Hay personas a las que no les hace mucha gracia eso de celebrar el día de su cumpleaños. Es el caso de mi marido, pero este año lo festejará con gran alegría porque, tras 38 años de “servicio”, se jubila. En esta entrada hablaré de él, pero quiero hacerlo como compañero de trabajo.
Él es, sigo hablando en presente, maestro; maestro de escuela (¡cómo me gusta este nombre!). De esos que se han dedicado y entregado a la enseñanza pública con honestidad y responsabilidad, dando lo mejor de sí mismos. De esos que siempre han tenido las llaves del colegio, porque eran los primeros en llegar. De esos que la experiencia les ha dado un incuestionable “saber hacer”. De esos que, aunque no les faltaron propuestas, nunca quisieron cambiar la escuela por un despacho. De esos que, al no participar en el mercado del éxito, han sido libres para llamar al pan, pan y al vino, vino. De esos que son como una enciclopedia viviente… De esos que han inculcado valores a sus alumnos/as de la mejor forma que puede hacerse: con el ejemplo. De esos que se han llevado, tal vez, “demasiado” trabajo a casa. De esos que han conocido a sus alumnos/as mejor que la madre que los parió y siguen conservando su cariño y amistad a pesar del paso de los años.
Pero también es de esos maestros que se marchan cansados y desencantados porque ésta de ahora, ya no es su escuela. Una escuela en la que, para hacer una cuenta de sumar, la tienes que programar como objetivo, capacidad, competencia, contenido (conceptual, procedimental, actitudinal…) etc., etc. (y muchos etcéteras más) y llevar, además, los correspondientes registros de evaluación. Papeles, papeles, papeles. (Es, dicen, para que quede constancia). Por cierto, no sé si se habrá hecho la cuenta de sumar.
El “lucimiento” y el oropel son imprescindibles. Has de hacer fotos y vídeos de cualquier actividad que hagas, por nimia que sea… Es para que, otra vez dicen, haya constancia y, además, luego quedan muy bien en la web o blog del colegio, en el periódico escolar o en alguna revista educativa. Que se celebra el Día de la Paz… fotos. Que se celebra el Día de Andalucía… fotos. Que se celebra el Día de la mujer… fotos. Día de los derechos del niño, contra la violencia de género, de los derechos humanos, de la Constitución, del libro, del medio ambiente… ¡Ah!, ¡que no se me olvide la semana cultural! Pero ocurre una cosa: los horarios académicos no son de plastilina, no podemos ir llenándolos incesantemente de cosas importantes sin sacar otras tan importantes o quizá más. Por cierto, ¿se ha hecho la cuenta de sumar?
Y la administración, mientras tanto, dividiendo y venciendo, sacando de la chistera proyectos educativos, todos, eso sí, muy “creativos”, a través de los cuales se puede acceder a más recursos económicos y/o materiales y/o a mejorar el currículo del profesorado. (La medalla de oro es, “por fomentar la dignidad del maestro/a”, para.... ¡el Proyecto de calidad y mejora de los rendimientos escolares!).
Y lo peor de todo: al final, tampoco nos salen las cuentas del éxito/ fracaso escolar. Y yo me pregunto: ¿cómo nos van a salir si todavía no hemos tenido tiempo de hacer la cuenta de sumar?
A pesar de todo, sé que hoy le embarga esa paz interior que da la satisfacción del deber cumplido con honradez y honestidad y la cálida emoción del reconocimiento de sus alumnos/as y compañeros/as.
Para él, toda mi admiración, aunque hemos sido mutuamente, que conste, nuestros mayores críticos.
¡FELIZ JUBILACIÓN!
- El palomar
- La viga
- Los maestros también lloramos
- Que Dios nos ayude a los docentes
- Sobre los maestros/as
Una entrada preciosa, como todas.
ResponderEliminarFelicidades Maestro! Disfruta de tu jubilación! Un abrazo
Estamos de celebraciones. Hoy, con sus actuales compañeros/as. Esto promete tener un montón de “octavas”... En una de ellas, nos vemos. Un beso.
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