Hay muchas personas que entienden que tienen que cuidar su salud física: hacen deporte, van al gimnasio, comen sano… Pocas veces nos damos cuenta de que también es nuestra responsabilidad cuidar de nuestro estado de salud mental, de que necesitamos hacer gimnasia mental y alimentar nuestra mente de manera positiva. ¿Cuándo nos preocuparemos de la mente tanto como nos preocupamos del cuerpo?
Una manera de alimentar la mente y el alma es leyendo. Si dedicáramos un 1% de nuestro tiempo a leer, a formarnos, a aprender, nos ocuparía catorce minutos al día. Seguro que, si tuviéramos que hacer algo muy importante, encontraríamos diez minutos al día para hacerlo. Leer diez minutos al día equivale a leer, a un ritmo normal, un libro cada dos semanas. Haz la cuenta: ¡veinticuatro libros al año!
Todo está en los libros. Lee. Puedes tener a los mayores sabios mundiales sobre un tema en tu mesita de noche. Tú puedes tener, igual que las empresas importantes, un consejo de asesores. Puedes elegir, vivos o muertos, a los que te dé la gana. Imagínate un consejo de asesores formado por Jesucristo, Platón, Aristóteles, Séneca, Leonardo Da Vinci, Lincoln, Gandhi… ¡Los que tú quieras! ¡En tu mesita de noche!
Dedica diez minutos a alimentar la mente y el alma con información sobre optimismo, alegría, perseverancia, honradez, integridad, entusiamo… Cada día, cada día. Es la mejor inversión posible. A eso se le llama fitness mental. Uno es lo que come, pero uno es también lo que piensa.
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