Fuente: “¿Qué se le puede pedir a la vida?” de Javier Urra.
¿Qué se le puede pedir a la vida?
Tanto como nuestra sensibilidad, nuestra imaginación y nuestra capacidad alcancen.
Las pequeñas cosas, esa canción que nos emociona, tumbarnos entre árboles, esa cerveza que saboreamos, esa conversación que disfrutamos, ese gusto que nos emociona, ese momento único imperceptible, nuestro, de profundo bienestar, ese acto del que sentirse orgulloso, esa tristeza que nos pertenece.
Se le puede pedir que amanezca,
que mañana nos depara una sorpresa,
que alguien en algo valore nuestra existencia,
que nos conmueva,
que interpretemos que no la poseemos, pero sí la disfrutamos,
que apreciemos la belleza irrepetible de lo efímero,
que nos permita ser útiles,
que deseemos conocer a otras distintas personas,
que nos acostemos agotados y nos levantemos desbordantes,
que lloremos de alegría,
que compartamos el silencio del sufrimiento,
que nos deje en la duda intemporal, existencial, inabarcable,
que se sienta vivida, usada, manoseada, admirada,
que siga posibilitando a otras personas en otros lugares, tiempos, conceptos, disfrutarla.
Que nos enseñe a todos que lo importante no es el yo, que somos un todo, un detalle, una nimiedad, un suspiro, una eternidad,
que seamos conscientes de la existencia sin por ellos paralizarnos.
Que recordemos una fragancia, un sabor,
que nos sorprendamos ante un nuevo matiz, un escorzo.
Que nunca terminemos de entender a nuestros congéneres.
Que nos permita ser contradictorios.
Que ocasionalmente disfrutemos de lo que somos, de lo que nos rodea, de aquellos a los que amamos.
Que sepamos que mereció la pena.
Que disfrutemos de la melancolía, de la ausencia.
Que adquiramos compromiso con los desvalidos.
Que nos sepamos capaces de jugarnos la vida.
- Te desafío (2017)
- Para vivir... (2016)
- Desiderata (2015)
- Te deseo 365 días felices (2013)
- Reivindicar la alegría (2012)
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