Los seres humanos, a veces, somos capaces de llegar a grandes extremos para no sentirnos insignificantes e ignorados. Es muy profundo el dolor de sentir que para los demás tú no existes.
Por eso, a veces, buscamos la notoriedad cayendo en un cierto narcisismo. Tienes una pequeña cosa y la llenas de “plumas” para que el pequeño pollito parezca un pavo real.
Hay personas que tienen un problemita de nada y parece que se les ha caído el mundo. Son personas que tienen una destacada necesidad de significancia, de sentirse importantes, de que los demás les valoren, les reconozcan y les presten atención. Otras personas, sin embargo, tienen una situación realmente difícil y complicada y lo llevan con la mayor elegancia o no lo cuentan.
Es cierto que lo que uno cuenta y lo que considera un problema, tiene mucho que ver con la propia experiencia. Yo cuento mi problema como algo grande porque a mí me lo parece.
En lo que contamos importa la intencionalidad con que lo hacemos. Podemos tener la intención de compartir algo que en nuestra vida es relevante. O, en cambio, querer compartir algo por llamar la atención y ser el centro de mirada de los demás.
Si narras una historia sobre algo porque te interesa o porque te duele, tu intención consiste sencillamente en compartir algo que para ti es relevante. Aquí no hay búsqueda de significancia.
Otras veces, la intención es distinta. No se trata ya de poner en común algo con tus amigos o con tu familia porque pueda ser de utilidad para ti o para ellos, sino que lo que hay es una clara búsqueda de notoriedad, de convertirte en el foco de atención de todos.
- Arrebatar la atención
- Buscar reconocimiento
- El aprecio del mundo
- El verdadero éxito
- No tienes que convencer a nadie
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