Hay un gran truco para configurar los hábitos de tu carácter: “Haz como si… hasta que lo seas”. Así de simple. Así de complicado.
¿Quieres ser amable? Ve por la vida como si fueras la persona más amable del mundo, sé amable con cada persona con la que entres en contacto y, al final, serás una persona muy amable.
¿Quieres aprender a escuchar? Actúa como si fueras la persona que mejor escucha. No serás la persona que mejor escucha del planeta, pero sí aprenderás a escuchar de la mejor manera que tú puedes hacerlo.
Puedes pensar que es una manera muy artificial de adquirir un hábito, que no es natural porque te fuerzas a actuar.
En cierta medida es así, pero cualquier aprendizaje requiere una práctica consciente, hasta que dejas de pensar en ello y forma parte de ti, hasta que se convierte en un hábito.
Cuando juegas al tenis las primeras veces, piensas cómo poner la raqueta, pero cuando llevas mucho tiempo jugando, ya no tienes que pensarlo. Igual sucede cuando aprendes a conducir, a tocar un instrumento, etc. Así se adquieren los hábitos.
“Haz como si… hasta que lo seas”.
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