«Si es buena la fuerza de carácter, ¿por qué os lamentáis ante la adversidad?...
Responded a esa prueba fortaleciendo vuestro coraje.
Si es bueno el servicio a vuestros semejantes, ¿por qué os alarmáis ante la desigualdad social?...
Responded a esa prueba con el amor desinteresado.
Si es buena la confianza en sí mismo y en la voluntad de Dios, ¿por qué rasgáis vuestras vestiduras ante la inseguridad y la incertidumbre?...
Responded a esa prueba con la esperanza.
Si es buena la afirmación del pensamiento humano, ¿por qué desfallecéis?...
Responded a esa prueba con la humildad.
Si es bueno el amor a la verdad, ¿por qué os alarmáis ante el error y la mentira?...
Responded a esa prueba con vuestra verdad, aunque ello os conduzca a la muerte y a la ruina.
Si es buena la búsqueda de Dios, ¿por qué os entristecéis con la maldad del mundo?...
Responded a esa prueba con una permanente lucha por a belleza y la bondad.
Si es buena la lealtad, ¿por qué retrocedéis ante la traición?...
Responded a es prueba con el valor y la amistad.
Si es bueno el olvido de sí mismo, ¿por qué os empeñáis en buscar honores?...
Responded a esa prueba con el desinterés.
Si es buena la felicidad, ¿por qué acusáis a Dios de enviaros el dolor y la soledad?...
Responded a esa prueba, asumiendo el sufrimiento propio y ajeno.
Para alcanzar la perfección es preciso primero haber conocido la imperfección».
No hay descuidos. Todo se halla minuciosamente planificado.
- Aceptar las cosas tal como son
- ¿Destino o libre albedrío?
- Dios nunca se equivoca
- La vida no es justa
- Mala o buena suerte... ¿Quién sabe?
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