¿Cuántas veces te has dicho a ti mismo, después de los hechos, “ya sabía yo que debería haber hecho eso”? ¿Cuántas veces sabes intuitivamente una cosa, pero te convences de abandonar ese pensamiento?
Confiar en tu intuitivo corazón significa escuchar y confiar en esa queda voz interior que sabe lo que necesitas hacer, qué acciones deben ser emprendidas, o qué cambios son necesarios realizar en tu existencia.
Muchos de nosotros no escuchamos nuestra intuición por miedo y nos decimos cosas como: “Es imposible que eso sea correcto” o, “es imposible que yo haga eso”. Y, en cuanto permitimos que nuestra mente pensante entre en escena, nos convencemos de abandonar. Luego justificamos en favor de nuestras limitaciones, y nos quedamos con ellas.
Si puedes superar el miedo a equivocarte, si te dejas guiar por tu intuición, si puedes aprender a confiar en ella, tu vida se convertirá en la aventura mágica que está destinada a ser.
Confiar en la intuición es la manera de abrir los ojos y el corazón a tu más maravillosa fuente de saber y armonía.
Si no estás familiarizado con el acto de confiar en la intuición, empieza por reservarte un rato de tranquilidad para limpiar la mente y escuchar. Pasa por alto y descarta cualquier pensamiento habitual o derrotista que entre en tu mente. Si te encuentras con que aparecen en tu mente pensamientos poco usuales, aunque afectuosos, toma nota de ellos y emprende la acción. Si, por ejemplo, sientes el impulso de escribirle a alguien a quien quieres o llamarle por teléfono, ponte en movimiento y hazlo. Si tu intuición te dice que necesitas aminorar la marcha o dedicarte más tiempo a ti mismo, procura que eso se haga realidad. Si te acuerdas de un hábito que requiere atención, préstale atención.
Descubrirás que cuando la intuición te transmita un mensaje y tú respondas con la acción, te verás recompensado con experiencias positivas, afectuosas. Comienza hoy mismo a confiar en tu intuición y verás un mundo de diferencias en tu vida.
- Contar hasta diez
- Escucha tus sensaciones
- Fórmula de la inocencia
- La aprobación de los demás
- No coger la pelota
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