La ilusión por la vida tiene un enorme impacto en la estructura de nuestro cerebro. Cuando estamos motivados y apasionados, nuestro cerebro responde físicamente: las células madre se convierten en neuronas, se forman nuevos circuitos y esto nos hace ser más creativos, inteligentes y emprendedores.
Santiago Ramón y Cajal lo intuía hace ya más de un siglo cuando dijo: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. Hoy, gracias a la Neurociencia, sabemos que esto es una realidad. Se llama neuroplasticidad a la capacidad del cerebro para cambiar, adaptarse y crecer en respuesta a los estímulos que recibe.
Cuando nos llenamos de ilusión, cuando encontramos algo que nos apasiona, no solo cambia cómo nos sentimos, sino cómo funciona nuestro cerebro. La clave está en alimentar esa chispa de motivación que nos impulsa a avanzar.
Cuando desarrollamos una mentalidad positiva, tenemos ilusión y pasión por las cosas, nuestro cerebro empieza a cambiar y nos resulta más fácil poder conseguir lo que anhelamos.
Debemos hacer a mendo el ejercicio de preguntarnos qué es lo que realmente nos llena de ilusión para poder enfocarnos en lo que es importante para nosotros. Cuanto mayor sea nuestra claridad mental, más fácil será encontrar las respuestas.
Cada vez que eliges la ilusión en lugar del desánimo, estás ayudando a tu cerebro a crear nuevas conexiones. Elige ser el escultor de tu propia mente.
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