Fuente: “Nudos mentales” de Bernardo Stamateas.
Existen dos voces, la exterior y la interior. La importante es la interior.
Si, por ejemplo, me dicen “tonto” (voz exterior) y esa voz coincide con mi voz interior, es decir, yo también me digo a mí mismo “tonto”, entonces ese adjetivo me dolerá. Pero, aunque la voz “exterior” me diga “tonto” si no coincide con mi voz interior (yo me digo que soy inteligente), entonces no hay dolor.
Cuando las voces no coinciden no hay dolor.
No podemos manejar las voces exteriores, pero sí las interiores.
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