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miércoles, 31 de agosto de 2022

Cómo ayudar


Fuente: “Somos fuerza” de Patricia Ramírez.

Prestar ayuda no es llegar y decirle al otro lo que tiene que hacer u ofrecerle lo que creemos que necesita. Requiere de otros ingredientes y valores que facilitarán que el otro acepte y se deje ayudar. Veamos qué podemos hacer para ofrecer y dar ayuda.

Antes de ofrecer ayuda, acepta las diferencias. Cuando ofrecemos ayuda, o cuando realizamos un regalo, normalmente lo hacemos en función de lo que a nosotros nos agradaría. Es más sencillo pensar en los demás a partir de lo que nos gustaría o no facilitaría la vida a nosotros. Por eso, cuando ofreces ayuda no siempre aciertas con lo que la otra persona necesita. No te sientas mal si la rechaza. Puede que, a pesar de toda tu buena voluntad, no sea la clase de ayuda que necesita.

Busca el momento adecuado para ofrecerte. Aunque tú percibas la urgencia de la necesidad de ayudar, si el otro no está emocionalmente receptivo, ni te escuchará ni se dejará ayudar. Trata de que esté calmado, de que disponga de tiempo para escucharte, plantearte dudas, comprometerse contigo… No es lo mismo que se deje ayudar por no escucharte más que porque esté convencido de que es bueno para su persona.

Más “qué necesitas” y menos “qué tienes que hacer”. Es más fácil ayudar preguntando que dando consejos. Dar consejos sin saber si son viables es poner a la otra persona en un compromiso. Cuando sepas que alguien necesita ayuda, simplemente pregunta: “¿Qué necesitas de mí?”. O bien “En qué te puedo ayudar”. A veces lo que más necesita el otro es que permanezcas a su lado, sin decir ni hacer nada, por duro que te parezca. La ayuda tiene que servir a la persona que está sufriendo, no a quien desea aportar algo.

Di concretamente en qué puedes ayudar. Cuando alguien está en plena crisis, le ayudará poco que le digas: “Avísame cuando me necesites”. El otro está confuso, perdido, nervioso, apático…, le resulta imposible concretar. Es preferible ofrecerse con algo concreto, por ejemplo: “¿Querrías que esta semana te llevara a los niños al colegio mientras tú vas a tus revisiones en el hospital?”.

Ayuda sin condiciones. Ayudar pidiendo algo a cambio no es ayuda, es manipulación. Y no me refiero a que te lo paguen, sino a comentarios como. “Yo te acompaño a la terapia, pero tú prométeme que no llamarás más a tu ex”. Cuando uno ofrece ayuda, solo tiene que verbalizar: “No te preocupes, yo te acompaño a terapia”. Este tipo de presión es típico entre personas entre las que existe un alto grado de confianza.

Tu ayuda tiene que facilitarle la vida. A veces ofrecemos ayuda con ideas que a nosotros nos parecen sencillas, pero que para la otra persona pueden ser un mundo. Tus ayudas tienen que ser sencillas de poner en práctica para la otra persona; no deben dificultarle más el momento por el que está pasando. Un ejemplo es cuando alguien ha perdido a su mascota, a un familiar, se ha separado, está atravesando un período triste a solas, y le pedimos que se venga a nuestra casa. Para esa persona, salir de su seguridad, de su cafetera, de su cama, es un motivo más de estrés. Si deseas ofrecer compañía y puedes, ofrécete tú a ir a la suya. No insistas en sacarle de las pocas rutinas que todavía la mantienen segura.

No pases factura. Si le recuerdas al otro que tú le ayudaste en un momento delicado y que ahora esa persona debería responder o ayudarte o lo que sea, no volverá a dejarse ayudar por ti. En la vida esa reciprocidad debería ser natural, no impuesta. Puedes elegir a las personas a las que prestar ayuda, pero si lo haces, que sea desde el corazón, no para recordarles en un futuro que tú estuviste ahí.

Acepta que el otro no desee que le ayudes. No podemos ayudar a quien no desea recibir ayuda. Igual no ha llegado su momento. Igual no está preparado. Igual no tiene confianza. Igual no eres la persona adecuada. Sea cual sea el motivo, no te sientas mal, no lo tomes como algo personal. Estoy segura de que, aun así, te lo agradece muchísimo. Hay personas que se han educado en el dar, pero no en el recibir. No están acostumbradas a que les ayuden y no saben aceptarlo.


jueves, 25 de agosto de 2022

El mejor homenaje

«No morimos cuando se acaba la vida, morimos cada día que no sabemos vivirla».
Mª Jesús Álava Reyes (“Saca partido a tu vida”).



 “Follow the dream” (“Sigue el sueño”). Richard Harvey.

Fuente: “Saca partido a tu vida” de Mª Jesús Álava Reyes.

✦ Cuando una persona cercana nos deja para siempre, nos replanteamos todo y nos damos cuenta de que muchos días se nos pasan sin sentirlos. No dejes que la rutina y las supuestas obligaciones te impidan vivir lo más importante de tu vida: tus emociones y tus valores.

✦ Cuando lo que más quieres lo pierdes, es cuando más necesitas lo mejor de ti. Abrázate con fuerza en los peores momentos, te ayudará a salir.

✦ Si vives pensando solo en la muerte, te perderás la espontaneidad de la vida; pero si vives como si nunca fueras a morir, quizás el día que llegue seas consciente de que se te escapó tu tiempo sin vivir.

✦ El mejor homenaje a las personas que añoramos es vivir; vivir para sentirlas y abrazarlas con nuestro corazón emocionado; vivir para agradecer todo lo que nos dieron y enseñaron; vivir para ofrecerles nuestro mejor regalo: su imagen reflejada en nuestra sonrisa llena de vida.

✦ Cuando añores la presencia de una persona muy querida para ti, recuerda que el mayor homenaje que puedes rendirle es que su recuerdo llene de alegría y vida tus emociones más profundas. No respondas con tristeza y oscuridad a quien iluminó tu existencia.


viernes, 19 de agosto de 2022

La eternidad aquí y ahora

En esta entrada recojo dos grandes, aunque breves, mensajes sobre la vida eterna. El primero es de Anthony de Mello (1931-1987), sacerdote jesuita y psicoterapeuta conocido por sus libros y conferencias de espiritualidad en los que utilizaba, además de la tradición judeocristiana, elementos teológicos del hinduismo, el budismo y el islamismo.

«La idea que la gente tiene de la eternidad es estúpida: piensa que dura para siempre porque está fuera del tiempo. La vida eterna es ahora, está aquí, y a ti te han confundido hablándote de un futuro que esperas mientras te pierdes la maravilla de la vida que es el ahora».

El segundo, es del estadounidense Wayne Walter Dyer (1940-2015) doctor en psicología, psicoterapeuta y autor de libros de autoayuda y crecimiento espiritual.

«Esa energía que eres, y que puedes llamar como quieras, espíritu, alma, no puede morir nunca y nunca ha muerto en el pasado.

La mayoría de la gente piensa en el mundo espiritual como algo que sucederá en el futuro, que conocerán después de la muerte.

A la mayoría de nosotros se nos ha enseñado que el yo superior es algo que no se puede conocer mientras nos encontremos atrapados en un cuerpo de este planeta, pero el espíritu es ahora. Está en ti en este preciso momento y la energía no es algo que terminarás por conocer, sino que es lo que tú eres aquí y ahora».


sábado, 13 de agosto de 2022

La comparación social en las redes


Fuente: “¿Por qué no soy feliz?” de Silvia Álava Sordo .

La comparación social es uno de los enemigos que más nos aleja del bienestar emocional y está en el origen de muchos de nuestros sentimientos de insatisfacción e inseguridad.

Hoy en día no es necesario pasarnos el tiempo mirando por la ventana lo que hacen nuestros vecinos. Las redes sociales se han convertido en el escaparate de nuestra vida. Mostramos nuestro “mejor producto”, aquel que queremos vender o con el que creemos que podremos atraer una mayor clientela. Y esto pone en una bandeja de oro la comparación social. Basta encender el teléfono o el ordenador para que nos lleguen notificaciones de lo que hacen nuestros amigos y compañeros, incluso gente que ni siquiera conocemos, pero seguimos porque nos gusta lo que cuentan. Esta exposición en las redes sociales hace que la máquina inconsciente de la comparación se encienda.

Las vidas que los demás exponen en las redes parecen divertidas, llenas de momentos mágicos y la nuestra, a su lado, parece de lo más aburrido y llena de obligaciones. La vida de los demás parece mejor que la nuestra. ¡Hasta nuestra comida parece menos apetitosa que la que los demás ponen en sus fotos!

Las redes sociales no son el problema: puedes utilizarlas para estar informado de lo que te gusta, saber qué hacen los amigos o conocer más sobre temas en concreto que te interesan. Las redes sociales no son buenas ni malas en sí mismas; no obstante, si detectas que te estás comparando con las personas que ves, es el momento de analizar lo que te ocurre y evitar dicha comparación.

Al abrirte una cuenta de una determinada aplicación no ponía que era un concurso de ver quién tenía más likes, o más seguidores o quién publicaba la mejor foto. No entres en ese juego.

A todos nos gusta ver un buen número de “me gusta” en nuestras publicaciones. Queremos gustar a los demás y necesitamos su aprobación. El problema surge cuando te importa en exceso gustar a los demás y tus emociones dependen de cuántos “corazones” consiguen tus publicaciones.

No es sano estar comparándose continuamente con los otros y menos en el escaparate de las redes sociales, donde las personas no colgamos la realidad de nuestra vida, sino la proyección de ésta, lo que queremos mostrar, muchas veces con filtros y fotos que deforman la realidad.

Tener el foco puesto en la vida de los demás es comprar todas las papeletas de la rifa de la infelicidad. Cuanto más te compares, más posibilidades tienes de salir perdiendo, es decir, de darte cuenta de que va a haber alguien más guapo, más inteligente, con más dinero, con una casa más grande… Cuando te comparas “hacia arriba”, tu autoestima queda dañada y te genera sentimientos de inferioridad porque interpretas que eres menos que los demás.

En la vida es aconsejable querer mejorar, tener metas que alcanzar. De hecho, aprender algo nuevo cada día nos ayuda a generar emociones agradables y con ello incrementar nuestro bienestar emocional. El problema empieza cuando el objetivo no es mejorar, aprender o hacer las cosas lo mejor posible, sino que estamos en todo momento revisando qué tienen o qué hacen los demás porque no queremos quedarnos atrás.

El objetivo no es ser más que nadie ni tener más cosas que nadie, sino sentirse orgulloso y satisfecho respecto a lo que se hace. Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, desaparece esa necesidad de comparación continua y no nos importa estar con personas más inteligentes o mejor posicionadas. Nos alegramos por ellas e incluso podemos vivirlo como una oportunidad para aprender.

Querer mejorar, aprender cada día, son aspiraciones que te acercan a conseguir la mejor versión de ti. Eso es suficiente para generar emociones agradables.

Toma las riendas de tu vida. Solo tienes que gustarte a ti mismo. Ajusta tus expectativas y decide por ti. Deja de compararte, aprende a valorar lo que tienes y no pongas el foco en lo que te falta.

La vida no es un concurso, sino un largo camino por recorrer y con el que disfrutar.


sábado, 6 de agosto de 2022

Cada loco con su tema

“Cada loco con su tema” es un refrán español. Según El Centro Virtual Cervantes, significa que «cada uno siente apego por una cosa aunque no siempre de manera racional, lo que puede convertirse en una obsesión o una manía. Denota que cada persona tiene sus propias preferencias, sus propias manías, su manera de “ser loco” para quien no comparta sus aficiones o aspiraciones».

En definitiva, significa que todas las personas tenemos formas de pensamiento diferentes, incluso ideas extravagantes, y que cada uno está en su derecho de pensar, expresar o hacer aquello que le interesa o agrada.

En algunas ocasiones, se utiliza para hacer referencia a las personas que se aferran a una opinión y no escuchan a otras personas. Están “cerradas” con lo que creen y por eso, haciendo una analogía con las personas que viven en su propio mundo por algún problema psiquiátrico, son “locos con su tema” .

Otras veces, el refrán se utiliza para criticar a las personas que no siguen una conversación y “salen” con algo que no tiene nada que ver con lo que se está hablando.

Finalmente, también se emplea para recriminar a alguien que solo se preocupa por su interés particular.

“Cada loco con su tema” es, además, el título del decimoséptimo disco LP, editado en 1983, del cantautor Joan Manuel Serrat que compuso la letra y la música de todos los temas del disco.

 “Cada loco con su tema”. Joan Manuel Serrat.
Cada loco con su tema

Cada loco con su tema,
contra gustos no hay disputas;
artefactos, bestias, hombres y mujeres,
cada uno es como es,
cada quien es cada cual
y baja las escaleras como quiere.

Pero, puestos a escoger, soy partidario
de las voces de la calle más que del diccionario,
me privan más los barrios que el centro de la ciudad
y los artesanos más que la factoría,
la razón que la fuerza,
el instinto que la urbanidad
y un siux más que el Séptimo de Caballería.

Prefiero los caminos a las fronteras
y una mariposa al Rockefeller Center
y al farero de Capdepera al vigía de Occidente.

Prefiero querer a poder,
palpar a pisar,
ganar a perder,
besar a reñir,
bailar a desfilar
y disfrutar a medir.

Prefiero volar a correr,
hacer a pensar,
amar a querer,
tomar a pedir...

Antes que nada, soy partidario de vivir.

Cada loco con su tema,
contra gustos no hay disputas;
artefactos, bestias, hombres y mujeres,
cada uno es como es,
cada quien es cada cual
y baja las escaleras como quiere.

Pero, puestos a escoger, prefiero
un buen polvo a un rapapolvo
y un bombero a un bombardero,
crecer a sentar cabeza,
prefiero la carne al metal
y las ventanas a las ventanillas,
el lunar de tu cara a la Pinacoteca Nacional
y la revolución a las pesadillas.

Prefiero el tiempo al oro,
la vida al sueño,
el perro al collar,
las nueces al ruido
y al sabio por conocer que a los locos conocidos.

Prefiero querer a poder,
palpar a pisar,
ganar a perder,
besar a reñir,
bailar a desfilar
y disfrutar a medir.

Prefiero volar a correr,
hacer a pensar,
amar a querer,
tomar a pedir...

Antes que nada, soy partidario de vivir.