuestra Señora de la Merced de Jaén capital, salió en una procesión extraordinaria para conmemorar el cuatrocientos aniversario de la fundación de la cofradía filial y fue llevada a la catedral donde se celebró, en su honor, una misa de acción de gracias. En el camino hacia la catedral estuvo acompañada por el Coro de Campanilleros “Hermanos de la Aurora”, de la localidad de Priego de Córdoba. Tras la misa, procesionó por las calles de Jaén acompañada por los sones de la banda de música “Pedro Morales” de Lopera. En todos los actos participaron la cofradía matriz de Andújar y otras cofradías filiales.

Y allá que me fui a encontrarme con María Santísima de la Cabeza, la Reina de Sierra Morena... Y disfruté, por unos momentos, del brutal, pero maravilloso choque que se produjo en mi mente entre un mundo abocado al dominio de la IA y la ancestral imagen de una Virgen morena que, vestida con saya blanca y manto color turquesa con bordados en oro y adornada con un juego de coronas y rostrillo, procesionaba a costal, acompañada por un coro de campanilleros que entonaban antiguos cánticos populares, por las recoletas y empedradas calles del barrio de La Merced. El perfume de los nardos que enmarcaban el paso, mezclado con el olor a incienso, embriagaba los sentidos y, por si todo esto no fuera bastante, un joven, para aliviar la sed de los costaleros, portaba un botijo de barro con agua y una jarrilla de lata por si alguno, tal vez, no era capaz de beber “a chorro”. Muy higiénico no me pareció el procedimiento, pero, para entonces, yo había retrocedido muchos años en el tiempo... Toda una experiencia.

Os dejo un breve vídeo en el que podéis ver la procesión, escuchar los cánticos de los auroros y, cómo no, ver al joven “aguador”.

 


miércoles, 18 de septiembre de 2024

La roca


Fuente: Este cuento, al parecer de autor desconocido, está incluido en el libro “El mensaje de Dios” de Enrique Villarreal Aguilar.

Un hombre dormía en su cabaña cuando, de repente, una luz iluminó la habitación y apareció Dios.

El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le señaló una enorme roca que se encontraba frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la roca con todas sus fuerzas.

El hombre hizo lo que el Señor le pidió. Día tras día, durante muchos años y desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría roca con todas sus fuerzas, pero ésta no se movía.

Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano. Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego haciendo surgir en su mente estos pensamientos: “Has estado empujando esa roca por mucho tiempo y no se ha movido”.

Al hombre le dio la impresión de que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos pensamientos aumentaron su sentimiento de frustración y desilusión.

Satanás le dijo:

—¿Para qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Haz solo un mínimo esfuerzo y será suficiente.

El hombre se decidió a ponerlo en práctica, pero, antes, decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos:

— Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero, aun así, no he podido mover la roca ni un solo milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado?

El Señor le respondió con compasión:

—Mi querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar la roca con todas tus fuerzas y así lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujarla. Ahora vienes a mí, abatido, a decirme que has fracasado, pero ¿has fracasado realmente? Mírate ahora. Tus brazos son fuertes y musculosos, tu espalda es fuerte y está bronceada, tus manos tienen callosidades por la constante presión, tus piernas se han vuelto firmes. A pesar de la adversidad, has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que antes. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mí. Eso, tú lo has conseguido. Ahora, querido amigo, yo moveré la roca.

En muchas ocasiones, nos enfrentamos a situaciones difíciles y problemas en la vida que parecen carecer de lógica. En esos momentos nos llenamos de dudas, nos desanimamos y creemos que nuestros esfuerzos son en vano. Sin embargo, debemos confiar en que Dios tiene un plan para nosotros. Entreguémosle nuestros pensamientos y preocupaciones. Al perseverar y mantenernos firmes en nuestra fe, experimentaremos fortaleza y crecimiento espiritual. Hagamos lo que debemos. No se nos pide más. El Padre hará lo restante.


miércoles, 11 de septiembre de 2024

El camaleón


Fuente: “Cincuenta cuentos para meditar y regalar” de Ramiro A. Calle.

Dos hombres comenzaron a discutir acaloradamente y estuvieron a punto de llegar a las manos, todo porque cada uno de ellos insistía en haber visto de un color diferente a un camaleón que yacía en una palmera.

—Te digo que es marrón —aseveró uno de los hombres.

—Pues yo te digo que es verde —replicó el otro.

Y así, comenzaron a soliviantarse.

—Es marrón, ¿o es que no tienes ojos para verlo?

—Tú sí que pareces estar ciego. Es verde.

Acertó a pasar por allí un lugareño y uno de los discutidores le preguntó:

—¿Acaso no es marrón este camaleón?

—Es marrón —repuso el lugareño.

—Pero ¿no es verde? —protestó el otro hombre.

—Es verde —acordó el aldeano.

Los dos hombres que estaban a punto de golpearse, creyendo que el lugareño se burlaba de ellos, se dirigieron a él hoscamente y le preguntaron:

—¿Nos tomas el pelo?

—En absoluto, amigos míos. Cada uno de vosotros ha visto un aspecto del camaleón y por tanto ambos tenéis relativa razón. Yo he visto todos los aspectos del animalillo, porque vivo al lado de la palmera en la que habita y he podido observarle durante semanas y meses.

Una cosa es la Realidad y otra la “realidad” de cada uno; una la Verdad y otra es aspecto de la “verdad” que cada persona capta.

No es fácil mirar más allá del ego y del apego a las propias ideas y a los estrechos puntos de vista. Al aferrarnos a nuestras ideas o a nuestra visión particular, estrechamos el campo de conciencia y detenemos el proceso de aprendizaje. Hay que abrirse mental y emocionalmente.

Sabiduría es evitar aferrarse a las ideas y ampliar al máximo la visión, sabiendo observar, sin prejuicios, desde todos los ángulos posibles.


miércoles, 4 de septiembre de 2024

La educación empieza en casa

A todos los maestros y maestras que acaban de iniciar el curso escolar. Buena suerte y buen camino.


Vídeo “La educación empieza en casa” de Daniel Dueñas.

* Por motivos prácticos, para no cansar, utilizo en esta entrada el masculino genérico para aludir a ambos géneros. Espero que nadie se sienta discriminado o discriminada.

Muchas veces los padres se quejan de que sus hijos, sobre todo si tienen mal comportamiento, no están siendo bien educados en la escuela. La educación de un niño empieza en casa. Son los padres los que tienen la responsabilidad de ser los primeros maestros de sus hijos.

En casa se aprende a saludar, a dar las gracias, a ser limpios, puntuales, correctos, personas de bien, a hablar sin decir groserías, a comer con la boca cerrada, a no mentir, a respetar la propiedad privada, a ser organizados… Es en la casa donde se forman los valores más importantes: el respeto, la empatía, la responsabilidad, la solidaridad, la amabilidad, la honestidad…

Estos valores no se enseñan con discursos. Se enseñan con el ejemplo diario. Los niños observan cómo tratamos a los demás, cómo resolvemos nuestros conflictos y cómo manejamos nuestras emociones. Desde el primer momento, observan y aprenden de todo lo que sucede a su alrededor: de las palabras que escuchan, de los gestos que ven y, sobre todo, de las acciones de las personas que los rodean.

Luego, llega el momento de complementar esta educación en la escuela que, después de su casa, se puede considerar el segundo hogar de un niño.

En la escuela se aprenden matemáticas, lenguaje, ciencias naturales y sociales, inglés, a convivir con otros niños, a trabajar en equipo, a respetar las diferencias… y se refuerza lo que ya se ha aprendido en casa expandiéndolo con nuevas ideas y experiencias y ampliando horizontes.

Es fundamental que haya una continuidad entre lo que se enseña en casa y lo que se aprende en la escuela. Si en casa se contradice lo que se aprende en la escuela, el niño va a sentirse confundido.

La educación es un esfuerzo compartido entre padres y maestros. No podemos dejar todo el trabajo a la escuela. Los padres tienen que estar presentes en la vida escolar de sus hijos, apoyándolos en los estudios, interesándose por su día a día en la escuela y manteniendo una comunicación abierta con los maestros. Eso no solo les ayuda a sentirse respaldados, sino que también les demuestra que su educación es importante.

A lo largo de mi experiencia como maestra en la escuela pública, me he encontrado con que, en muchas ocasiones, poco o nada tenía que ver lo que los niños aprendían en casa con los valores que la escuela debe transmitir (Recomiendo leer la entrada “El Palomar” de este blog). Cuando esto ocurre, muchos maestros intentan “sobrevivir” como pueden, aunque eso suponga implicarse lo “justito” en la educación de esos niños.

Hace muchos años, alguien, no logro recordar quién, pero siempre le estaré agradecida, me aconsejó tener siempre en cuenta todas las variables de las circunstancias socio-económicas, culturales y familiares que podían incidir en la educación de un niño y, en la medida de lo posible, intentar controlarlas. En el caso de que no hubiera posibilidad de hacerlo, nunca debía conformarme y “echarles la culpa” del bajo rendimiento o del fracaso escolar de un niño. Había que “arremangarse”, poner en movimiento todos los recursos disponibles, cualquier niño lo merece, y seguir adelante enseñando valores con el ejemplo.

Hay que sembrar… Siempre. La tierra es buena más veces de lo que creemos.


miércoles, 28 de agosto de 2024

Conciencia

José Saramago

Hace veinticuatro años, el 23 de febrero de 1999, José Saramago (1922-2010), Julio Anguita (1941- 2020) y Manuel Cañada (1962) presentaron sus alternativas al neoliberalismo en un acto que organizó Izquierda Unida de Extremadura en Cáceres.

Después de todos estos años, creo que siguen siendo interesantes las reflexiones que hizo el portugués, nobel de literatura, José Saramago.

Para Saramago, la alternativa al neoliberalismo se llama conciencia. Evidentemente, la conciencia no es un sistema económico, ni una organización de mercado, ni un régimen político nuevo…

Según Saramago, este planeta es un mundo para disfrute de los ricos y unos 1000/1500 millones de seres humanos “serían para desechar”. Tal es así, que hay unos cuantos conflictos en el mundo donde nadie piensa intervenir: “¡Qué más da que se maten miles de personas! Mientras se maten unos a los otros, no tendré que matarlos yo a ellos…”.

Para oponernos a esto, no tenemos poder, no estamos en el gobierno, no tenemos multinacionales, no dominamos las finanzas especulativas mundiales… No tenemos nada de eso.

¿Qué es lo que tenemos entonces? Nada más que la conciencia. La conciencia de todos los hechos, la conciencia de nuestro propio derecho. La conciencia de que somos seres humanos, sencillamente seres humanos, y de que no queremos ser más que eso. La conciencia de que lo que está en el mundo nos pertenece, no en el sentido de la propiedad, nos pertenece como responsabilidad, nos pertenece como derecho a saber, como derecho a intervenir, como derecho a cambiar. Eso se llama conciencia.

La conciencia no se gana en un día para quedarse hasta el final de los tiempos. La conciencia se gana, se pierde y se renueva todos los días.

Os dejo el vídeo de su intervención por si fuera de vuestro interés.



domingo, 25 de agosto de 2024

Himno al amor

“Dios reúne a los que se aman”.
Édith Piaf. “Himno al amor”.


  “Hymne à l'amour” (“Himno al amor”. Édith Piaf y Marguerite Monnot). Gautier Capuçon.

El dolor por la muerte de un ser querido nunca se va. No debe irse. El dolor representa a esa persona y debe colocarse en el corazón para que, así, se vaya transformando en amor y se quede, dentro, para siempre.

Es el sufrimiento el que no representa ni a la persona que ha muerto ni lo que significa para nosotros. Por eso, es el que se debe eliminar. Poco a poco…

El sufrimiento se construye en la mente e impide seguir teniendo una vida luminosa y la persona que ha muerto desea que vivamos nuestro tiempo, que sigamos caminando, aunque, de vez en cuando, la tristeza se asome en nuestra mirada porque nunca nadie llenará el vacío que deja.

Mi fuerza está en que creo que mis seres queridos no han dejado de existir y los siento en cada rayo de sol, en cada caricia del viento, en cada latido de mi corazón. Pienso que cada día que pasa es un día menos para encontrarnos otra vez. Dios reúne a los que se aman.

RECUÉRDAME. David Harkins.

Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado.

Tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver o puede estar lleno del amor que compartisteis.

Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda o puedes hacer lo que a él/ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.

“Recuérdame” es un poema que se hizo famoso el año 2002 cuando la reina Isabel II del Reino Unido lo recitó en el funeral de la Reina Madre. Se trataba de un poema que llevaba años circulando por internet. Muchos diarios británicos investigaron su procedencia y meses después, David Harkins, un poeta amateur, reivindicó su autoría. Era un poema de amor que había escrito en los años 80 y hasta entonces, desconocía su fama y que las personas lo usaban como consuelo cuando habían perdido a seres queridos.


martes, 20 de agosto de 2024

El abrazo de perdón y consuelo

Historia para despertar

La siguiente historia, que me conmueve profundamente, ocurrió el cuatro de noviembre de 2021. En su día, al conocerla, quedé conmocionada por la tragedia y reacción de una madre ante la pérdida de su hija. Es esta una historia que muestra lo mejor del ser humano.

Tuvo lugar frente a la entrada del colegio “Montealto” en el barrio de Mirasierra de Madrid. Era jueves y los alumnos salían del colegio a las cinco y media de la tarde.

Una madre que acababa de recoger a sus dos hijos del colegio, se disponía a salir del lugar donde había aparcado el coche. Se equivocó al meter la marcha y, nerviosa, en lugar de frenar, aceleró, se subió a la acera y atropelló a tres niñas de cinco, diez y doce años de edad. Las dos niñas mayores, que estaban saliendo del colegio, gravemente heridas, tuvieron que ser hospitalizadas y la pequeña, María, que esperaba en la acera a que la recogieran, murió.

María, la madre de la pequeña, salió del colegio, donde trabaja como administrativa en secretaría, y tuvo tiempo de abrazar a su hija y decirle que la quería.

Un padre que presenció los hechos fue el primero en intentar practicarle los primeros auxilios. No tardaron en llegar los equipos de emergencia que, tras cuarenta minutos tratando de reanimarla, no pudieron salvarle la vida.

La madre que atropelló a las niñas, también de nombre María, que dio negativo en los controles de alcoholemia y droga y permanecía en el lugar rota por el dolor y llena de angustia por las consecuencias del atropello, vio como la madre de la alumna fallecida se acercó a ella para darle un abrazo de consuelo y perdón. Y así permanecieron, un buen rato, fundidas en un abrazo que la liberó de la culpa.

Cinco días después, los desolados padres de la niña fallecida, Álex y María, desbordados por los miles de mensajes que estaban recibiendo, escribieron una carta en la que decían sobrellevar la pérdida de su hija gracias a su fe. Dieron las gracias por todos los mensajes y muestras de cariño que estaban recibiendo, aunque se sentían incapaces de leerlos porque estarían todo el día llorando y no se lo podían permitir ya que tenían que cuidar de sus otros cinco hijos. Igualmente, agradecían todas las oraciones y pidieron que rezaran por las familias de las otras dos niñas atropelladas y por la madre que las atropelló para que fuera consciente de que no tenía culpa alguna, sino que todo ocurrió, aunque nos parezca incomprensible, por la voluntad de Dios.

La carta continúa con los agradecimientos a los medios de emergencia que los atendieron y, por las muestras de apoyo y sus oraciones, a los colegios “Montealto y “El Prado”, a la iglesia, a sus amigos y a su familia.

Finalmente, expresan la certeza de que Mariquilla, así llamaban cariñosamente a la niña, que era una “disfrutona de la vida”, estaba gozando más que nunca y que a ellos les quedaba el consuelo de pensar que lo habían dado todo para que su hija estuviera muy bien cuidada y “achuchada” y dan gracias a Dios por los cinco maravillosos años que les había regalado con ella.

… Y como en el cuento “El diamante”, que podéis leer en este blog, incapaz de dormir, pasé la noche dando vueltas en la cama. Al día siguiente, al amanecer, mirando al cielo susurré:

—Dame la riqueza que les permite a estos padres afrontar de esta manera momentos tan terribles.


martes, 13 de agosto de 2024

Los momentos de duda


Fuente: “La voz interior” de Eileen Caddy.

«Cuando un niño pequeño que está aprendiendo a andar se cae, eso no le desanima, sino que se levanta y lo intenta de nuevo una y otra vez hasta haber dominado el arte de andar. Así también con la vida espiritual. No consientas jamás que lo que parecen derrotas te desanimen a continuar avanzando por el camino espiritual. Si te caes, sencillamente levántate e inténtalo de nuevo.

No te contentes con quedarte ahí autocompadeciéndote diciendo que no puedes seguir y que la vida es demasiado difícil.

Tu actitud ha de ser siempre la de absoluta certidumbre interna de que una vez que has echado a andar por el camino espiritual, llegarás a la meta final, sin importar los obstáculos que puedas encontrar entre tanto.

Notarás que el tiempo empleado en soledad y silencio te recarga espiritualmente y te ayuda a enfrentarte a lo que venga sin acobardarte o titubear».


martes, 6 de agosto de 2024

Discriminación por perspectiva vital


La prueba de Ruskin

El doctor Ruskin, médico geriatra y docente, pidió en una ocasión a los profesionales sanitarios que asistían a un curso sobre “Aspectos psicosociales de la vejez”, que describieran cuál sería su estado de ánimo si tuvieran que tratar a casos como el descrito a continuación:

“Una paciente que aparenta su edad cronológica. No se comunica verbalmente ni comprende la palabra hablada. Balbucea de modo incoherente durante horas, parece desorientada en cuanto a su persona, al espacio y al tiempo, aunque da la impresión de que reconoce su propio nombre. No se interesa ni coopera en su propio aseo. Hay que darle de comer comidas blandas, pues no tiene dentadura. Presenta incontinencia de orina y heces, por lo que hay que cambiarla y bañarla a menudo. Babea continuamente y su ropa está siempre manchada. No es capaz de andar. Su patrón de sueño es errático, se despierta frecuentemente por la noche y con sus gritos despierta a los demás. Aunque la mayor parte del tiempo parece tranquila y amable, varias veces al día y sin causa aparente, se pone muy agitada y estalla en crisis de llanto inmotivado. Así son sus días y sus noches”.

Tras este informe clínico, el doctor Ruskin preguntó a los profesionales asistes al curso qué debía hacerse ante tal situación.

Después de discutir el caso, la respuesta que ofrecieron fue, en general, negativa: “cuidar de estos casos es devastador, un modo de dilapidar el tiempo, pues no hay nada que hacer por ellos. Casos como éste deberían estar en residencias de mayores”.

La Prueba de Ruskin termina haciendo circular entre los participantes la fotografía de la paciente referida: una preciosa criatura de seis meses de edad.

Una vez que se sosiegan las protestas del auditorio por haber sido víctimas de un engaño, es el momento de considerar si el compromiso de no discriminar puede ceder ante las diferencias de peso, de edad, de perspectiva vital, de sentimientos que inspira el aspecto físico de los pacientes, o si, por el contrario, ha de sobreponerse a esos datos circunstanciales.

Muchos sanitarios han de convencerse de que la paciente anciana es, como ser humano, tan digna y amable como la niña y que los enfermos que están consumiendo los últimos días de su existencia, incapacitados por la demencia o el dolor, merecen el mismo cuidado y atención que los que están iniciando sus vidas y tienen la incapacidad de la primera infancia.

A todos, sanitarios o no, nos conviene someternos a la prueba de Ruskin. Es una piedra de toque para medir la firmeza de nuestro compromiso de no discriminar.


martes, 30 de julio de 2024

Nos hemos hecho mayores

Hoy festejo tu cumpleaños en silencio. Mil veces me he preguntado por qué tuviste que irte. Sé que, de momento, no habrá respuesta.

Jesús Quintero (1940-2022) ha sido uno de los periodistas, directores y presentadores de programas de radio y televisión más reconocidos y galardonados de España (“El loco de la colina”, “El perro verde”, “Trece noches”, “Cuerda de presos”, “El vagamundo”, “Ratones coloraos”, “El loco soy yo”…).

Con su estilo personal y sus peculiares silencios, revolucionó el género de las entrevistas consiguiendo que sus invitados se sinceraran haciendo confesiones difíciles de conseguir.

En sus programas nos dejó, además, acertadas y ácidas reflexiones. Algunas de ellas las he incluido en entradas de este blog:

“No me fío de la tolerancia”

“Vivir cada día como si fuera el último”

“Si Cristo volviera”

“Los analfabetos de hoy”

“Reivindicar la alegría”

“Con el tiempo”

“Hay un tiempo para todo”

Para esta entrada he seleccionado la siguiente reflexión sobre el paso del tiempo, extraída del programa “El loco soy yo”:


Transcripción

«Nos hemos hecho mayores sin darnos cuenta. Como si nos hubiéramos acostado una noche y a la mañana siguiente, al abrir los ojos, hubieran pasado diez o quince años.

Nos hemos hecho mayores corriendo delante de los grises; corriendo para no llegar tarde a una cita, a un concierto de rock, para no perder el autobús, para que no nos revolcara la última hora.

Nos hemos hecho mayores pintando las paredes, soñando paraísos, construyendo esos castillos en el aire que llaman utopías.

Nos hemos hecho mayores de golpe y porrazo. A golpes y a porrazos. Equivocándonos, descubriéndolo todo bajo una capa negra de oscurantismo y prohibiciones. Desinfectando la palabra amor, descubriendo el amor, descubriendo el sabor de la libertad y el sabor de la vida.

Nos hemos hecho mayores jugando a ser diferentes, jugando a ser hippies, a ser beatniks, a ser revolucionarios, hablando de cambiar el mundo, recorriendo los caminos con una mochila en la espalda, liando algún canutillo, bebiendo como cosacos, apurando hasta la última copa la madrugada.

Nos hemos hecho mayores, pues, viéndole el culo a Marlon Brando y a María Schneider y “El Último Tango” y hablando de política y creyéndonos promesas que, al parecer, solo eran promesas; ilusionándonos con sueños que, al parecer, solo eran sueños; fingiendo realidades que ahora se estrellan contra la dura realidad.

Nos hemos hecho mayores y, ahora, pues se nos exige que nos comportemos como mayores; que renunciemos a los viejos sueños; que enterremos las utopías; que pactemos con el diablo si es preciso; que aceptemos las cosas como son y han sido siempre. Y que no queremos cambiar…

Sin darnos cuenta, nos hemos pasado al enemigo.

Ahora los jóvenes, los dueños de la vida y de las calles son los otros, los indignados.

Nos hemos hecho mayores y yo, al menos, me pregunto si merecía la pena correr tanto para llegar a esto.

A ver si me comprende».


miércoles, 24 de julio de 2024

Sobre la comunicación asertiva

La asertividad es la habilidad que permite a las personas expresar de manera directa y adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus pensamientos, sentimientos, opiniones... y defender sus intereses. Una persona asertiva es capaz de dialogar en la diferencia y tener la intención de llegar a acuerdos.

En la página de Facebook de Muxote Potolo Bat, el 14 de diciembre de 2021, Miryam Artola publicó uno de sus “dibumensajes” sobre la asertividad. Se trata de un pequeño gran mensaje,optimista y alegre, que acaricia el alma y nos muestra que otro mundo es posible.

El texto, que es un acróstico, dice lo siguiente:

«Aprendiendo cada día, cada rato a ser más asertiva. Y hay ratos que tengo que repetir asignatura.

Con Amabilidad y respeto. Amable y respetuosa conmigo, con mis ideas, con lo que defiendo. Amable y respetuosa con quien me escucha y recibe mis palabras.

Sincera. Mostrando lo que siento, lo que quiero decir. Desde mi lugar. Diciendo y pidiendo. Con Confianza. En mí. En ese espacio de conversación que se abre.

Específica. Sin irme por las ramas. Siendo clara. Concisa. Sin florituras ni rodeos.

Recíproca. Dando espacio a la otra persona. Equilibrando tiempos de decir y también de escuchar. Desde el respeto.

Cuidando el Tono. El lenguaje no verbal. La postura y el gesto.

Poniendo Interés en lo que digo y cómo lo digo. Prestando atención e interés a lo que me dicen y cómo me lo dicen.

Dando Valor a mi palabra, mi sentimiento, mi lugar, mi mensaje.

Anclada en el yo. Hablando desde mí, sin valorar ni juzgar lo que la otra persona dice. Hablar desde mí, lo que quiero decir».


miércoles, 17 de julio de 2024

La tórtola y la lechuza

Vayas donde vayas, sigues siendo tú.


Fuente: “Cuentos para quererte mejor” de Álex Rovira y Francesc Miralles.

«Cuenta una vieja fábula que una lechuza y una tórtola eran vecinas en el bosque. La primera estaba siempre disgustada porque nadie apreciaba su canto, así que, un día, le contó a su amiga que había decidido marcharse bien lejos.

—Pero… ¿adónde te irás? —preguntó la tórtola preocupada.

El mundo era muy grande y peligroso. Su amiga no entendía por qué quería irse si en su bosque vivían en paz y tenían comida y un hogar confortable.

—Voy a trasladarme al norte —contestó la lechuza segura.

—¿Qué hay en el norte que no tengamos aquí? —quiso saber la tórtola.

—Me han dicho que allí la gente es muy culta e inteligente —replicó la lechuza—. Aquí nadie aprecia mi graznido. Yo me esfuerzo, tú lo sabes, y solo recibo burlas. Allí seguro que todo me irá mejor.

La tórtola se quedó pensativa durante un buen rato antes de afirmar:

—Yo creo que dará igual si te vas al norte o al sur.

La lechuza abrió mucho sus ojos grandes, redondos como naranjas. Estaba sorprendida. No entendía a qué se refería.

—¿Tú eres capaz de cambiar tu voz? —le preguntó la tórtola.

La lechuza negó con la cabeza. ¡Su amiga a veces hacía preguntas muy tontas!

—Entonces da igual dónde vayas. Si tu voz es la misma, si tú eres la misma, las cosas serán parecidas allá donde vayas. A la gente del norte tampoco le gustarás—. Y tras una pausa para reflexionar, añadió: —Si te gustas a ti misma, en todas partes estarás bien, sin importar lo que piensen los otros. Y si no te gustas, entonces tienes un trabajo contigo misma.

A veces nos quejamos de los demás, desearíamos que fueran distintos, poder cambiarlos. Pero eso es tarea casi imposible.

Solo hay una persona en el mundo a la que puedes cambiar, si así lo deseas: tú mismo.

Un viejo proverbio indio dice: “es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar el mundo entero”.

La lechuza no puede cambiar su voz, pero cada persona tiene una asombrosa capacidad de transformación. Para eso no hay que ir al norte ni al sur. Dentro de ti mismo es donde anida el gran cambio. Decide lo que quieres ser y haz lo necesario para hacerlo posible, porque, aunque nada cambie, si tú cambias, todo cambia».