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martes, 31 de enero de 2017

Abriendo puertas

Fuente: “¡Puedo superarme!” de Bernardo Stamateas.

Todo en la vida se funda en relaciones interpersonales. En cualquier ámbito: para tener amigos, para encontrar pareja, para formar una familia, en nuestro trabajo… Hemos de desarrollar la habilidad de relacionarnos con la gente y utilizar nuestra energía para construir relaciones sanas. La manera en la que nos comuniquemos será determinante para nuestras relaciones. Cuando aprendamos a relacionarnos eficazmente tendremos menos problemas emocionales, familiares, laborales y seremos cada día más felices.

Para que nuestras relaciones sean cada vez mejores y duraderas, tenemos que aplicar con inteligencia actitudes fundamentales como dar validación, ser optimistas, saber escuchar y ser tolerantes.

Cuando expresamos un elogio o pronunciamos una palabra de aliento, establecemos con el otro una conexión empática que lo hace más receptivo. El elogio sincero es una validación. No se trata de adular para caer bien, sino de elogiar con inteligencia: descubrir una actitud, una cualidad buena en el otro y decírselo. La crítica sistemática aleja a las personas, mientras que el elogio inteligente las acerca.

En determinados momentos, las personas no necesitan consejos u opiniones, sino ser escuchadas. Estemos atentos a lo que el otro quiere y necesita decir sin emitir juicios. Escuchemos y evitemos contar que a nosotros nos pasa algo mucho peor.

Es común que cuando no entendemos algo que otros dicen o sienten, en lugar de preguntar suponemos su significado. En general, aquello que suponemos no coincide con la realidad. Si nos hacemos las preguntas a nosotros mismos y nosotros mismos nos damos la respuesta, es muy probable que nos equivoquemos porque percibimos las cosas tal y como las inventamos en nuestra mente. La solución es sencilla: no hagamos interpretaciones, preguntemos y escuchemos al otro.

También ocurre que en cualquier relación suponemos que los demás saben lo que pensamos, porque nos conocen y si los otros no hacen lo que esperamos, nos sentimos defraudados. Es necesario que digamos lo que queremos.

En un mundo donde la gente pierde la paciencia a la primera dificultad, donde un conflicto no motiva a pensar en un acuerdo sino a presentar una demanda, necesitamos aprender a llevarnos bien con los demás: con nuestros padres, con nuestra familia, con nuestros amigos…

El primer paso para crear buenas relaciones interpersonales es llevarnos bien con nosotros mismos. Es necesario tener una mentalidad optimista, una satisfacción con lo que somos y hacemos. Solo así podremos establecer relaciones sanas y productivas.

Somos seres libres. No tenemos que dominar a otras personas. Solo tenemos que dominarnos a nosotros mismos consiguiendo que la voluntad esté por encima de la impulsividad y así adquirir la habilidad de relacionarnos eficazmente incluso con quienes no piensan como nosotros, tienen una manera distinta de ver la vida y no están de acuerdo con nuestras creencias.

Si somos capaces de tender puentes, a través de ellos podremos dar y podremos recibir.


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