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martes, 29 de octubre de 2019

“Don Juan Tenorio” para niños/as

La indignación que, por estas fechas, siento ante la fuerza con la que se ha introducido en España Halloween, tal vez sea síntoma de que me estoy haciendo vieja… Hace algún tiempo oí decir al periodista Iñaki Gabilondo que “Quien se escandaliza ante lo nuevo, demuestra que se está haciendo viejo, pero quien defiende cualquier cosa que sea nueva demuestra su estupidez”.

Con esta entrada quiero reivindicar, como siempre, a mi manera, la celebración del Día de Todos los Santos, desde nuestra propia cultura, siguiendo nuestras tradiciones y costumbres.

En ella incluyo parte de una actividad que he diseñado para realizarla en el aula con varios grupos de alumnos/as de mi colegio. A lo mejor, alguien la encuentra en la red y le sirve de inspiración y base para trabajar en la escuela “Don Juan Tenorio”. Son muchas las posibilidades dependiendo de la edad de los alumnos/as: un cuentacuentos, una tertulia dialógica, un debate sobre igualdad...

Solo espero que don José Zorrilla me perdone…

“DON JUAN TENORIO” PARA NIÑOS/AS

«La historia que os voy a contar, como si de un cuento se tratara, se titula “Don Juan Tenorio”. Pertenece a una obra de teatro que, en verso, escribió José Zorrilla el año 1844. Tradicionalmente, se suele representar el día 1 de noviembre, Día de Todos los Santos. El final de la obra sucede en un cementerio y aparecen algunos fantasmas, pero no dan miedo y la historia tiene un final feliz.

Antes de contaros nada, quiero que veáis este vídeo. Su música es muy bonita. Solo quiero que os metáis un poco en la época en la que ocurrió esta historia, pues han pasado ya muchos años y han cambiado las costumbres. Observad a los actores y actrices que aparecen en el escenario del teatro: cómo son, cómo van vestidos, cómo se mueven, sus gestos…

“Don Juan Tenorio”. Grupo de teatro “Dionisos” de Andújar (Jaén)
Música: Suit para la película “Agnes de Dios” de Georges Delerue.

Ahora, creo, que ya estáis preparados.

Don Juan Tenorio era un joven y apuesto caballero al que le gustaban mucho las juergas y las peleas. Era un mujeriego. Enamoraba a las mujeres con bellas palabras de amor y luego las abandonaba, pues, en realidad, solo quería divertirse y hacer una larga lista con el nombre de todas a las que había engañado.

En la actualidad el nombre de don Juan ha pasado de la literatura al diccionario y un “donjuán” es una persona galante, atractiva, que domina el arte de la palabra para seducir a las mujeres.

Un día, don Juan hizo una apuesta con su amigo don Luis Mejía para ver quién de los dos, en un año, mataba a más hombres en duelos y engañaba a más mujeres.

PRIMERA PARTE

Nuestra historia empieza en Sevilla hace ya mucho tiempo, casi quinientos años. Era Carnaval y por eso todo el mundo andaba disfrazado de fiesta en fiesta.

Había pasado ya un año de la apuesta que habían hecho don Juan Tenorio y don Luis Mejía y se encontraron en una taberna para ver quién la había ganado.

A la taberna también fueron con un antifaz, para que nadie los conociera, don Diego Tenorio, el padre de don Juan, y don Gonzalo de Ulloa, el padre de doña Inés, la prometida de don Juan, con quien iba a casarse. Doña Inés vivía en un convento de monjas, pues allí la había llevado su padre hasta el día de su boda. Era una costumbre de la época.

Don Diego y don Gonzalo habían ido a la taberna para espiar a don Juan y comprobar si eran verdad todas las salvajadas que se contaban de él.

En la taberna, don Juan y don Luis, muy fanfarrones, leen la lista de los hombres que han matado y de las mujeres que han engañado. La apuesta la gana don Juan, pero a don Luis no le importa demasiado porque pronto sentará cabeza y se casará con doña Ana de Pantoja, su novia.

El pendenciero de don Juan, sin pensarlo dos veces, decide apostarse su propia vida a que también conseguiría enamorar y engañar a doña Ana, la novia de don Luis, antes de que se casaran.

Cuando don Diego y don Gonzalo, que estaban escuchando en secreto, oyen tal barbaridad, le dicen que es un hombre miserable y ruin. Don Gonzalo, además, no consentirá que se case con doña Inés, su hija. Entonces don Juan, enfadado, le dice que la secuestraría.

Don Juan, cumpliendo sus amenazas, va al convento. Doña Inés, al ver a su prometido, se desmaya y, así, inconsciente, consigue secuestrarla y llevársela a su casa. Esa misma noche, disfrazado, se hace pasar por don Luis y consigue conquistar y engañar a doña Ana.

Cuando regresa a su casa, doña Inés ya ha despertado y allí los dos se declaran su amor, pero, en ese momento, llega don Luis para matar a Don Juan. También llega don Gonzalo buscando a su hija. Se baten en un duelo y don Juan mata a los dos y huye a Italia para no ser apresado por la justicia.

SEGUNDA PARTE

Cuando pasan cinco años, don Juan Tenorio regresa a Sevilla. Al llegar a su casa comprueba que don Diego, su padre, había construido en el jardín un cementerio para enterrar a todas las personas que su hijo había matado.

Allí descubre la tumba de doña Inés que había muerto de pena por todo lo que había ocurrido. Don Juan llora y lamenta la muerte de su amada. Es entonces cuando se le aparece el fantasma de doña Inés y le dice que, si desea estar con ella toda la eternidad, debe arrepentirse de todos sus pecados.

Don Juan piensa que la aparición no ha ocurrido en realidad y ha sido una alucinación. En el cementerio se encuentra a dos antiguos amigos, el capitán Centellas y don Rafael de Avellaneda, y organiza una cena en su casa para que le cuenten todo lo que ha ocurrido en Sevilla mientras él estaba en Italia. Para demostrar que no cree en fantasmas, también invita a cenar al espíritu de don Gonzalo.

Por la noche, estando cenando con sus amigos, llaman a la puerta y es el fantasma de Don Gonzalo que acude a la cita, hace que se desmayen los invitados y comunica a don Juan que va a morir y es su última oportunidad para arrepentirse.

Don Juan piensa que sus amigos habían tramado la aparición para burlarse de él, pero, al despertarse, son sus amigos los que se enfadan porque creen que ha sido don Juan el que se ha burlado de ellos y les ha dado algo para que se durmieran. Se pelean y matan a don Juan.

Ya muerto, a don Juan se le vuelve a aparecer don Gonzalo para llevárselo al infierno. Pero, en ese momento, doña Inés le coge de la mano y, una vez arrepentido de todo lo malo que había hecho, sus pecados le son perdonados y así los dos pueden estar juntos para siempre.

Ahora me gustaría que vierais en el siguiente vídeo, un resumen con algunas escenas de la representación de “Don Juan Tenorio” por el grupo de teatro "Dionisos" de Andújar (Jaén). Don Juan es interpretado por Raúl Muñoz Camacho.

Si os ha gustado, tal vez, cuando seáis mayores, algún día os animéis y vayáis al teatro a ver la obra completa, o la busquéis en YouTube, pues existen muchas versiones completas. Quizás, incluso, os animéis y leáis la obra de teatro. “Don Juan Tenorio” es un clásico literario, un modelo en su género, una obra de teatro valiosa que perdura a través del tiempo».

Nuestras costumbres y tradiciones nos unen, nos permiten conectar con nuestras raíces y con la energía que fluye por ellas. Son las que nos permiten mirar al infinito con los pies en la tierra… Por siempre, “Todos los Santos”.


viernes, 25 de octubre de 2019

La noche del sembar luminoso


Fuente: “La vida nocturna de los árboles” de Bhajju Shyam, Durga Bai y Ram Singh Urveti.

Un lluvioso día de julio, un pastor estaba buscando a una vaca que se había perdido en las inmediaciones del bosque. Al ver que atardecía y no había rastro del animal por ningún lado, el pastor se empezó a preocupar. El ternero que lo acompañaba mugía llamando a su madre.

Juntos se internaron en el bosque en busca de la vaca, pero no tardaron en perderse entre los árboles. Enseguida cayó la noche. Las nubes negras que cubrían el cielo confundieron al pastor, quien no pudo hacer otra cosa que llorar en compañía del ternero.

Una libélula que los observaba sintió lástima por las dos criaturas y les dijo: “Seguidme, creo que os puedo ayudar a encontrar lo que buscáis”.

Y guiados por aquella luz solitaria, el pastor y el ternero cruzaron el oscuro bosque.

De repente, el pastor vio algo extraño ante él. Era el sembar, un árbol que brillaba como una joya en la oscuridad, En cada una de sus hojas había una libélula posada. Y debajo del árbol, envuelta en aquel resplandor, estaba la vaca perdida.

Desde entonces, sabemos que los espíritus buenos habitan en el sembar y, desde entonces, el pastor y la libélula son amigos. Por eso, si algún día te perdieses en el bosque, busca el camino que lleva al sembar protector, el que brilla como el oro en la noche.


domingo, 20 de octubre de 2019

Mariposas (IV)

“Aunque hayas abandonado este mundo, mi amor, inquebrantable, no parará de crecer…”

 “River flows in you”. Martin Ermen.


Fuente: “El algoritmo de la felicidad” de Mo Gawdat.

«Me encantan las mariposas. Me da igual el tipo, el color o el tamaño. Simplemente las adoro. No tengo por qué poseerlas y ni siquiera es necesario que las vea. Me hace feliz que existan. Me gustan tanto que querría abrazarlas. Pero no lo hago. Aparto esa abrumadora sensación de amor cada vez que nuestros caminos se cruzan. Creo que ellas lo saben porque no se acercan mucho a mí. A veces, de camino al trabajo, una mariposa vuela graciosamente delante de mí. Aterrizará serenamente en una rama interpuesta en mi camino, como si dijera: “Me quedaré aquí y haré como que no miro para que puedas disfrutar de mi presencia”. Al pasar, revolotea a mi alrededor y vuelve a aterrizar frente a mí. No me detendré, y ella tampoco. ¿Coincidencia? Creo que no. En todo caso, no me importa, porque he amado a todas las mariposas que han existido siempre.

También me gustan. Me gustan sus patrones, su belleza, su gracia. Admiro su viaje vital de oruga a reina de la belleza, su paso a través de las dificultades y la incertidumbre del capullo. Aprecio el trabajo que hacen al polinizar las flores y respeto la perseverancia que demuestran en sus breves vidas, a pesar de su fragilidad.

Gustar, admirar, apreciar y respetar son sentimientos diferentes y todos difieren del amor. Me gusta y admiro por razones específicas. Que me gusten los patrones de una mariposa depende de lo hermosa que sea una mariposa en concreto. Si su color es gris pálido y es poco atractiva, la admiración puede desaparecer. Sin embargo, mi amor por ella permanece.

Las emociones son pasajeras: aparecen cuando una situación las propicia y desaparecen cuando esa misma razón se desvanece. Sin embargo, el amor, el verdadero amor, es real y simplemente está ahí, inexplicable, inmutable, sin apoyarse en ninguna razón. Por eso, aunque el ser amado abandone este mundo, el amor, inquebrantable, no dejará de crecer».


martes, 15 de octubre de 2019

Valores con mayúsculas: Entusiasmo

Fuente: “Ahora, Yo” de Mario Alonso Puig.

El origen más remoto de la palabra entusiasmo es griego y significaba “tener un dios dentro de sí”. La persona entusiasmada, por lo tanto, era aquella guiada por la fuerza y la sabiduría de un dios.

El Entusiasmo es esa sensación de expectación ante lo que se va a abrir, ante aquello que se va a mostrar.

Es esa emoción que nos embarga cuando sabemos que hay un mundo nuevo, lleno de abundancia y de oportunidades, y que ese mundo es accesible para nosotros.

Es la respuesta ante aquello que nos enamora y que nos fascina, atrayéndonos con una fuerza irresistible.

Es lo que se pone en marcha cuando uno se da cuenta de lo que se puede llegar a crear y de lo que se puede llegar a lograr.

Es esa fuerza impulsora que nos levanta por la mañana y hace que nos entreguemos a la tarea con una fuerza y una concentración desconocidas.

Es ese hormigueo que uno siente frente a una oportunidad que acaba de descubrir y que no puede dejar escapar.

Es lo que experimentamos cuando descubrimos el diamante detrás de la roca, el oro en medio del agua del río o el petróleo bajo tierra.

El Entusiasmo es la fuerza que nos impulsa a perseguir esos proyectos, esos sueños que nos obligan a actuar muy por encima de nuestras aparentes capacidades.


viernes, 11 de octubre de 2019

Andando se manifiesta el camino

Esta historia titulada “En el puerto de Miami” está incluida en el libro “Como el río que fluye” de Paulo Coelho.

«—A veces la gente se acostumbra a lo que ve en las películas y acaba olvidando la verdadera historia —dice un amigo mientras contemplamos juntos el puerto de Miami—. ¿Recuerdas “Los diez mandamientos”?

—Claro que sí. Moisés (Charlton Heston), en determinado momento, levanta el bastón, las aguas se separan y el pueblo hebreo atraviesa el mar.

—En la Biblia es diferente —comenta mi amigo—. En ella Dios ordena a Moisés: “Di a los hijos de Israel que avancen”. Y hasta después de que empiecen a andar no levanta Moisés el bastón y se abre el mar Rojo.

—Solo el valor en el camino hace que el camino se manifieste».


domingo, 6 de octubre de 2019

Mi mayor bien

“Quien a Dios tiene, nada le falta”.
Teresa de Jesús


 “Everibody's Talking”. Harry Nilsson.


Fuente: “El amor de tu vida” de Rut Nieves.

El Amor siempre es y está ahí, aunque, a veces, en momentos en los que me obsesiono con algo que me preocupa, se me nubla la visión y no lo veo.

Cuando esto ocurre, he aprendido que lo mejor que puedo hacer es no hacer nada.

Una vez que he hecho todo lo que está en mi mano y he expresado mi voluntad, reconozco que no tengo ni idea de cómo resolver la situación.

Es entonces cuando delego y suelto el control. Permito que Dios haga su parte y suceda lo que tenga que suceder. No pretendo saber más que él. Le entrego mis preocupaciones (“Ya no sé qué puedo hacer —le digo—. Así que esto ya es cosa tuya”) y permito que las transforme en milagros.

Confío. Abro mi mente a mi plan divino, a mi mayor bien.

Es mi regalo, es mi bendición. Todo ha sido dispuesto para mí.


jueves, 3 de octubre de 2019

El zapato azul

“Cuando tú mejoras, mejoran cuatro cosas: la T, la O, la D y la O”.
Anxo Pérez



Adaptación del cuento “La fábula del zapato” incluida en el libro “Los 88 peldaños de la gente feliz” de Anxo Pérez.

Hace muchos años vivió en un reino lejano una joven que un día, corriendo por el campo, se hizo, sin percatarse de ello, una herida debajo del tobillo derecho.

Eran las fiestas del reino y, ese mismo día, la joven pensaba asistir al baile que se celebraba por la noche.

Con gran ilusión, se puso su vestido favorito y sus zapatos azules de tacón alto. Al ponérselos comprobó que el zapato derecho le hacía daño, así que con un martillo golpeó la parte interior del zapato, pero por más que lo golpeó y deformó, el zapato seguía haciéndole daño y lo descartó. Probó con varios pares de zapatos y repitió el mismo proceso. Los maldijo y pensó que estaban mal hechos, hasta que descubrió la herida que tenía debajo del tobillo. La curó y, como por arte de magia, ningún zapato le hacía daño.

Unos años más tarde, la joven, que tenía un temperamento desmesurado, conoció al que fue su primer novio. Ambos se querían mucho, pero ella, a menudo, era incapaz de controlar su carácter y le gritaba para que cambiase y actuara de la forma que ella quería. Durante uno de estos episodios, el novio decidió que no podía continuar con la relación. La joven lloró desconsolada y llegó a la conclusión de que la personalidad de aquel hombre era incompatible con la de ella.

—Tengo que encontrar al hombre adecuado para mí —refunfuñó convencida.

Llegó el segundo novio, luego el tercero, el cuarto y el quinto. Con todos ocurrió lo mismo y fracasaron todas las relaciones.

—Todos los hombres son iguales —concluyó.

Un día recordó su zapato azul, los pares de zapatos que maldijo porque ella había llegado a la conclusión de que estaban mal hechos… Y recordó el día que descubrió que el problema no lo provocaban los zapatos, sino la herida que tenía en el pie.

Ese día se abrieron sus ojos y lloró desconsoladamente:

—He actuado con mis novios igual que con mis zapatos. Los he golpeado con mi temperamento, igual que golpeé mis zapatos con el martillo, sin darme cuenta de que el problema en nuestra relación no lo causaban ellos.

Desde ese día empezó a trabajar para sanar las partes de su personalidad que la llevaba a lanzar ataques, a modo de martillazos, intentando hacer cambiar a los otros. Dejó de descartar a las personas por considerarlas inadecuadas. ¿Y qué sucedió?…

Ella sanó sus heridas y en su vida apareció un joven del cual se enamoró y, aunque no era perfecto, nunca pretendió que cambiara.