En el libro del Génesis está escrito que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. “Dios dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”…
Judíos y cristianos llevamos citando durante siglos este versículo, pero no profundizamos en el significado de esta revelación y continuamos quejándonos de no recibir respuesta a nuestras oraciones.
Decir que Dios nos creó a su imagen, significa que introdujo en nosotros una quintaesencia de Él mismo, de la misma luz, de la misma pureza, del mismo poder…
Él nos habita y nos reclama susurrando…
Cuando descubrimos que estamos habitados por Dios, los esfuerzos que hacemos por conseguir conectar con “la chispa” divina, hace brotar una luz y una fuerza que nos vivifica y que son la respuesta que Dios da a nuestras oraciones.
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