La mayoría de los diccionarios definen la vocación como la inclinación a un estado, una profesión o una carrera, pero es mucho más que eso porque, conectar con tu vocación, implica descubrir tu naturaleza esencial y, por tanto, tiene que ver con la autorrealización.
Debes buscar tus dones, tus fortalezas, tus talentos. Todos tenemos algún atributo especial, aunque estemos lejos de la “perfección” que nos quieren imponer.
Estás empezando a conectar con tu vocación si lo que haces te sale del alma, lo haces bien y tienes facilidad para llevarlo a cabo; si lo haces con pasión, gusto y satisfacción; si la gente se acerca a ti y le llama la atención lo que haces…
Es verdad que no todo el mundo puede conectar con su vocación. No hay un método concreto para hacerlo. Lo que sí puedo decirte es que de tanto golpear puertas a veces se abre la que es. De pronto, encuentras algo con lo cual fluyes, pierdes la dimensión del tiempo y no sientes el esfuerzo de llevarlo a cabo. Es como si hubieras encontrado la pieza que faltaba en tu rompecabezas existencial.
Cuando conectas con tu vocación, el “yo” se expande y te sientes en tu lugar. Ahí no habrá dudas. La suerte, que no es más que la coincidencia de uno con uno mismo, se llama autorrealización.
Es entonces cuando sientes lo trascendente, lo mágico y… ¿encuentras a Dios?
- Deja que fluya el bien
- El camino de la realización personal
- El gran secreto de la vida
- Hacer lo que apasiona da sentido a la vida
- La conciencia de tu misión
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