Nuestra falta de coherencia en lo que se refiere al cuidado de nuestro cuerpo tiene sobre el ser humano efectos mucho más contundentes y desastrosos que la edad y el envejecimiento.
Durante la primera mitad de nuestra vida, salvo excepciones, la mayor parte de los mortales arruina su salud y, después, son pocos los que, conscientes de su error, dedican la otra mitad de su vida a cuidarse y curarse.
El cuerpo que se tiene a los veinticinco años depende de los genes, pero el que tengamos a los cuarenta, sesenta u ochenta años dependerá del trato que le hayamos dado, de nuestra conducta.
No hay mayor bien en este mundo que “una mente sana en un cuerpo sano” y hemos de obrar en consecuencia con este principio.
Para el cuerpo nada más saludable que una alimentación variada y equilibrada, rica en cereales (preferiblemente integrales) y derivados (pan, pasta…), frutas, verduras, legumbres, frutos secos, aceite de oliva virgen, vino con moderación, pescado, poca carne roja, bastante yogur y queso, pero poca leche y poco azúcar.
Pero el cuerpo además necesita una vida activa, por lo que es necesario hacer ejercicio físico con regularidad a cualquier edad. Hoy nadie pone en duda que la actividad física frecuente previene la aparición de numerosas enfermedades y mejora la calidad de vida y el bienestar no solo físico, sino mental.
Armonizar cuerpo y mente es la manera más directa y segura de prevenir cualquier enfermedad y también de curarla, puesto que en cualquier enfermedad se produce un desequilibrio en el cuerpo psicofísico por emociones conflictivas como la ira, la depresión, la ansiedad y el estrés, la preocupación, el miedo y la represión o negación de lo evidente.
Del lado positivo, están las emociones saludables que curan como la calma, el optimismo, el autocontrol, la seguridad, la amistad y las conexiones sociales, el júbilo, la felicidad, la risa, la bondad… Hoy sabemos que se da una interconexión entre el pensamiento, el sistema inmunitario y las emociones. Por eso, se dice con razón la actitud mental positiva puede sanar el cuerpo.
¡Cuídate! Siempre, en cualquier tiempo, lugar y circunstancia. Eres lo mejor y más importante que tienes y tendrás: cuida la salud de tu cuerpo, de tu mente y de tus sentimientos.
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