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lunes, 20 de enero de 2020

Hacer un “frozen”

“Suéltalo” (Gisela). Banda sonora “Frozen: El reino del hielo”.

«¡Suéltalo! ¡Suéltalo! No lo puedo ya retener.

¡Suéltalo! ¡Suéltalo! Ya no hay nada que perder.

Que más da, ya se descubrió, déjalo escapar.

El frío a mí nunca me molestó.

Desde la distancia qué pequeño todo es.

El temor que me aferraba no me va a hacer volver.

Soy libre y ahora intentaré sobrepasar los límites.

ya no hay más reglas para mi, ¡por fin!».

Fuente: “Intensa-mente” de Sònia Cervantes.

“La reina de las nieves” es un cuento de Hans Christian Andersen publicado por primera vez en el año 1844. Basada en este cuento, Chris Buck y Jennifer Lee dirigieron para Disney la película de animación “Frozen: El reino de hielo” en el año 2013.

En la película, Elsa se avergüenza de tener el poder de convertir en hielo todo lo que toca, hasta el punto de huir sola para no tener contacto con ningún otro ser humano, ni siquiera con los que más ama, entre ellos su hermana pequeña Anna. Es precisamente esta quien va a rescatarla porque la quiere tal como es, algo que Elsa necesita saber y practicar con ella misma.

A Elsa le encanta el frío, ¿por qué debe esconderse y renunciar a su propia naturaleza? Haz lo mismo que ella: suelta y deja ir. No esperes que nadie vaya a rescatarte, hazlo tú.

El mensaje que se esconde tras Frozen es altamente liberador: es una oda a la libertad personal, a la proclamación de uno mismo sin ataduras, sin esconder nada y aceptándose tal como se es.

En la vida, vamos a tener que marcarnos un “frozen” cada vez que nosotros mismos o los demás nos pongan corsés demasiado apretados, hasta el punto de sentirnos asfixiados y sin aire para seguir respirando. Soltar y dejar ir es una estrategia de los más efectiva.

Tenemos que soltar lastre, tirar las piedras de nuestra mochila, ya sean pensamientos, situaciones o personas. Suelta todo lo que te frena y no te deja avanzar.

Te has creído, o te las han hecho creer, algunas cosas que no son ciertas. Eso te impide que te dirijas hacia donde quieres llegar y que expreses libremente quién eres de verdad.

El primer paso es asimilar tu realidad tal como es, y has de saber que, en ocasiones, no se podrá cambiar, por mucho que te empeñes y te dejes la piel en el intento. Será una pérdida de tiempo y un desgaste físico y emocional demasiado elevado.

Si hay algo o alguien que te resta, bórralo de tu ecuación; si un zapato te aprieta es que no es de tu talla, y si te estás ahogando necesitas coger aire.

Soltar y despedirse duele, pero retener lo que nos daña mata. Soltar y dejar ir lo que nos quita energía es muy beneficioso, pero, como en todo, también hay que practicar la otra cara de la moneda: retener, cuidar y conservar aquello que realmente merece la pena en vez de salir corriendo ante la mínima adversidad.


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