Presentación   /   Página de Inicio   /   Frases y citas para el cambio   /   Libro de visitas
  ÍNDICES POR TEMAS O ETIQUETAS:

jueves, 29 de enero de 2015

Los finales son solo principios

Este relato está incluido en el libro “El camino de la espiritualidad” de Jorge Bucay.

Diálogo entre hermanos:

—No puedo más. Me falta oxígeno, ni siquiera me puedo mover.

—Debes resistir. Esto pasará.

—No lo creo, hermano. Todo ha ido empeorando en las últimas horas. Las paredes tiemblan y alrededor todo se deteriora rápidamente.

—Lo sé, pero este lugar es nuestra única posibilidad. Tienes que aguantar.

—Es que no puedo seguir así. Creo que será mejor que me deje llevar por la corriente.

—No lo hagas, hermano. Si te sueltas serás arrastrado hacia el agujero que conduce a la muerte y la destrucción. Vamos, esfuérzate un poco más.

—Ya lo he decidido, no voy a quedarme aquí esperando la muerte. Quizá, si me suelto, haya otra posibilidad. Ni siquiera sabemos qué hay al otro lado…

—¿Otra posibilidad? ¿De qué hablas? ¿Qué comerás? ¿Cómo te cuidarás de los golpes? ¿Y el frío y el calor? Es una locura. Vamos, aférrate a mí.

—No. Basta ya.

Y dicho esto el más pequeño se soltó de su amarra y fue arrastrado hacia abajo, hacia el negro agujero de lo desconocido.

Su hermano lo miró desaparecer con angustia y creyó escuchar, unos segundos después, el llanto desesperado de su hermano del otro lado del agujero.

“Pobre —pensó—, una muerte horrible”.

Afuera, su hermano lloraba hinchando sus pulmones de aire fresco.

Había nacido.


sábado, 24 de enero de 2015

Saborear la vida

Fuente: “Lecciones de vida” de Elisabeth Kübler-Ross y David Kessler.

La principal lección que nos enseñan las personas que se han enfrentado a enfermedades terminales es la de vivir cada día en su máxima plenitud, pues cuando reconocemos la realidad de la propia muerte nos damos cuenta de que seguimos vivos, que debemos vivir nuestra vida ahora y que lo único que tenemos es esta vida en este momento. Ésta es, sobre todo, una lección para las personas que aún tienen tiempo para hacer cambios y disfrutar de los resultados.

¿Cuándo fue la última vez que contemplaste de verdad el mar, o percibiste el olor de la mañana, o acariciaste la cabecita de un bebé, o disfrutaste plenamente de una comida, o paseaste descalzo en la hierba, o contemplaste el cielo azul? Todas éstas son experiencias que, por lo que sabemos, tal vez no tengamos de nuevo.

Muchos de nosotros vivimos cerca del mar, pero nunca nos tomamos el tiempo de verlo sosegadamente. Todos vivimos bajo las estrellas, pero ¿contemplamos alguna vez el cielo? ¿Realmente tocamos y saboreamos la vida, vemos y sentimos lo extraordinario, especialmente en lo ordinario?

Hay un refrán que expresa que, cada vez que un niño nace, Dios ha decidido darle al mundo una nueva oportunidad. Del mismo modo, cada día que despiertas te han regalado un día más para experimentar la vida. ¿Cuándo fue la última vez que viviste plenamente un nuevo día?

No tendrás otra vida como ésta. Nunca volverás a desempeñar este papel y experimentar esta vida tal como se te ha dado. Nunca volverás a experimentar el mundo como en esta vida, en esta serie de circunstancias concretas, con estos padres, hijos y familiares. Nunca tendrás los mismos amigos otra vez. Nunca experimentarás de nuevo la tierra en este tiempo con todas sus maravillas.

No esperes para echar una última mirada al océano, al cielo, a las estrellas o a un ser querido. Ve a verlo ahora.


lunes, 19 de enero de 2015

Dios no necesita intermediarios

Este relato está incluido en el libro “El camino de la espiritualidad” de Jorge Bucay.

«Cuentan que, cierta vez, Buda llegó a un pueblo cercano a un monasterio y que mucha gente le preguntó por qué no le gustaban los monjes ni las religiones. Dicen que Buda contestó que no entendía el trabajo de aquéllos ni el sentido de éstas.

Un día unos monjes fueron a visitarlo; llevaban una cesta llena de fruta, una guirnalda de flores y los respetos del gran sacerdote del monasterio.

—Escuchamos tus palabras —dijeron— y venimos a aclararte que nosotros somos apenas intermediarios entre Dios y el hombre… y los sabemos.

Ante ese comentario, Buda preguntó:

—¿Dios necesita intermediarios? ¿Acaso no está presente en todos los hombres y en todos los lugares?

El monje le explicó:

—No, no los necesita, pero los hombres deben descubrirlo. Dice nuestro maestro que lo que hacemos es vender agua a la orilla del río con la esperanza de que un día los hombres se den cuenta de que pueden recoger el agua por sí solos.

Buda rio a carcajadas…

Los monjes le preguntaron cuál era la parte graciosa del planteamiento.

—Según me decís, ponéis mucho empeño en esa tarea transitoria, esperando el momento en que ya no sea necesaria, pero no queréis aceptar que, si no estuvierais allí para vender el agua, ellos tardarían mucho menos en darse cuenta de que pueden hacerlo sin vosotros».


miércoles, 14 de enero de 2015

Las quejas automáticas

“—Qué sed tengo, qué sed tengo, qué sed tengo… Te dan de beber y... —qué sed tenía, qué sed tenía, qué sed tenía”.
Antonio Gala. “Ahora hablaré de mí”.



Fuente: “Deja de quejarte y libérate” de Brenda Barnaby

“Tengo sueño, estoy cansada, no me alcanza el dinero, me duele todo el cuerpo, mi marido es un pesado, mi mujer es una bruja, estoy cansado de hacer trámites, mi trabajo es horrible…”.

Muchas de estas frases son parte de nuestro discurso diario. Se hicieron tan normales en nosotros que ni siquiera registramos cuando las empleamos en lo cotidiano.

Cuántas veces vemos gente que, en un mercado, mientras llenan las bolsas de la compra, hablan acerca de “la miseria que estamos pasando”, o se quejan de las facturas de la luz y tienen de la mañana a la noche todas las lámparas de la casa encendidas al mismo tiempo, o protestan por el precio de la gasolina, y resulta que en una casa donde hay cuatro personas, los cuatro tienen coche, los cuatro trabajan relativamente cerca y en los mismos horarios y, sin embargo, no viajan juntos. Mejor es quejarse, ¿verdad?

Sin ir más lejos, tengo una vecina que tiene por costumbre gritar improperios a su hija cuando la niña dice palabrotas, y luego se escucha decir a la madre: ¡esta chica no aprende nunca, me salió maleducada!

Propongo que, de una vez por todas, tomemos conciencia de lo que decimos; que antes de hablar lo pensemos muy bien, porque hay gente que verdaderamente siente hambre, verdaderamente no le alcanza el dinero para mandar a sus hijos al colegio, ni siquiera pueden pagar la factura de la luz porque ni siquiera tienen un hogar.

Quejarse es no tener conciencia de lo que poseemos, es no valorar todo cuanto nos rodea, es no apreciar lo que hemos logrado y evolucionado a través del tiempo, es no tener cariño hacia lo que hemos hecho, con quién estamos y, en definitiva, lo que somos.

“La gratitud tiene enormes poderes regeneradores. Hace mucho tiempo descubrí que agradecer lo que tenía me servía para superar el sentimiento de autocompasión. Mi gratitud hacia otras personas siempre aumentaba mi felicidad. Cada vez que me sentía poco apreciado, hacía un recuento de todas las cosas maravillosas que me había ocurrido recientemente y me volvía la alegría” .
Lee Coit



viernes, 9 de enero de 2015

Diferencia entre causa y origen

Fuente: “Vivir es un asunto urgente” de Mario Alonso Puig.

Un médico caminaba por la orilla de un ancho río. De repente empezó a oír unos gritos procedentes del agua. Alguien que se estaba ahogando pedía socorro.

Aquel médico sin pensárselo dos veces se lanzó al agua y después de hacer un esfuerzo ímprobo, consiguió acercar a esa persona hasta la orilla. Mientras le prestaba asistencia comenzó a oír nuevos gritos de auxilio. Otro más, ¿cómo era posible?

De nuevo se lanzó al río y salvó a aquella segunda persona. A pesar del cansancio y de los frenéticos latidos de su corazón, el médico estaba satisfecho porque había salvado dos vidas. De pronto, nuevos chillidos lo sacaron de su estado de complacencia. Un tercer individuo imploraba su ayuda desde el río.

El médico que estaba exhausto no se planteó nada, simplemente se lanzó al agua y rescató a aquel hombre. Lo que en ningún momento el médico se imaginó fue la posibilidad de que hubiese alguien tirando a la gente al río.

La causa del agotamiento del aquel médico era que se pasaba el día apagando fuegos, solucionando problemas, rescatando gente. El origen el problema era que había alguien en la parte alta del río que se estaba encargando de tirar a la gente al agua.

Hasta que ese médico no se las ingenie para encontrar el origen del problema, las causas de su agotamiento no desaparecerán.

A muchos de nosotros nos pasa lo que le sucede al protagonista de la historia. Sin embargo, qué pocas personas se paran y van más allá e intentan comprender el origen de su falta de tiempo, de sus angustias o de las tensiones que se generan en su relación con los demás.


domingo, 4 de enero de 2015

La otra carta / la misma carta


LA OTRA CARTA

En Navidad los padres se preocupan de qué pueden regalarles a sus hijos para hacerles felices y piensan que un obsequio costoso puede ser una buena solución, pero muchos niños tienen demasiados juguetes y pasan demasiado tiempo jugando solos o viendo la televisión. Lo que más desean es pasar más tiempo con sus padres, que les hagan más caso, jugar más con ellos...

IKEA, la multinacional de origen sueco que se dedica a la venta de muebles funcionales y objetos de decoración, ha lanzado para estas navidades un anuncio, obra de la agencia McCann, de esos que tocan la fibra sensible.

A un grupo de niños, entre cuatro y nueve años, se les pidió que escribieran su carta a los Reyes Magos con los regalos que les querían pedir para este año. Después se les pidió que escribieran otra carta para sus padres, en la que tenían que poner que les pedirían a ellos esta Navidad. El contenido de todas las cartas es el mismo: «Quiero pasar más tiempo contigo».

Finalmente, se les pone en el aprieto de elegir entre una u otra carta. Los niños lo tienen claro si les dan a elegir entre sus Majestades de Oriente o sus padres...


LA MISMA CARTA

Hay otra realidad en España.

La crisis ha tenido un impacto devastador en los menores. Los niños la están sufriendo más que ningún otro grupo social y las instituciones públicas han fracasado a la hora de evitar esta situación.

El informe de Unicef calcula que uno de cada tres niños de nuestro país (2,7 millones) viven en la pobreza o en riesgo de exclusión. Son niños cuyos padres están parados, que comen gracias a los comedores sociales y no van a tener un día de Reyes.

El director gaditano José Prada ha realizado una parodia del anuncio de IKEA, titulada “La misma carta”, para llamar la atención sobre la cantidad de niños que no pueden disfrutar de los juguetes en estas fiestas y para impulsar la campaña “Los reyes somos todos”, para que ningún niño se quede sin su juguete, de la Asociación AMIGAS AL SUR que mantiene un comedor social en el barrio el Cerro del Moro en Cádiz.

La multinacional sueca IKEA ha llamado a la presidenta de la Asociación Amigas al Sur para felicitarles por la campaña y ha realizado un envío de juguetes, cien peluches, y veinticinco cajas que contienen todo tipo de alimentos navideños.