Hay personas que buscan la soledad porque están decepcionadas con la gente. Supongo que tendrán sus buenas razones. Tal vez, eligieron en su momento a compañeros de viaje que tendían a hundir más que a elevar.
El estadounidense Jim Rohn (1930-2009), empresario, autor y orador motivacional, afirmó que para tener éxito —en cualquier faceta de nuestra vida— nuestra inteligencia y nuestro talento no son tan determinantes como creemos. Ni siquiera el lugar y la familia en la que hemos crecido. Mucho más importante que todo eso es la gente de la que nos rodeamos. Las personas que nos rodean son como una radiografía de nuestra alma: “somos la media de las cinco personas con las que pasamos más tiempo”. Lógicamente, entre ellas están la pareja, algunos familiares, compañeros de trabajo o amigos íntimos.
Hemos de hacer el ejercicio de preguntarnos y evaluar cómo es cada una de esas personas:
- ¿Se ha realizado en su vida?
- ¿Es feliz y optimista?
- ¿Se alegra de tus éxitos y desea que las cosas te vayan bien?
- ¿Te anima cuando le explicas nuevas ideas o hace todo lo contrario?
- ¿Se esfuerza para alcanzar sus propios sueños? (Si no lo hace, es posible que no le guste que tú cumplas los tuyos.)
Jim Rhon nos sugiere que no tengamos reparo en quedarnos solo con una o dos personas de la lista y que demos oportunidad para que otras cobren relevancia en nuestro día a día. Si no tenemos la obligación de tratar con esas personas, reduzcamos el contacto con ellas, porque es evidente que nos hacen mal. Es un ejercicio radical pero altamente transformador. Quizás perdamos algunos amigos y nos distanciemos de ciertos familiares, pero mejoraremos el escenario emocional en el que vivimos y, en consecuencia, haremos sentir mejor a quienes nos rodean.
Si tenemos la obligación de tratar con esas personas, dejemos de dar tanta importancia a sus acciones y palabras, entendiendo que se comportan desde sus creencias.
¿Cómo reconocer a las personas que podríamos definir como sembradoras de alegría? Seguramente tendrán alguna o varias de estas características:
- Saben escucharte, sin emitir juicios innecesarios, y hacen las preguntas adecuadas para profundizar en el tema, porque se interesan sinceramente por ti.
- Su propia vida es un ejemplo que te motiva a hacer las cosas mejor.
- Cuando compartes espacio con estas personas, te sientes inmediatamente mejor.
- Te ayudan, con su sentido del humor, a relativizar los problemas y a no quedarte atrapado en circuitos mentales cerrados.
Afortunadamente, en el mundo existe mucha gente buena con gran valor humano. La vida te ofrece una reválida. Siempre se puede elegir mejor.
- El papel de víctima
- El virus del pesimismo
- Familias tóxicas
- Mensajes tóxicos
- Reencontrar la alegría
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