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miércoles, 12 de junio de 2024

Aprender a aburrirse


Fuente: “No te ahogues en un vaso de agua” de Richard Carlson.

En la mayoría de los casos, nuestra vida está tan llena de estímulos, por no mencionar de responsabilidades, que nos resulta casi imposible sentarnos sin hacer nada y mucho menos relajarnos. Ni siquiera durante unos minutos.

Una gran parte de nuestra ansiedad se origina en nuestras mentes ocupadas, hiperactivas, que siempre necesitan algo con lo que entretenerse, algo en lo que concentrarse, y no dejan de preguntarse: “¿Y qué viene ahora?”. Mientras tomamos la cena nos preguntamos qué hay de postre. Mientras ingerimos el postre, no preguntamos qué deberíamos hacer a continuación. Después de la velada, lo siguiente es: “¿Qué deberíamos hacer este fin de semana?”. Después de haber estado fuera, entramos en casa y de inmediato encendemos el televisor, cogemos el teléfono, abrimos un libro o empezamos a limpiar. Es casi como si nos asustara la idea de no hacer nada, incluso durante un minuto.

Tenemos que permitirnos aburrirnos. No hacer nada. No estamos hablando de horas de ociosidad ni de holgazanería, sino de aprender el arte de relajarse, de “ser”, sencillamente, en lugar de “hacer”, durante unos pocos minutos al día. Si lo hacemos durante una hora, o menos, sin luchar contra ello, la sensación de aburrimiento acaba por ser reemplazada por la sensación de paz y, con la práctica, aprendemos a relajarnos. Al principio, si no estamos habituados, apenas puede soportarse, pero, pasado un rato nos acostumbramos y terminamos aprendiendo a disfrutar de ello.

No existe ninguna técnica específica para esto, aparte de no hacer nada de forma consciente. Limítate a sentarte o a mirar por la ventana y reparar en tus pensamientos, sensaciones y sentimientos. Al principio puede que sientas un poco de ansiedad, pero cada día te resultará un poco más fácil. La compensación es tremenda.

Al igual que el cuerpo, la mente necesita descanso ocasional de su agitada rutina. Lo hermoso de no hacer nada es que te enseña a despejar la mente y relajarte durante un período breve de tiempo. Cuando permites que tu mente se tome un descanso, regresa más fuerte, más aguda, más capaz de concentrarse y más creativa.

Es bueno aburrirse durante un rato. Cuando nos permitimos aburrirnos, nos liberamos de una enorme cantidad de la presión que nos impulsa a actuar y a tener ocupado hasta el último segundo de cada día. Tenemos que aprender a reservar momentos para descansar y aburrirnos.


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