¿Podemos ofender a Dios? ¿Existe el pecado como transgresión voluntaria y consciente de las leyes divinas? ¿Tiene la finita mente humana la capacidad de herir, o molestar al Ser Supremo?
¿Puede una hormiga levantar la cabeza e insultar al hombre que ha pisado el hormiguero? Si eso llegara a suceder sería un milagro, nunca un pecado. La distancia entre la mente humana y la divina es infinitamente más grande que entre la hormiga y el hombre. Es una insolencia afirmar que pecamos contra Dios. Otra cuestión, es pecar contra los hombres o contra sí mismo.
Dios quiere que seamos “santos” (perfectos), pero no ahora. La “santidad” no evoluciona porque “es” y en la materia, todo evoluciona hacia delante. Vivir no significa acertar.
El Amor (con mayúscula) no conoce la palabra “castigo”. El Infierno es un invento humano.
- Amad a vuestros enemigos (II)
- Las gafas de Dios
- Los Diez Mandamientos
- Nada que limpiar
- Un universo lleno de ángeles
No hay comentarios
Publicar un comentario en la entrada