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domingo, 26 de noviembre de 2017

Mensajero

“Cada mensaje tiene una respuesta”

  “Annie’s song” (John Denver). André Rieu.

Muchos son los días en los que me planteo finalizar el blog. A veces, incluso, me propongo una fecha, redonda casi siempre. Otras, determino llegar a un número, redondo también, de entradas. Sin embargo, por razones que desconozco, no solo no dejo de publicar entradas, sino que me sorprendo a mí misma renovando su portada o, como hoy, comenzando una nueva etiqueta: “Pequeños grandes mensajes”, como no, redondos.


Fuente: “Voz de Ángel” de Nuria López.

«Ahora es un buen momento para que recuerdes cuando eras niño y la inocencia resplandecía en tu rostro con una sincera sonrisa.

Hoy deseo que surja de nuevo ese niño que hay en ti, porque, aunque han sido muchas tus experiencias desde entonces, y ya no ves a ese niño en el espejo, tu alma sigue teniendo la misma pureza que cuando naciste.

Soy tu Ángel de la Guarda, que permanezco a tu lado desde el mismo día de tu nacimiento; en aquel importante momento llegué a ti con una importante misión: iluminarte y protegerte durante todos los días de tu vida.

Siempre, mi gran amado, he estado a tu lado y durante años he intentado llamar tu atención de diferentes maneras. En los momentos más difíciles, cuando las lágrimas corrían por tus mejillas y la tristeza invadía tu corazón, yo he estado a tu lado esperando que escucharas mi llamada.

Hoy la felicidad me invade al sentir tu tierna acogida».


miércoles, 22 de noviembre de 2017

Caminos para dar sentido a la vida


Fuente: “El hombre en busca del sentido último” de Viktor Frankl.

Existen tres caminos que nos llevan a dar sentido a la vida:

Primer camino: cumpliendo un deber o creando un trabajo.

Segundo camino: experimentando algo o encontrando a alguien.

En otras palabras, se puede hallar un sentido no solo en el trabajo sino también en el amor.

Tercer camino (el más importante): Dando lo mejor de nosotros mismos, elevándonos por encima de nosotros mismos y creciendo más allá de nosotros mismos cuando hemos de enfrentarnos a un destino que no podemos cambiar. Esto es válido para los tres componentes de la tríada clásica —dolor, culpa y muerte—, en la medida en que consigamos convertir el sufrimiento en un éxito y en un logro humano, extraer de la culpa la oportunidad para cambiar a mejor y ver en la transitoriedad de la vida un incentivo para emprender una acción responsable.


viernes, 17 de noviembre de 2017

El temor a lo desconocido

Fuente: “La culpa es de la vaca. 2ª parte” de Jaime Lopera Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo.

En un país en guerra había un rey que cuando hacía prisioneros en las batallas, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros a un lado y una inmensa puerta de hierro con grabados de calaveras cubiertas de sangre al otro.

El rey hacía formar a los prisioneros en círculo en la sala y les decía:

—Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las flechas de mis arqueros o pasar por esta puerta misteriosa.

Todos elegían morir. Tiempo después, al terminar la guerra, un soldado que había servido fielmente al rey durante muchos años, se dirigió al soberano y le dijo:

—Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?

—Dime, soldado —repuso el soberano.

—¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?

—Ve y mira tú mismo —le respondió de inmediato el rey.

El soldado empezó a abrir temerosamente la puerta y, a medida que se abría, fueron entrando unos brillantes rayos de sol que iluminaron la sala. Finalmente, descubrió que la puerta se abría sobre un camino que conducía a la libertad. El soldado, admirado, solo miró a su rey mientras éste le explicaba:

—Yo les daba a todos la posibilidad de elegir, pero ellos preferían morir antes que arriesgarse a abrir esa puerta.

Todos le tememos a lo desconocido y, a veces, nos condenamos a lo conocido.


martes, 14 de noviembre de 2017

Un extraterrestre cuento de Navidad

Anuncio de la Lotería de Navidad 2017

Este año, el anuncio de la lotería de Navidad lo ha dirigido Alejandro Amenábar (nueve Goyas y un Óscar en su carrera cinematográfica). La producción, tras cuatro años consecutivos, y el guión son de la agencia creativa Leo Burnett. El eslogan es, una campaña más, “El mayor premio es compartirlo”.

Se trata de un cortometraje, de casi veinte minutos de duración, titulado “Danielle” y del que nacen los anuncios que se emitirán en televisión: tres versiones con unas duraciones comprendidas entre tres minutos y medio y treinta segundos.

Narra la historia de amor entre un joven guía turístico (Daniel Luque) y una extraterrestre (Charlotte Vega). Se desarrolla en Madrid, en Navidad, y, cargada de emotividad con toques de humor, incluye elementos de la vida cotidiana y mágicos.

Este año, en el que la suerte se relaciona con los conceptos “compartir” y “amar”, los protagonistas tienen la doble fortuna de descubrir el amor y de que les toque la lotería.

Un “detallito”: el presupuesto para la campaña publicitaria de este año ha sido de 900.000 euros.

Me quedo con las palabras de la protagonista en uno de los anuncios: “Hay algo que los humanos no entendéis, ya nacéis con suerte: la suerte de vivir en un planeta así, de sentir las cosas que sentís, la de necesitaros los unos a los otros”.

Preparad las palomitas…



viernes, 10 de noviembre de 2017

Construir un muro

Fuente: “Kintsukuroi” de Tomás Navarro.

A veces intentamos protegernos adoptando estrategias que en realidad nos perjudican. Nos ponemos una coraza, construimos una fortaleza y desconectamos de la realidad o afectivamente de las personas que tenemos cerca.

La solución para vivir más tranquilos no es construir un muro que nos defienda.

El muro puede protegernos de las agresiones exteriores, pero también evitará que podamos disfrutar de las cosas maravillosas que hay a nuestro alrededor.

Si levantamos un muro, evitaremos la decepción, pero sentiremos una amarga soledad.

Un muro nos puede proteger del miedo al cambio, pero nos generará una incapacidad para adaptarnos a diferentes situaciones.

El muro nos proporcionará seguridad, pero a su vez nos hará personas dependientes de su protección, nos hará inseguros y temerosos de lo que ocurrirá cuando ese muro desaparezca.

Construir un muro nunca es la solución.

Además, un muro no va a protegernos de la basura espacial que acecha nuestra cabeza…

Lo mejor es construir un “banco” de recursos que nos ayude a mantener el nivel de fortaleza emocional que necesitemos.


domingo, 5 de noviembre de 2017

Un camino para cada persona

Fuente: “La llave de la paz interior” de Ramiro A. Calle.

«Era un discípulo que gozaba de una intensa motivación espiritual, pero que, viendo que había tantas enseñanzas y doctrinas, estaba muy desorientado y confuso. Por ello, decidió visitar a un mentor espiritual y, en cuanto estuvo ante él, le dijo:

—¿Cómo, si la última realidad es una, existen tantas enseñanzas, tantas doctrinas, tantas sendas espirituales, tantas vías?

Firmemente el maestro repuso:

—¡Qué dices, insensato! Muchas más debería haber, porque cada persona debe ser su propia doctrina, su propia vía.»

Hay muchas laderas para llegar a la cima. Las laderas no son la cima, pero son medios para acceder a ella. Cada uno debe tomar aquella que en principio mejor se avenga con su carácter, mentalidad y temperamento. Hay muchos mapas y brújulas espirituales, diferentes sendas… Toma la que en principio más te motive.

Uno puede utilizar una balsa (enseñanzas, métodos...) para cruzar a la otra orilla, pero después, no tiene por qué cargar con ella. Las creencias o no creencias son un punto de partida. No olvides que al final, debes dejarlas atrás para vivir la experiencia transformadora.

El camino es el que lleva hacia dentro, el que conduce a nuestra naturaleza real. Por eso, hay un camino para cada persona.