Una leyenda judía dice que dos hermanos estaban compartiendo un campo y un molino. Cada noche dividían el producto del grano que habían molido juntos durante el día. Un hermano vivía solo y el otro se había casado y tenía una familia grande.
Un día el hermano soltero pensó: “No es justo que dividamos el grano de manera equitativa, yo solo tengo que cuidarme a mí mismo, pero mi hermano tiene niños que alimentar”. Así que cada noche, secretamente, llevaba algo de su harina a la bodega de su hermano.
Pero el hermano casado pensaba en la situación de su hermano y se decía: “No está bien que dividamos el grano equitativamente, porque yo tengo hijos que me proveerán cuando sea anciano, pero mi hermano no tiene a nadie, ¿qué hará cuando esté viejo?”. Así que también cada noche llevaba secretamente parte de su harina y la ponía en la bodega de su hermano.
Lógicamente, cada mañana ambos hermanos encontraban sus provisiones de harina misteriosamente con la misma cantidad.
Hasta que una noche se encontraron en medio del camino entre sus casas y se dieron cuenta de que lo más valioso que tenían era el amor que profesaban el uno por el otro.
- Cualidades del amor
- Dar para recibir
- Deja que fluya el bien
- El gran secreto de la vida
- La necesidad de sentirse querido
Que historias más bonitas. Son como relajantes. Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarTus comentarios son siempre bienvenidos. Éste, además, me alegra y me anima a seguir adelante. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.