Fuente: “Cuentos para quererte mejor” de Álex Rovira y Francesc Miralles.
«En un mercado del sur de Japón, un empleado de banca se detuvo al escuchar el canto de un ruiseñor. Fascinado por la belleza de su trino, vio que procedía de una jaula con dos pájaros de la misma especie, aunque no podían ser más distintos.
El que cantaba tenía un bello plumaje amarillo y naranja, con un pico de color rojo del que salían aquellas prodigiosas melodías. A su lado, había un ruiseñor feo y desplumado que además era mudo.
—¿Cuánto cuesta este pájaro cantor? —preguntó a la dependienta.
—Dos mil yenes. Y el otro, cuesta diez mil yenes.
—Me llevo el de dos mil —repuso el hombre muy sorprendido—. Se refiere al que está cantando, ¿verdad?
—Sí, pero lamento decirle que no puedo venderlos por separado. O compra la jaula con los dos o ninguno…
—¡¿Cómo?! —gritó el hombre indignado—. Antes de nada, explíqueme cómo es posible que ese ruiseñor horrible que ni siquiera canta cueste cinco veces más que el otro. ¡Me está tomando el pelo!
El ruiseñor de dos mil yenes empezó a trinar con gran maestría, reforzando así la queja del posible comprador. La mujer le explicó entonces con una sonrisa apacible:
—Le ruego que no se confunda, caballero… Este ruiseñor que le parece tan horrible es el compositor. —Y luego añadió—: Es, además, el amigo del alma del pájaro que canta y con quien aprendió su arte, ya que se crio al lado del que ahora es un ruiseñor anciano. Sin él, el pájaro cantor estaría tan triste y falto de inspiración que apenas podría piar.
Muchas grandes personas de la Historia no eran especialmente agraciadas. A menudo ni caían simpáticas. Como el ruiseñor, estaban calladas y no eran las más populares, pero su presencia y su amor fueron tan grandes que inspiraron inventos y creaciones que cambiaron el mundo. Edison no habría sido quien era sin el apoyo de su madre. Einstein quizá habría pasado desapercibido sin la ayuda de su primera esposa, Mileva Malik. Deportistas del mundo no serían lo que son sin el apoyo de su familia, o de ese entrenador tan especial que los inspiró, iluminó y dio fuerzas para tirar adelante.
Muchas veces no somos conscientes del infinito valor de nuestros seres amados en nuestra vida. ¿Cuántas veces nos hacemos nuestras ideas que nos fueron regaladas por ellos sin darnos cuenta? ¿Cuántas veces un mimo, una caricia o una sonrisa que nos han regalado han cambiado nuestros sentimientos y nuestra manera de ver la vida? ¿Cuántas veces que queríamos abandonar, su voz de aliento nos hizo perseverar hasta el logro anhelado?
Nuestro yo es un nosotros, y ningún ser humano es una isla. Quien nos quiere bien nos da alas para poder llegar a ser lo que en verdad podemos llegar a ser. Para todas esas personas deberíamos tener un recuerdo diario a fin de darles las gracias de todo corazón, ya que nos dieron la fuerza para crear una vida mejor para todos».
- El canto del jilguero
- El hijo de Nancy Edison
- Gracias
- La gaviota y el cormorán
- Te echo de menos
No hay comentarios
Publicar un comentario en la entrada