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miércoles, 30 de abril de 2014

Muda la vana esperanza

Hace unos días, he podido comprobar que la letra de la canción “Todo cambia” del chileno Julio Numhauser (1940), uno de los fundadores del grupo Quilapayún, que, interpretada por Mercedes Sosa, introduce la “Presentación” de este blog, es idéntica a la de un estilo de autor anónimo titulado "Muda la vana esperanza" recopilado por Juan Alfonso Carrizo (1895-1957), uno de los más grandes investigadores argentinos de la tradición oral, en su “Cancionero popular de Salta” publicado en 1933.

El estilo, compartido por los folclores argentino y uruguayo, es un género musical lírico de la Región pampeana, cuyo texto se estructura en décimas y su música posee una rigurosa forma tripartita A B A'. He incluido en la entrada la versión del argentino Atilio Reynoso (1939), estudioso, autor y compositor de música de raíz folclórica.

MUDA LA VANA ESPERANZA

[Canto 371 del “Cancionero popular de Salta”]

 “Muda la vana esperanza”. Atilio Reynoso.

Muda la vana esperanza,
muda todo lo profundo,
de modo que en este mundo
todo presenta mudanza.
Muda el fiel de la balanza,
mudan de estación los años
y con disgusto tamaño
de traje muda una viuda.
Y así como todo muda,
que usted mude no es extraño.

Muda el mejor escribano
su porvenir y fortuna;
mudan las aves de pluma,
muda el cabello un anciano;
muda la planta en verano
sus hojas sin grave daño.
Temeroso es el engaño
de aquel que ama con ternura.
Y así como todo muda,
que usted mude no es extraño.

Muda el sol en su carrera,
cuando el día ya no existe.
Muda la planta y se viste
de verde en la primavera.
Muda de pelo la fiera,
muda de color el paño,
muda el pastor su rebaño
para ver si Dios lo ayuda.
Y así como todo muda,
que usted mude no es extraño.


TODO CAMBIA

 “Todo cambia”. Mercedes Sosa.

Cambia lo superficial.
Cambia también lo profundo.
Cambia el modo de pensar.
Cambia todo en este mundo.

Cambia el clima con los años.
Cambia el pastor su rebaño.
Y así como todo cambia,
que yo cambie no es extraño.

Cambia el más fino brillante
de mano en mano su brillo.
Cambia el nido el pajarillo.
Cambia el sentir un amante.

Cambia el rumbo el caminante,
aunque esto le cause daño.
Y así como todo cambia,
que yo cambie no es extraño.

Cambia el sol en su carrera
cuando la noche subsiste.
Cambia la planta y se viste
de verde en la primavera.

Cambia el pelaje la fiera.
Cambia el cabello el anciano.
Y así como todo cambia,
que yo cambie no es extraño.

Pero no cambia mi amor,
por más lejos que me encuentre.
Ni el recuerdo ni el dolor
de mi pueblo, de mi gente.

Y lo que cambió ayer,
tendrá que cambiar mañana.
Así como cambio yo
en esta tierra lejana.

Pero no cambia mi amor,
por más lejos que me encuentre.
Ni el recuerdo ni el dolor
de mi pueblo, de mi gente.

Y lo que cambió ayer,
tendrá que cambiar mañana.
Así como cambio yo
en esta tierra lejana.

Numhauser leyó, sin duda, “Muda la vana esperanza” e hizo una versión, bellísima, con una nueva música y un lenguaje más actual. No creo que hubiera intención de plagio ni que ocultara la fuente, aunque desconozco si dejó constancia de ello al registrar la canción. En cualquier caso, creo que es de justicia aclarar que el origen de la letra de la canción “Todo cambia” es un estilo popular de autor anónimo.


sábado, 26 de abril de 2014

El cafelito

Desde este mes de abril, se empezará a aplicar el nuevo recibo de la luz. En él aparecerá el consumo determinado hora a hora y los usuarios que dispongan de contador inteligente con discriminación horaria, pagarán en función del precio de la luz en los mercados, en cada momento. Para la mayoría que no dispone de un contador inteligente, se le aplicará un precio de mercado promedio diario aplicado al período de facturación. El nuevo contador tendrá que ponerse, pagándolo, antes de 2019.

Hay otra alternativa: acogerse a una “tarifa plana”, pero hay que pagar un seguro y tiene “compromiso de permanencia” (si el consumidor rescinde de forma unilateral el contrato con el precio fijo anual antes de su finalización, sufrirá penalización).

Industria calcula que habrá un ahorro del 3% en la factura anual, pero las cuentas no terminan de salir. De entrada, los usuarios que menos consumen saldrán perjudicados porque en el recibo, la parte minoritaria (el 37%) es la del consumo y la parte fija (el 63%), es la que ha subido encareciendo nuestros recibos.

¿Qué pasaría si se aplicase el modelo de facturación de la electricidad a otros aspectos de la vida cotidiana como tomarse un café?

La Plataforma por un nuevo modelo energético nos lo explica a través del cortometraje “El cafelito” que, protagonizado por el actor Ramiro del Pozo, ha sido realizado por Insolentes Bastardos, una pequeña productora dedicada al cine de bajo presupuesto y a la realización de vídeos musicales. Está muy vinculada a diversos movimientos sociales en su faceta de “vídeo-activismo”. Ellos mismos señalan en su web: «No contentos con meternos con el poder económico y el poder político en “Bastille”, montar una campaña en contra de una de las mayores compañías del mundo, como es Coca-Cola, o destacar lo absurdo que es seguir votando al bipartidismo, hemos pensado que no nos hemos hecho los suficientes enemigos todavía y que hay que ir a por los peores de todos… las eléctricas».

¿Cuánto cuesta un café según el modelo de facturación de la electricidad?

lunes, 21 de abril de 2014

El prodigio de Caná

Un fragmento de la historia más grande jamás contada.


Versión “oficial” según el Evangelio de Juan.

«Por aquel tiempo se celebraba una boda en Caná de Galilea, cerca de Nazaret, y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara el vino, le dice a Jesús su madre: “No tienen vino”. Jesús le responde: “Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora”. Dice su madre a los sirvientes: “Haced lo que él os diga”.

Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Les dice Jesús: “Llenad las tinajas de agua”. Y las llenaron hasta arriba. “Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala”. Ellos se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde venía (los sirvientes, que habían sacado el agua, sí lo sabían), llama al novio y le dice: “Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya todos están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora”.

Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus signos. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días. Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén».
Juan 2:1-13

La “otra” versión.

Juan José Benítez describe en su libro “Caná. Caballo de Troya 9” cómo se produce el prodigio. La información se obtiene a través de un sofisticado ordenador que procesa los datos enviados por los denominados “nemos fríos”, unos robots orgánicos muy pequeños, nanobots, introducidos en las tinajas de agua por Jasón, el mayor de la operación Caballo de Toya, con la misión de fotografiar y transmitir mediciones de cuanto ocurriera.

La celebración estaba pensada, como mucho, para unos trescientos invitados, pero acudieron unas mil personas porque querían ver a Jesús, el supuesto Mesías. Esta fue la razón por la que faltó vino. La madre del novio expuso a María la situación y preguntó si Jesús podría hacer algo al respecto. María pidió a su hijo que ayudara a los novios, pero se negó argumentando que no había venido para hacer las cosas de esa manera. Finalmente, ante las lágrimas de su madre, sintió ternura y se realizó el “milagro”.

Se registró a las 16 horas, 6 minutos y 1 segundo del miércoles 27 de febrero del año 26 de nuestra era. Su duración fue estimada en 155 femtosegundos (1 femtosegundo = 10-15 segundos). Es decir, no pudo ser visible al ojo humano, pues se necesitan del orden de 50 milisegundos para que el cerebro “traduzca” lo que el ojo está viendo.

Primera fase:

A la hora señalada más arriba, los “nemos” captaron una alteración de la gravedad que descendió de su valor habitual (9,8 m/s2) a 6,9176 m/s2. Simultáneamente, el agua almacenada en las tinajas experimentó una leve oscilación en sus átomos, perdió su carácter dieléctrico y las moléculas cambiaron el ángulo de sus enlaces. El agua vibró y se registró otro fenómeno increíble: cada átomo era un foco emisor de luz azul. Los trillones de destellos luminosos azules escondían un orden numérico: se registraban en forma de secuencia numérica (algo parecido al morse). La secuencia se repetía 1530 veces, se producía una pausa y el fenómeno volvía a repetirse. La serie era la siguiente: 4173- 45- 51- 61314147.

Súbitamente, la iluminación azul cesó. Los “nemos” registraron un descenso en la temperatura del agua que bajó de 15 grados Celsius a 1 grado negativo, produciéndose dos espectáculos fascinantes: la aparición de cientos de diminutos cristales de hielo y la progresiva desaparición del agua, desde el fondo a la superficie, en láminas entre 0,75 y 5 nanómetros de espesor. Algo parecido a las “películas negras de Newton”. Las seis tinajas quedaron completamente vacías.

El tiempo invertido en esta primera fase del prodigio que abarcó la alteración gravitacional, las modificaciones en la estructura del agua, los destellos azules, la aparición de cristales hexagonales y la progresiva desaparición del líquido en láminas, fue de 54 “fem”. Un tiempo inimaginable. ¿Qué sucedió con los más de setecientos litros de agua? Las tinajas de piedra no tuvieron alteración alguna en sus paredes y aparecían secas. No había contenido alguno: aire normal y corriente.

Segunda fase:

La ausencia de agua se prolongó durante 101 “fem” y al cabo de ese tiempo las tinajas se llenaron simultáneamente de vino. En el “fem” 102 el vino colmaba las seis cántaras (707 litros).

…Y todo regresó a la normalidad.

Fin del prodigio.

El vino del “milagro” era un vino dulce, típico de postre, de excelente calidad y difícil elaboración. Un vino criado, al menos durante tres años, en una sola barrica de roble quemado. La graduación fue estimada en 14 grados. Era un vino “clarificado”, es decir, decantado de forma natural (sin filtros). La uva era una malvasía que procedía de un lugar templado, pero no de suelo judío.

En el libro se deja claro que Jesús no fue el responsable directo del prodigio (Él se había propuesto no recurrir a su poder personal). Fue su “gente” (sus ángeles, por simplificar) con el consentimiento o voluntad de Dios. Cada vez que el hombre-Dios sentía misericordia, ternura o compasión, su “gente” materializaba su deseo. En este caso, dieron lugar al "milagro" las lágrimas de su madre que le suplicaba su ayuda en mitad de la boda.

No hubo conversión del agua en vino: se hizo desaparecer un líquido para hacer aparecer otro. No se violaron las leyes de la naturaleza. Dios no se saltó sus propias normas. Probablemente, alguien, con el poder suficiente, manipuló el tiempo. El vino se hizo como lo hacen los seres humanos, pero al margen de la dimensión tiempo.

El enigma del agua que habla

Dice Juan José Benítez que, conforme redactaba la historia, se le ocurrió mandar la secuencia numérica a la que da lugar la vibración del agua a un profesor de cábala, sin decirle nada más.

A las dos o tres semanas le contestó y le dijo que esos números eran notas musicales. En base a esas notas musicales de la secuencia numérica, se hizo la composición musical que ha titulado “Un río de vida” y que aparece en la cabecera de su página web.

Es como un río de vida, es como el agua que habla.

Del Vídeo Flash Caballo de Troya 9 Caná.


miércoles, 16 de abril de 2014

Vivir al límite

Fuente: “La inutilidad del sufrimiento” de Mª Jesús Álava Reyes.

«Una “visión” que nunca me ha gustado es la cara de cansancio que tienen muchas personas a las ocho de la mañana. ¡Cuántos rostros y cuerpos parecen ya agotados! ¡Cuántos ojos sin luz y miradas sin ver! En lugar de frescos y lozanos aparecemos cansados y derrotados. ¿Qué nos pasa?».

Tenemos medios de locomoción más rápidos y cómodos, pero tardamos más en llegar a nuestros trabajos.

Nuestra formación académica es superior, pero no sucede así con la preparación para la vida.

Hay más gente a nuestro alrededor, pero con frecuencia nos sentimos solos o aturdidos.

Los salarios son más altos, pero las “necesidades” parecen inalcanzables. Tenemos sillones, sillas, camas, sofás…, más cómodos y funcionales, pero descansamos menos y peor.

Hay más bullicio, pero menos alegría.

Hace tres, cuatro o cinco décadas las cosas no eran más sencillas, pero quizá las personas sabían mejor cuáles eran sus límites.

Los adultos estamos dotados de unos “sensores” que nos avisan cuando estamos cansados y nos señalan el momento de tomar “un respiro”. El problema llega cuando algunos adultos se sienten tan abrumados o condicionados por su situación que no se permiten el más mínimo descanso. Creen que si ellos paran todo se irá al traste y, sin interrupción, empalman un esfuerzo con otro hasta que un día ya no pueden más y estallan o se vienen abajo.

Si el ser humano camina en contra de su ritmo vital, si continuamente trasvasa el límite de su resistencia, tarde o temprano lo traspasamos y entonces no tendremos capacidad de reacción, pues habremos agotado todas nuestras fuerzas y entonces, todo parecen ser dramas en nuestra vida.

Debemos ser conscientes de la realidad que tenemos para que en lugar de soportarla con resignación intentemos cambiarla en la medida de lo posible, que siempre es más de lo que creemos.

Todos tenemos límites. La vida no puede ni merece la pena vivirse al límite de nuestras fuerzas físicas y mentales, pues tarde o temprano nos pasa factura.


martes, 8 de abril de 2014

Las tres pipas

Este cuento está incluido en el libro “¿Qué se le puede pedir a la vida?” de Javier Urra.

Cuenta una leyenda india que un miembro de la tribu se presentó fuera de sí ante el jefe, para hacerle saber que iba a tomar venganza contra un enemigo que lo había ofendido. Pensaba ir corriendo y matarlo sin piedad.

El jefe lo escuchó y le propuso que fuera a hacer lo que pensaba, pero que antes llenara su pipa de tabaco y la fumara a la sombra del árbol sagrado.

Así lo hizo el guerrero. Fumó bajo la copa del árbol, sacudió las cenizas y decidió volver a hablar con el jefe para hacerle saber que lo había pensado mejor, que entendía que era excesivo matar a su enemigo, pero que había decidido pegarle una paliza inolvidable.

El anciano jefe volvió a escucharlo y aprobó su decisión, pero le hizo ver que, ya que había cambiado de opinión, debería volver al mismo lugar y fumarse otra pipa.

Así lo hizo el indio. Fumó y meditó. Al terminar, regresó ante el cacique para comentarle que estimaba excesivo el castigo físico, pero que iría a afearle su conducta delante de todos para que se avergonzara.

Con bondad, fue escuchado de nuevo por el anciano y orientado para que repitiera su conducta y la meditación.

Bajo el árbol centenario, el guerrero convirtió el tabaco y el enfado en humo.

Pasado el tiempo, volvió ante el jefe para decirle que lo había pensado mejor y que había decidido acercarse a quien lo agredió y darle un abrazo:

—Así, no será mi agresor, sino que recuperaré al amigo que, seguramente, se arrepentirá de lo que ha hecho.

El anciano jefe le regaló dos cargas de tabaco para que ambos fueran a fumar juntos al pie del árbol y le comentó:

—Eso quería pedirte, pero no era yo quien debía decírtelo sino tú mismo; era necesario darte tiempo para que lo descubrieras.


jueves, 3 de abril de 2014

Sonreír con el rabillo del ojo

Fuente: “El cociente agallas” de Mario Alonso Puig.

Todos sabemos que la sonrisa es algo muy importante, sobre todo cuando hablamos de la sonrisa auténtica y no de la fingida. A la sonrisa auténtica se la conoce como “sonrisa de Duchene”.

Duchene publicó en 1862 que la sonrisa auténtica era aquella en la que se contraía el músculo que rodea a los ojos. Este músculo, que al contraerse arruga el rabillo del ojo, es un músculo involuntario y, por tanto, solo se contrae cuando uno verdaderamente tiene una sensación de felicidad.

Cuando sonreímos de verdad, aumenta la actividad de la región prefrontal izquierda que es generadora de emociones positivas. Por eso es tan saludable sonreír.

Sonreír no solo hace que te sientas más alegre y confiado, sino que además transmites esa alegría y esa confianza a las personas que te rodean.

Hay muchas personas que viven asustadas y a la defensiva. Tu sonrisa les transmite un mensaje muy claro: “Yo no soy tu enemigo”.

Lo que aparentemente es una simple sonrisa, puede tener un gran efecto transformador.

Por eso, te propongo que conviertas en un hábito diario el hecho de sonreír a las personas. Parece sencillo, pero cuesta practicarlo.

William James, el padre de la psicología anglosajona, sostenía que “nosotros, con nuestra conducta, con nuestra manera de comportarnos, podíamos cambiar la forma en la que nos sentimos”. Si este comentario lo aplicamos a la sonrisa, lo que quiere decir es que, si lo natural cuando estoy contento es que sonría, también cuando elija sonreír, aunque de entrada no me apetezca, acabaré sintiéndome más contento. Por eso, “si aprendes a gestionar tu cara, también podrás gestionar tus emociones”.