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sábado, 31 de marzo de 2018

Al otro lado de la tristeza

Dieciocho años ya. Yo, aquí, sigo despertando. Tal vez volvamos a encontrarnos. Al otro lado.


Fuente: “Alegría” de Álex Rovira y Francesc Miralles.

Se dice que Buda fue un príncipe consentido, solo conocía los placeres de palacio, hasta que encontró en un sendero a un enfermo, a un anciano y a un cadáver. Fue entonces cuando, consciente de que el sufrimiento forma parte de la existencia, empezó su camino al “despertar”.

Si fuéramos siempre felices, seríamos incapaces de entender los matices del alma humana. No podríamos tener empatía con quien está desahuciado, con quien sufre mal de amores o con quien llora la pérdida de un familiar o un amigo. Podemos latir con ellos justamente porque hemos vivido su dolor y eso ha ampliado nuestro horizonte de sensibilidad y humanidad.

El sufrimiento es un aprendizaje para la vida. El dolor nos puede llevar a la consciencia y permitirnos vivir con más lucidez. Puede hacernos sabios, lo cual no significa que debamos quedarnos en él. Como decía Buda, toda enseñanza es como una barca para pasar a la otra orilla. Una vez que la alcanzamos, no tiene sentido seguir cargando con la barca.

La tristeza es solo el reverso de la alegría. Sin ese contraste, viviríamos en una apatía parecida a la muerte. Es necesaria para que podamos celebrar la dicha de vivir.

Aquello que vivimos no siempre es de nuestro agrado, pero, pase lo que pase, es provisional como la vida misma. La tristeza tiene una duración determinada, un principio y un fin.

La tristeza tiene una función esencial: informarnos de que algo va mal. Como una fiebre que depura el cuerpo para liberarlo de toxinas, lo que estás viviendo te permitirá drenar las emociones negativas para regresar al mundo más ligero y libre. Saldrás de la tristeza más consciente y deseando saborear los regalos de la vida.

Un poeta de Oriente dijo que “la tristeza es un muro entre dos jardines”. Aunque el dolor no nos permita ver lo que hay detrás, hay que tener paciencia y no perder de vista que un jardín nos espera al otro lado de la tristeza.


jueves, 29 de marzo de 2018

La Pasión según la imaginería de la Semana Santa de Jaén (II)

Durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión.

Aunque la celebración de procesiones en la Semana Santa tiene su origen a finales de la Edad Media, en España es en el primer tercio del siglo XVII cuando las procesiones cobran una inusitada importancia y son las cofradías, principalmente las de penitencia, las que encargan pasos procesionales. Se trata, en definitiva, de mover la sensibilidad del creyente que asiste así, a la Pasión de Cristo.

Desde entonces, las procesiones han conocido momentos de esplendor y de declive. Actualmente, viven un período de apogeo, se habla de una auténtica nueva edad de oro a partir de los años ochenta, resurgiendo varias generaciones de imagineros que, siguiendo los cánones barrocos, han esculpido y siguen esculpiendo multitud de imágenes.

La imaginería es la especialidad del arte de la escultura dedicada a la representación plástica de temas religiosos con finalidad procesional. La técnica más habitual es la talla en madera policromada que busca el realismo más convincente.

En el año 2008 elaboré un vídeo, titulado “Resurrexit sicut dixit”, en el que se muestra la imaginería de la Semana Santa de Jaén, ciudad en la que nací y vivo, y su correspondencia con los Evangelios, que nos hacen entender debidamente lo que se ha representado. Como quiera que, en diez años, antiguas y nuevas cofradías o hermandades procesionan nuevos pasos que van completando el ciclo litúrgico de la Semana Santa en la que se celebra la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, he revisado y actualizado el vídeo con las nuevas incorporaciones.

Cada cual vive este tipo de manifestaciones a su manera y yo, a pesar de sus connotaciones religiosas, no las vivo desde el punto de vista espiritual. Sin embargo, disfruto de esta antigua tradición, que cada año acompaña al “estallido” de la primavera, de un pueblo al que siento que pertenezco porque en él están mis raíces.

Disfruto de la belleza, casi siempre barroca, de algunas de sus imágenes paseando por las calles, mecidas al compás de las marchas procesionales interpretadas por las bandas de música; del "quejío" de las saetas; de los relieves y esculturas de sus tronos dorados, plateados o tallados en nobles maderas; de los minuciosos trabajos de orfebrería de sus enseres; de las filigranas bordadas en sus terciopelos, sedas, rasos...; de los delicados encajes; de la explosión de aromas de sus adornos florales, de la cera ardiendo, del incienso… entremezclados con un aire que huele a lilas y azahar; de las torrijas y de los dulces, herencia andalusí, hechos a base de almendras y miel… y, sobre todo, disfruto de la gente. Gente que se apasiona, que llora y que reza…

IMAGINEROS DE LA SEMANA SANTA GIENNENSE

DOMINGO DE RAMOS

❊ NUESTRO PADRE JESÚS DE LA SALUD (JESÚS ENTRANDO EN JERUSALÉN): Antonio Joaquín Dubé de Luque (2002). El grupo que lo acompaña lo realizó Antonio Jesús Dubé Herdugo: Niños hebreos (2001), San Juan (2003) y San Pedro (2005).
MARÍA SANTÍSIMA DE LA PAZ: Antonio Joaquín Dubé de Luque (1991-1992).

❊ JESÚS SALVADOR EN SU SANTA CENA: Conjunto escultórico realizado por Antonio Bernal Redondo (2000-2006).
MARÍA SANTÍSIMA DE LA CARIDAD Y CONSOLACIÓN: Antonio Bernal Redondo (1999).

❊ JESÚS ORANDO EN EL HUERTO: Obra anónima valenciana (1918). Juan Abascal Fuentes talló una nueva cabeza y manos en 1969. Los apóstoles Juan y Pedro son de Fernando Baldoy.
MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DESAMPARADOS: Ventura Gómez Rodríguez (1999).

❊ NUESTRO PADRE JESÚS DE LA PIEDAD: Anónimo del siglo XVII. El grupo que lo acompaña lo realizó José A. Navarro Arteaga en 2004.
MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESTRELLA: Domingo Sánchez Mesa (1956).


LUNES SANTO

❊ JESÚS DE LA CARIDAD ANTE CAIFÁS: Miguel Cordero Romero (2016).
MARÍA SANTÍSIMA DE LA SALUD: Antonio Bernal Redondo (2011).

❊ NUESTRO PADRE JESÚS DE LA PASIÓN DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS: Miguel Zúñiga Navarro (1989-1990). Los sayones los talló Jaime Babio Núñez (1991-2001). María Magdalena (2003), María Salomé y el romano (2006) son de José A. Cabello Montilla.
MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA, MADRE DE LA IGLESIA: Anónima del siglo XVII, atribuida a José de Mora.

❊ SANTÍSIMO CRISTO DE LAS MISERICORDIAS: Anónimo del siglo XVI.
NUESTRA SEÑORA DE LAS LÁGRIMAS: Juan Martínez Cerrillo (1936 - 1938).


MARTES SANTO

❊ JESÚS DIVINO MAESTRO DE HUMILDAD Y ENTREGA: Antonio Martínez Rodríguez (2015). La imagen de San Pedro es del mismo autor.
MARÍA SANTÍSIMA DEL AMOR: Antonio José Martínez Rodríguez (2021).

❊ NUESTRO PADRE JESÚS DE LA CAÍDA: Emilio Navas Parejo (1956).
SANTÍSIMO CRISTO DE LA CLEMENCIA: Salvador de Cuéllar (1593). Santa María Magdalena es del siglo XVIII y se atribuye a José de Medina Añayabeles. La cabeza de María Magdalena la recompuso Alfredo Muñoz Arcos.
MARÍA SANTÍSIMA DEL MAYOR DOLOR: Alfredo Muñoz Arcos (1946). La acompaña San Juan Evangelista (anónimo siglo XIX).

❊ SANTÍSIMO CRISTO DE LA HUMILDAD: Anónimo del siglo XVI.
MARÍA SANTÍSIMA MADRE DE DIOS: Israel Cornejo Sánchez (2013).


MIÉRCOLES SANTO

❊ JESÚS CAUTIVO: Francisco Romero Zafra (2011).
MARÍA SANTÍSIMA DE LA TRINIDAD: Francisco Romero Zafra (2008).

❊ SANTÍSIMO CRISTO DEL AMOR EN SU PRENDIMIENTO: José Antonio Navarro Arteaga (1992). Forman parte del grupo escultórico Judas, San Juan, San Pedro, Marco y dos soldados romanos (1992-1994).
JESÚS DEL PERDÓN: Francisco Palma Burgos (1955).
MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA: Antonio Eslava Rubio (1952).

❊ SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE: Jacinto Higueras Fuentes (1926).
CRISTO DESCENDIDO DE LA CRUZ: Víctor de los Ríos Campos (1959-1961).
NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS: José de Mora (XVII-XVIII). Llegó a Jaén en 1720.


JUEVES SANTO

❊ JESÚS PRESO: Ramón Matheu Montesinos (1941).
SANTÍSIMO CRISTO DE LA VERA-CRUZ: Domingo Sánchez Mesa (1950).
SAN JUAN EVANGELISTA: Francisco de Pablo (1929).
MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES: Domingo Sánchez Mesa (1948).

❊ SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN: Anónimo del siglo XVIII, se atribuye a José de Medina Añayabeles (1761).
SAN JUAN EVANGELISTA: José Martínez Puerta (1943).
MARÍA SANTÍSIMA DE LAS SIETE PALABRAS: Luis Álvarez Duarte (1995).

❊ JESÚS DEL GRAN PODER: José Antonio Cabello Montilla (2009). El resto de imágenes del grupo escultórico también son del mismo autor: María Santísima del Dulce Nombre (2013), San Juan Evangelista (2013), María Magdalena (2015) y romano a caballo (2015-2016).


VIERNES SANTO

❊ SANTA MARCELA “VERÓNICA”: Modesto Damián Pastor y Juliá (1883).
NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO: Anónimo siglo XVI, se atribuye a Sebastián de Solís. Le acompaña Simón de Cirene, obra de Luis Montesinos (1892).
SAN JUAN EVANGELISTA: Anónima siglo XVIII.
MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES: José de Medina y Añayabeles (1742).

❊ SANTÍSIMO CRISTO YACENTE: Constantino Unguetti Álamo (1959).
SAN JUAN EVANGELISTA: Juan Abascal Fuentes (1968).
NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD: Alfredo Muñoz Arcos (1943).

❊ CALVARIO: Las imágenes de Cristo, Dimas (“Buen ladrón”), Gestas (“Mal ladrón”) y San Juan se atribuyen a Sebastián de Solís (1579). Santa María del Silencio, anteriormente atribuida a Luisa Roldán “La Roldana”, se atribuye actualmente a José de Medina (mitad del siglo XVIII).
CRISTO MUERTO EN EL SEPULCRO: Juan Abascal Fuentes (1965).
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES: Atribuida a Sebastián de Solís (1580).


DOMINGO DE RESURRECCIÓN

❊ JESÚS RESUCITADO: Rafael Rubio Vernia (1951).
MARÍA SANTÍSIMA DE LA VICTORIA: Alfredo Muñoz Arcos (1955).



domingo, 25 de marzo de 2018

Amanecer (III)


Fuente: “Cómo hacer posible lo imposible” de Luis Álvarez.

Cierra los ojos e intenta visualizar por un momento el amanecer más bonito que hayas visto en tu vida. Recuérdalo y disfrútalo como si lo estuvieses viendo ahora mismo. Si solo hubiese un amanecer en el mundo, y solo uno, sería sin lugar a dudas el mayor espectáculo de la tierra y seguro que ninguna persona querría perdérselo, pero como no cuesta dinero y es algo que sucede todos los días, damos por hecho que el amanecer no es valioso.

Así ocurre con tantas y tantas cosas que tenemos a nuestro alrededor. Como se producen de forma automática, ni las valoramos ni reparamos en ellas.

Agradece todos los grandes y pequeños milagros que ocurren cada día en tu vida. Recuerda que la palabra milagro viene de la raíz latina “mirari”, que significa “mirar atentamente”.

Si miras con atención a tu alrededor te darás cuenta de que todo lo que nos rodea es un milagro. El amanecer, el atardecer, tu familia, tu tiempo, tus cosas, tu casa, tu trabajo, el aire que respiras, el agua, el viento, el sol… Tu vida es un milagro. Tú mismo eres un milagro.


martes, 20 de marzo de 2018

Vivir cada día como si fuera el último

Fuentes: “Pensamientos cotidianos” de Omraam Mikhaël Aïvanhov y programa de televisión “El loco soy yo” de Jesús Quintero.

Para ser conscientes de la importancia del día de hoy, debemos hacer como si fuese el último.

Algunos dirán que es horrible tener así continuamente en la cabeza el pensamiento de la muerte, pero se equivocan. En realidad, vivir cada día como si fuera el último no nos empuja hacia la muerte, sino hacia la vida.

Cuando alguien se comporta con despreocupación, con descaro, como si no le pasaran los años, entonces sí, camina hacia la muerte, porque despilfarra la vida.

Si los sabios han aconsejado vivir cada día como si fuese el último, es para que tratásemos de hacer del día de hoy algo más útil, más bello, más valioso…¡algo único!

No se trata de creer verdaderamente que el día de hoy vaya a ser nuestro último día, solo es un método pedagógico para incitarnos a darle más sentido y belleza y a preparar los días siguientes.

Jesús Quintero, en uno de sus programas “El loco soy yo”, hace las siguientes reflexiones sobre lo que se denomina “mentalidad de lecho de muerte”:

«Estoy y quiero vivir como si no tuviera nada que perder, como si cada día fuera el último, como si siempre estuviera a partir la nave que nunca ha de tornar.

Quiero besar como si cada beso fuera el último.

Quiero gozar como si cada gozo fuera el último.

Quiero hacer la televisión como si cada programa fuera el último.

La última copa de vino, la última noche de amor, el último paseo por las calles de Sevilla, la última canción, las últimas palabras…

Cuando a uno le da igual perderlo todo, desaparecen los miedos, las cadenas, las ataduras, los compromisos, la timidez, el miedo…

Cuando uno está dispuesto a perderlo todo, empieza a estar en condiciones de ganarlo todo.

¿Qué es todo? El valor, la sinceridad, la autenticidad, la claridad, la libertad, el camino, la verdad y la vida que decía mi “Tocayo”.

Quiero vivir de acuerdo conmigo mismo.

De eso es de lo que se trata, hermano».


jueves, 15 de marzo de 2018

El problema de las palabras


Fuente: “La llave de la paz interior” de Ramiro A. Calle.

Cuatro peregrinos de distintos países estaban llevando a cabo una peregrinación. Vivían de la caridad de los otros. Un devoto, al pasar frente a ellos, les dio un poco de dinero y decidieron adquirir algo para comer. El peregrino persa se apresuró a decir:

–Quiero angur.

–Pues yo quiero inab –replicó el árabe.

–Nada de eso –protestó el turco–. Yo deseo uzum.

Encolerizado, el griego vociferó:

–¡Yo quiero stafil!

Comenzaron a discutir acaloradamente y ya estaban, incluso, a punto de llegar a las manos, cuando pasó por allí otro hombre que entendía las diferentes lenguas. Tras calmarles, les pidió el dinero para ir él a comprar lo que querían. Regresó poco tiempo después con uvas, que era lo que cada uno de ellos había exigido en su respectivo idioma.

La palabra es muy engañosa: confunde a unos y a otros. Aunque todos utilicen la misma palabra, cada uno le dará una connotación. La palabra es imprescindible, pero muchas veces limita.

La palabra es muy poderosa: puede unir o dividir; calmar o irritar; crear equívocos, discordias, recelos y sospechas; herir gravemente; arruinar otra vida…

Hay que ejercer un saludable control sobre la palabra y utilizarla con precisión, cordura y exactitud. Hay que hablar conscientemente y no mecánicamente, con cordialidad, confortando y cooperando.


sábado, 10 de marzo de 2018

En mi salsa

Vengo observando que, desde hace algunos años, cuando salgo con mis amigos y/o familiares, hablemos de lo que hablemos: una película, un libro, un deporte, un programa de televisión, un acontecimiento, una noticia…, al final, no sé cómo, deja de seguirse la conversación y acaban hablando apasionadamente de comida y de cocina.

Aunque ya me voy acostumbrando, me he sentido muchas veces desconcertada y algo frustrada y me he preguntado por qué sucede esto. Tal vez, hablando de comida se encuentra sin esfuerzo un lenguaje común, accesible para todos y que a todos entusiasma. En cualquier caso, creo que también debe ser cosa de la edad, pues antes ocurría en raras ocasiones.

El filósofo italiano Andrea Tagliapietra dice que comer es una metáfora de pensar y por eso, hablamos, por ejemplo, de que tenemos sed de saber, hambre de información, devoramos un libro, nos empachamos de datos, nunca nos hartamos de cuentos, nos comemos las palabras, rumiamos un proyecto, digerimos algunos conceptos, asimilamos ideas, nos bebemos las palabras, dulces palabras, amargas consideraciones, comentarios ácidos, insípidos o desabridos, historias apetitosas, descripciones picantes o metáforas sabrosas…

Hace unos día me enviaron el siguiente vídeo titulado “En mi salsa” de Amerizano que ilustra muy bien, lo que estoy comentando.



NOTAS ACLARATORIAS:

Alguien está en su salsa cuando disfruta mucho de algo que está haciendo.

Adjetivos:

- Ahuevado: indolente, aburrido.

- Empanado: atontado.

- Atorrijado: despistado, atontado.

- Aplatanado: indolente, inactivo.

- Avinagrado: de condición acre y áspera. Poco agradable.

- Jamona: dicho de una mujer, que ha pasado de la juventud y es algo gruesa.

- Dulce: afable, complaciente, dócil.

Sustantivos:

- Chuleta: apunte que se lleva oculto para copiar en los exámenes.

- Chorizo, chorizón, chorinazo: ladrón.

- Molletes: parte carnosa y redonda de un miembro, especialmente la de los brazos, muslos y pantorrillas.

- Torta: bofetada en la cara.

- Bombón: persona atractiva, guapa o de carácter dulce.

Comparaciones:

- Nerviosa como un flan.

- Flaca como un fideo.

- Fresca como una lechuga.

- Tener los ojos como chumbos.

- Seco como la mojama.

- Sano como una pera.

Expresiones:

- Cara de acelga: rostro pálido o macilento.

- Mala leche: mala intención o mal humor.

- Ser la leche: cuando una persona hace muy bien algo o tiene mucha habilidad con algo. Puede significar también lo contrario.

- Cacho de pan, pedazo de pan: bondadoso, buena persona, amable.

- Hacer buenas migas: llevarse bien, caerse bien.

- Ganarse las habichuelas: ganarse el sustento.

- Vender algo por un plato de lentejas: malvender algo importante. Traicionar a alguien o a los propios principios a cambio de muy poca compensación.

- No hay pan para tanto chorizo: lema que se suele escuchar actualmente en las manifestaciones contra los casos de corrupción para señalar que no hay suficiente dinero en España para tanto ladrón.

- Tener pasta: tener dinero.

- Importar un pepino, importar un rábano, importar un pimiento, importar un comino: no importar nada.

- Hasta en la sopa: en todas partes.

- Montar un pollo: armar un escándalo.

- Meterse en un berenjenal: meterse en un embrollo o en una situación de la que es difícil salir.


- Mucho ruido y pocas nueces: prometer muchas cosas, pero, en realidad, hacer muy pocas.

- No es lo mismo predicar que dar trigo: resulta más fácil dar consejos que practicar lo que se aconseja.

- Más perdido que el barco del arroz: "El Barco del Arroz" es el nombre dado en Andalucía y Extremadura a varias leyendas referentes a barcos cargados con ayuda humanitaria que, en distintas épocas, desaparecieron misteriosamente sin llegar a su destino.

- Mandar a freír espárragos: expresión para que alguien se aleje o te deje tranquilo.

- Valer un huevo: tener un valor muy elevado.

- Encontrar la sal y la pimienta de la vida: actitud para disfrutar de la vida en cualquier circunstancia.

- Pan para hoy y hambre para mañana: que solo tiene efecto a corto plazo o que, incluso, puede ser perjudicial a largo plazo.

- Ajo y agua: Ajo(derse) y agua(ntarse). Que te fastidies…

- Pasarse el arroz: hacerse viejo/a para algo.

- En todas partes cuecen habas: en todas partes hay problemas y disgustos.

- Ser pan comido: muy fácil.

- Poner toda la carne en el asador: esforzarse mucho o arriesgarse para lograr algo.

- Dar calabazas: rechazar a alguien que propone una relación amorosa. No corresponder. Suspender a alguien en un examen.

- Pasarlo pipa: pasarlo muy bien, divertirse mucho o gozar al máximo.

- Media naranja: pareja ideal.

- Quedarse frito: quedarse dormido.

- Estar para comérselo: muy bueno y deseable. Se usa sobre todo con los bebés.

Locución adverbial:

- A la postre: a lo último, al final.

Termino la entrada con una fórmula para despedirse, para indicar que se ha terminado algo por hoy o que se da por zanjado un asunto:

¡Con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho!


lunes, 5 de marzo de 2018

La necesidad de notoriedad

Fuente: “La respuesta” de Mario Alonso Puig.

Los seres humanos, a veces, somos capaces de llegar a grandes extremos para no sentirnos insignificantes e ignorados. Es muy profundo el dolor de sentir que para los demás tú no existes.

Por eso, a veces, buscamos la notoriedad cayendo en un cierto narcisismo. Tienes una pequeña cosa y la llenas de “plumas” para que el pequeño pollito parezca un pavo real.

Hay personas que tienen un problemita de nada y parece que se les ha caído el mundo. Son personas que tienen una destacada necesidad de significancia, de sentirse importantes, de que los demás les valoren, les reconozcan y les presten atención. Otras personas, sin embargo, tienen una situación realmente difícil y complicada y lo llevan con la mayor elegancia o no lo cuentan.

Es cierto que lo que uno cuenta y lo que considera un problema, tiene mucho que ver con la propia experiencia. Yo cuento mi problema como algo grande porque a mí me lo parece.

En lo que contamos importa la intencionalidad con que lo hacemos. Podemos tener la intención de compartir algo que en nuestra vida es relevante. O, en cambio, querer compartir algo por llamar la atención y ser el centro de mirada de los demás.

Si narras una historia sobre algo porque te interesa o porque te duele, tu intención consiste sencillamente en compartir algo que para ti es relevante. Aquí no hay búsqueda de significancia.

Otras veces, la intención es distinta. No se trata ya de poner en común algo con tus amigos o con tu familia porque pueda ser de utilidad para ti o para ellos, sino que lo que hay es una clara búsqueda de notoriedad, de convertirte en el foco de atención de todos.