“Un hombre se encontró un huevo de águila. Se lo llevó y lo colocó en el nido de una gallina de corral. El aguilucho fue incubado y creció con la nidada de pollos.
Durante toda su vida, el águila hizo lo mismo que hacían los pollos, pensando que era un pollo. Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos, piando y cacareando. Incluso sacudía las alas y volaba unos metros por el aire, al igual que los pollos.
Pasaron los años y el águila se hizo vieja. Un día divisó muy por encima de ella, en el límpido cielo, una magnífica ave que flotaba elegante y majestuosamente por entre las corrientes de aire, moviendo apenas sus poderosas alas doradas.
La vieja águila miraba asombrada hacia arriba:
—¿Qué es eso? —preguntó a una gallina que estaba junto a ella.
—Es el águila, la reina de las aves, pero no pienses en ello porque tú y yo somos diferentes a ella —respondió la gallina.
Así lo hizo y el águila murió creyendo que era una gallina de corral”.
- Amar lo que somos
- El águila que creía ser una gallina
- El mono que salvó un pez
- La paloma real
- La verdadera personalidad
No hay comentarios
Publicar un comentario en la entrada