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domingo, 29 de abril de 2018

Auriga de tu vida


Fuente: “Palabras Caballo” de Juan Miguel Fernández-Balboa.

Todos los humanos somos aurigas con el potencial de hacer una carrera extraordinaria. En esencia, tú eres el auriga en la “carrera” de tu propia vida. Dispones de bellos y poderosos caballos (potencialidades), deseosos, si aprendes a conocerlos y sabes dirigirlos y alentarlos, de llevarte hacia el éxito.

Como es natural, estos tienden a seguir su instinto, a hacer lo fácil y lo cómodo, a tirar cada uno por su lado o incluso a pararse. Basta con que uno se detenga o tome la dirección equivocada para que el carruaje pierda eficacia. En última instancia, si estos no corren en absoluto, el carro quedará parado y tú nunca llegarás a la meta.

Imagínate a dos aurigas de similar experiencia y habilidad. Ambos van montados en su carruaje tirado por sus respectivas caballerías  de parecida presencia y potencia.

El primero, además de conocer la meta y la distancia hasta ella, también conoce y cuida a sus corceles. Consciente del valor de estos y de los éxitos que le proporcionan, los cepilla, alimenta y entrena a diario. Sabe que sin ellos nunca alcanzaría el triunfo.

Por el contrario, su contrincante, ignorante y negligentemente, descuida por completo a sus animales y se limita a participar en las carreras guiado solo por un mero afán de competición. ¿Quién crees que, a la larga, será el vencedor?

Por eso, para canalizar sabiamente su energía, sacarles el máximo partido y avanzar velozmente hacia el triunfo, es fundamental que te familiarices con ellos, los nutras y ejercites. Cuanto más lo hagas, tantas más satisfacciones y sorpresas te darán. Notarás que, como todos están conjuntados, tan solo con que estimules a uno de ellos, los otros también responderán. Ellos representan un portentoso motor para el éxito de tu vida, en el camino hacia tu sueño.


miércoles, 25 de abril de 2018

Proyecto tiempo

“Cinergía” es el nombre con el que la empresa española Gas Natural Fenosa, dedicada a la generación, comercialización y distribución de gas natural y electricidad, ha denominado al proyecto consistente en producir un cine que cuente historias que entretengan, conciencien y enseñen a hacer un uso responsable del consumo energético.

En la “IV edición de Cinergía”, Gas Natural Fenosa ha producido la película “Proyecto Tiempo” dirigida por Isabel Coixet.

La película, de ciencia ficción, cuenta la historia de Pablo Andrade, creador de un biochip llamado Brainstart, y de los terribles secretos que oculta su familia. Comienza en 2019 y acaba en 2069.

En el futuro, la humanidad tendrá las claves para hacer un uso responsable del consumo energético, pero se enfrentará a nuevos dilemas morales…

La película está formada por cuatro cortometrajes entrelazados.

Parte I: “La llave” (14 min. aprox.)

En 2019 el pequeño Pablo Andrade acude con su familia a un “escape room”. Para escapar a tiempo, deberán encontrar pistas, solucionando enigmas relacionados con la eficiencia energética.

Es una trepidante historia contra reloj que concienciará al espectador de los beneficios del ahorro energético.

Actores y actrices: Úrsula Corberó, Aitor Luna, Joel Bramona, Brays Efe y Greta Fernández.

Parte II: “La cura” (18 min. aprox.)

La trama se traslada al año 2043. Pablo Andrade es un prometedor científico sin trabajo, obsesionado en hallar una cura para el cerebro de su madre, Alma, que acaba de sufrir un ictus. Pero la cura no solo devuelve el cerebro a su estado habitual, sino que lo mejora. Cuando nace Hugo, el hijo de Pablo, Alma tiene muy claro lo que hay que hacer...

Las temáticas de esta pieza cinematográfica giran en torno a las aplicaciones de móvil para control del consumo, la previsión de necesidades, los sensores de alto rendimiento y la domótica.

Actores y actrices: Carmen Machi, Pablo Rivero, Belén Cuesta e Hiba Abouk.

Parte III: “El juego” (19 min aprox.)

Un salto en el tiempo y llegamos a 2059. Hugo Andrade es un adolescente aficionado a un juego de realidad aumentada llamado Final Game. El juego permite capturar la energía negativa de crímenes que tuvieron lugar en el pasado, y recanalizarla a través del dispositivo llamado Energyplay. Un día, Hugo lo modifica para hacerlo más sensible, y esto le hace descubrir un crimen para el que no estaba preparado.

Actores y actrices: Carmen Machi, Lluís Homar, Oscar Casas, Laia Manzanares, Cristina Castaño y Adriá Collado.

Parte IV: “Brainstart” (19 min. aprox.)

En el año 2069 a todos los recién nacidos se les instala en el cerebro Brainstart, un biochip que da acceso al conocimiento universal. Su inventor, Pablo Andrade, usó como conejillo de indias a su propio hijo, Hugo, conocido en todo el mundo como El Pionero. Años más tarde, Hugo va a ser padre por primera vez, pero su mujer, Eva, se niega a que al bebé le implanten el Brainstart. La última parte de “Proyecto Tiempo” nos mantiene en vilo hasta el final, con un desenlace que desvelará toda la verdad sobre la familia Andrade.

Actores y actrices: Carmen Machi, Lluís Homar, Miguel Ángel Muñoz, Charlotte Vega, Ana Fernández y Mariona Terés.



viernes, 20 de abril de 2018

Morir lentamente en vida

Alto y claro.

Fuente: “Alegría” de Álex Rovira y Francesc Miralles.

Los cambios lentos, casi imperceptibles, acaban convirtiéndose en parte de nuestra realidad sin apenas darnos cuenta, pero, a la larga, pueden resultar fatales.

Hay una resignación perezosa que podemos llamar “paz barata”, que, en realidad, acaba saliendo muy cara. Es la falsa calma que sentimos cuando no queremos enfrentarnos a una realidad disfuncional o desagradable, porque nos supondría replantearnos muchas cosas.

Seguimos en una relación sentimental, en un trabajo o haciendo una actividad que nos va matando lentamente en vida, para evitar hacer el esfuerzo que conllevaría un cambio.

La adaptación progresiva puede llevarnos a una muerte lenta, física o psíquica, sin darnos cuenta.

Hay personas que han ido perdiendo la alegría de vivir, lenta e imperceptiblemente, a base de resignación y no son conscientes de ello.

Según la teoría de la adaptación progresiva, si te encuentras en un entorno tóxico, acabas aceptando y asumiendo que eso es lo normal.

La fábula de “La rana que no sabía que estaba hervida” del filósofo Olivier Clerc ilustra muy bien lo que acabamos de decir.

Imaginad una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. La cazuela se está calentando a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana, esto le parece agradable, y sigue nadando.

La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.

Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más.

Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo por salir de la cazuela.

Si la hubiéramos sumergido de golpe en la cazuela con el agua a cincuenta grados, de una sola zancada ella se habría puesto a salvo, saltando fuera del recipiente.

Como la rana que se va durmiendo en el agua caliente hasta quedar escaldada, cuando nos demos cuenta, puede ser demasiado tarde, o el tren que queríamos tomar ya habrá pasado de largo.


domingo, 15 de abril de 2018

Vampiros energéticos

Busca el contacto con personas que te impulsen a celebrar la vida y huye de las personas grises que apagan los colores de tu alma.


Fuente: “Deja de quejarte y libérate” de Brenda Barnaby.

La queja es contagiosa y predispone a los demás a quejarse; tiende a expandirse como reguero de pólvora, se enquista en todo campo propicio y se convierte en una forma de ser quejosa. Por eso, hemos de guardar una distancia prudencial de las personas adictas a la queja o a la crítica o, por lo menos, tomar ciertas precauciones para que no nos afecten.

La influencia de estas personas nos debilita, nos predispone mal, porque contagian pesimismo y nos producen desconfianza de todos y de todo, por lo cual, poner distancia, o por lo menos un freno a sus comentarios, es una manera de fortalecernos.

No debemos dejar que nos influencien negativamente, que nos predispongan a la tristeza, el enojo, la cizaña y discordia.

Será necesario, también, identificar a estas personas. Las características de los quejosos son:

- Se hallan sumamente insatisfechos de su vida, lo que les genera un alto grado de frustración y decepción.

- Son pesimistas.

- Hacen amenazas.

- Una característica común de todos ellos es el enojo y la indignación.

- Piden justicia o retribución, aunque nunca definan bien a ninguna de las dos.

- Reclaman permanentemente atención.

- Todo el tiempo exigen explicaciones.

- Tienen un profundo deseo de que sus preocupaciones sean reconocidas.

Un modo efectivo de frenar sus embestidas verbales es preguntarles qué solución tienen para el problema del que se están quejando o decirles por qué no manifiestan su enojo o preocupación ante la persona o entidad que corresponda, a fin de poder llegar a una salida satisfactoria. Como la mayoría de los practicantes de estos deportes, lo hacen de manera automática, no sabrán qué responder y seguramente opten por el silencio.


martes, 10 de abril de 2018

Mensajes tóxicos


Fuente: “La respuesta” de Mario Alonso Puig.

Un señor vendía bocadillos en un pequeño establecimiento al lado de la carretera. Siempre estaba lleno de clientes porque los bocadillos, aunque no eran baratos, eran espectaculares. El propietario era muy amable, siempre parecía contento e ilusionado. El negocio funcionaba muy bien.

Su hijo, que estaba haciendo un Máster en Administración de Negocios en una universidad muy prestigiosa, un día, hablando por teléfono, le preguntó:

—Padre, ¿qué tal te va con la crisis?

El padre contestó:

—Hijo, ¿qué crisis? Si aquí va todo estupendamente…

La respuesta de su hijo le desconcertó:

—¿Pero no te has enterado? Hay una crisis tremenda. Tienes que tomar urgentemente medidas.

Ante esta carta, el negociante empezó a preocuparse y hacer cábalas:

—Quizás estoy comprando jamón y queso demasiado buenos.

Así que empezó a comprar, primero, productos más económicos. Luego, empezó a comprar en menor cantidad. También cambió de actitud, estaba más tenso…Y, poco a poco, cada vez iba menos gente a su negocio.

Con la caída de clientes, reflexionó:

—Lo que me dijo mi hijo es verdad.

De modo que redujo más sus gastos y aumentó su ansiedad. Los clientes se dieron cuenta. Ya no querían comprar allí sus bocadillos y, además, muchas veces, cuando paraban, los bocadillos ya se habían acabado.

El hombre tuvo finalmente que cerrar y escribió a su hijo:

—¡Qué ciego estaba! Todo lo que decías era cierto. No me había dado cuenta de la crisis que había.

El estado de ánimo nos condiciona de manera extraordinaria la salud, la claridad mental, la creatividad y la eficiencia. No podemos dejar nuestro estado de ánimo en manos de quienes no paran de mandarnos mensajes llenos de toxicidad. Hay que huir de la negatividad como de la peste.


jueves, 5 de abril de 2018

Perdido en el desierto


Fuente: “La llave de la paz interior” de Ramiro A. Calle.

Era un viajero que se había perdido en el desierto y estaba a punto de perecer de sed. Pasó por allí una caravana y, en cuanto divisaron al moribundo, varias personas de la misma corrieron hacia él. Cuando una de esas personas iba a dar agua al sediento, las demás la detuvieron y le dijeron:

—¡Espera! Vamos a preguntarle a este buen hombre en qué prefiere que le sirvamos el agua.

Una de esas personas presentes dijo:

—Deberíamos dársela en una copa.

Otra replicó:

—Mejor dársela con ayuda de una cucharita.

Otra afirmó:

—Una cucharita es demasiado pequeña y sería mejor con un cucharón.

Otra preguntó:

—¿Pero por qué no directamente del pellejo del camellero?

Otra aseveró:

—Así se derramaría; es preferible con una tacita.

—¿Y no sería mejor empapando un paño con agua y depositándolo en sus labios?

Y porfiando cada persona y tratando de dar su opinión, el sediento expiró.

Una mente dispersa, o que se extravía en la periferia en lugar de ir al centro y se empantana con lo irrelevante, es fuente de confusión y no se percata de las que debieran ser prioridades ni procede con la urgencia del momento ni de acuerdo con las circunstancias. Hay que ejercitar la mente para que sea más directa y clara.