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viernes, 28 de febrero de 2014

Asamblea en la carpintería

Cuento para niños y no tan niños

Fuente: “Cuentos para regalar a personas sensibles” de Enrique Mariscal.

Cuentan que en una carpintería hubo una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar diferencias.

El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar, ya que se pasaba todo el tiempo haciendo ruidos.

El martillo aceptó la culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo, argumentando que había que darle demasiadas vueltas para que sirviera.

El tornillo aceptó el ataque, pero exigió la expulsión de la lija. Señaló que era áspera en su trato y tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, pero exigió que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás como si él fuera perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició la tarea. Utilizó el martillo, la lija, el metro, y el tornillo. Finalmente, la tosca de madera se convirtió en un hermoso mueble.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación.

Fue entonces cuando el serrucho dijo:

—Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso nos hace valiosos. Así que no pensemos en nuestras fallas y concentrémonos en la utilidad de nuestros méritos.

La asamblea pudo ver entonces que el martillo es fuerte, el tornillo une, la lija pule asperezas y el metro es preciso. Se vieron como un equipo capaz de producir muebles de calidad.

Esta nueva mirada los hizo sentir orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.


domingo, 23 de febrero de 2014

Bendita ilusión

Antonio Machado en el hotel de Colliure donde murió. Es probablemente su última foto vivo.

  “En Colliure”. Joan Manuel Serrat.

Ayer, 22 de febrero, se cumplieron 75 años de la muerte en Colliure (Francia) del poeta sevillano Antonio Machado.

Murió en el exilio, cansado y derrotado, como en el poema que él mismo escribió: “ligero de equipaje”. Su hermano José, que lo acompañaba en el destierro, halló en el bolsillo de su chaqueta, tras su muerte, unos papeles arrugados. En uno de ellos estaba escrito su último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia”.

Para mí, Antonio Machado es el poeta más emblemático de la generación del 98. Con esta entrada me gustaría añadir mi pequeño homenaje con un poema que pertenece a su obra “Soledades. Galerías. Otros poemas”, recopilación de 1907 que amplía el libro “Soledades” publicado en 1903.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

En este poema, que consta de veintiocho versos octosílabos agrupados en siete cuartetas de esquema métrico abab y rima consonante, el poeta sueña que cree en Dios. El agua que siente manar y le da nueva vida, las abejas que transforman las penas en dulce miel o el sol que calienta y alumbra, se refieren a esa presencia de Dios en su corazón.

Aunque hay quienes niegan la fe de Machado, la presencia de Dios ocupa en su pensamiento un lugar significativo. En algunas ocasiones se trata de un Dios en el que desea creer, pero no puede. Otras veces es una búsqueda reflexiva entre la duda.

Su hermano José, que vivió con el poeta en la última parte de su vida, afirma que fue un hombre de creencias religiosas, pero que su religión era “personal”. Para su amigo José Bergamín, Machado fue, en su vida y en su obra, un hombre de fe. El mismo Antonio Machado en una carta a Unamuno dice: “Cuando reconozco que hay otro yo, que no soy yo mismo ni es obra mía, caigo en la cuenta de que Dios existe y de que debo creer en Él como en un padre”.

No cabe duda de que Antonio Machado tiene una honda preocupación religiosa y que sus dudas religiosas se manifiestan en su obra como un fluctuar entre el escepticismo y una inconcreta creencia, entre la desesperanza y la esperanza.


miércoles, 19 de febrero de 2014

Comparte tu luz

Este cuento está incluido en el libro “¿Qué se le puede pedir a la vida?” de Javier Urra.

Un filósofo de Oriente contó a sus discípulos la siguiente historia, que después éstos transmitieron:

“Varios hombres quedaron encerrados en una oscura caverna, donde casi no podían ver nada. Pasado un tiempo, uno de ellos logró encender una pequeña tea. La luz que daba era escasa, pero se le ocurrió que podía ayudar a cada uno de los demás para que prendieran su propia tea y así la caverna se iluminó”.

El maestro concluyó que este relato nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo y que compartirla no la desvanece, sino que, por el contrario, la hace crecer.


viernes, 14 de febrero de 2014

Belleza digital

“Beauty” (Belleza) es el título del cortometraje, lanzado en internet en enero de 2014, del italiano Rino Stefano Tagliafierro, director y creador de vídeos experimentales. En él da vida, gracias a técnicas de animación digital, a más de un centenar de pinturas, desde el Renacimiento hasta el Simbolismo de finales del siglo XIX, pasando por el manierismo, barroco, neoclasicismo y romanticismo.

Podríamos definir el cortometraje como una película de obras de arte en movimiento. La animación consiste en que algunos de los elementos de las pinturas, cobran movimientos sutiles y delicados que imprimen vida a las imágenes.

Tagliafierro hace una interpretación de las etapas de la vida humana desde el nacimiento hasta la muerte. Comienza con visiones de la infancia seguidas, en una atmósfera erótica, de la juventud que, inexorablemente, dan paso a la decadencia, al dolor y la muerte.

Confieso que comencé a ver el vídeo con recelo, pero reconozco que me acabó “hipnotizando”. “Beauty” ha utilizado el arte para crear algo diferente.



domingo, 9 de febrero de 2014

La aceptación, clave para la oportunidad

Fuente: “Reinventarse. Tu segunda oportunidad” de Mario Alonso Puig.

“La vida está interesada en que aprendamos de sus lecciones para que así, poco a poco, despleguemos nuestro verdadero potencial y reconozcamos la esencia que se oculta tras la apariencia”.

Cuando nos ocurre algo que no nos gusta, inmediatamente dotamos a ese evento de un significado. Este significado es el que tiene el poder para poner en marcha emociones negativas como la ira, la frustración o la angustia.

Capturados por la emoción, es muy difícil salir de ella si no entendemos la raíz de lo que ha ocurrido y, por eso, la palabra clave es la aceptación, que no es sino la reconciliación con la realidad.

La aceptación nada tiene que ver con la resignación, entre otras cosas porque la resignación lleva a la inacción dolorosa al considerar que no hay nada que uno pueda hacer para darle la vuelta a las cosas.

La aceptación logra lo que nunca puede lograr la resignación, ya que, a diferencia de ésta, la aceptación impulsa a la acción, a la toma de responsabilidad, a ser uno plenamente consciente de que sí que es capaz de dar una respuesta a lo sucedido.

En la aceptación, la acción que se pone en marcha no es para rebelarse con lo ocurrido, sino para rebelarse ante la idea de que uno no tiene opción de respuesta.

En el momento en que yo me abro a la posibilidad de aceptar algo, también me estoy abriendo a la posibilidad de considerar que puede haber una oportunidad oculta en esa situación y que puedo buscar el otro lado de la moneda.

Las mejores opciones para que se abra la puerta de la oportunidad no están en dejarnos atrapar por reacciones o automatismos, por lógicos y razonables que me parezcan. La mejor oportunidad está en preguntarme: “¿Qué puede haber de valor en lo que me está ocurriendo”?

Hay otro elemento que puede ayudarnos mucho a reducir la tensión en la que vivimos. Me refiero al agradecimiento por todo lo valioso que hay en nuestras vidas y no dejarnos invadir por unos sentimientos que solo pueden tener su origen en una visión parcial de las cosas.

No tiene sentido que nos desgastemos tanto queriendo cambiar las cosas que, de entrada, están fuera de nuestro alcance, y que nos sintamos tan impotentes a la hora de gestionar nuestros propios estados de ánimo.

Decirle sí a la vida tiene que ver mucho con dejar de adoptar el papel de víctimas, dedicando nuestro valioso tiempo y energía a buscar culpables, y tomar responsabilidad a la hora de dar una respuesta a lo que nos sucede.

Frente a la resistencia o la resignación, están la aceptación y el agradecimiento. Tal vez porque ni la aceptación ni el agradecimiento parecen razonables, es por lo que nos permiten acceder a lo que tampoco parece posible.


martes, 4 de febrero de 2014

El poder de la actitud

Fuente: “El cociente agallas” de Mario Alonso Puig.

Hemos de estar muy atentos ante aquellos mensajes que nos intentan convencer de que no podemos cambiar, que solo es posible aspirar a la mediocridad. Estos mensajes resultan fáciles de digerir porque generan una sensación de alivio. ¿Por qué sentirnos decepcionados con nosotros mismos, si sencillamente no nacimos con lo necesario? Esto consuela mucho. No hay nada mejor que una buena justificación para poner nuestra conciencia a dormir.

Los talentos y las capacidades que tenemos son expansibles y, por consiguiente, ni la inteligencia, ni la imaginación ni la memoria son facultades estáticas. El propio esfuerzo y la dedicación tienen un gran impacto en estas facultades tan importantes. Por eso, no nos debemos desanimar cuando nuestro punto de partida no es el que quisiéramos tener. La actitud es siempre más importante que la aptitud. Desde el reconocimiento del “no sé” y desde el entusiasmo del “quiero saber”, nos podemos superar y acceder a muchos mundos insospechados.

Es mejor reconocer nuestra falta de coraje, de determinación y compromiso que escudarnos en una falta de talentos y capacidades. Es mejor reconocer que nos falta “cociente agallas” a escudarnos en un supuesto insuficiente cociente intelectual.

No son las cartas que nos tocan, sino la manera en la que las jugamos, lo que más impacto tiene en el juego. Sin embargo, hoy, como en época de Descartes damos por hecho que lo que de verdad cuenta en el éxito es el talento que uno ha heredado y no el carácter que uno ha desarrollado.