El visitante, un escritor religioso, había acudido al Maestro en busca de unas palabras de sabiduría. Y el Maestro le dijo:
—Unos escriben para ganarse la vida; otros, para comunicar sus ideas o suscitar cuestiones que inquieten a sus lectores; e incluso otros lo hacen para comprender su propia alma.
Pues bien, ninguno de ellos pasará a la posteridad. Este honor está reservado a quienes solo escriben porque, de no hacerlo, reventarían.
Y, tras una breve pausa, añadió:
—Estos últimos son los que dan expresión a lo divino, independientemente de cuál sea el tema sobre el que escriben.
- Buenos modales
- Como un lápiz
- El “interés“ de cambiar al otro
- Enseñar con el ejemplo (III)
- Neurotrofinas para desarrollar el cerebro
No hay comentarios
Publicar un comentario en la entrada