Para algunas personas las explicaciones son como una droga y viven enganchadas a ellas. Cuando se les da una explicación que les sirve, se calman y si no, les domina la ira.
Las personas no siempre dan explicaciones. Algunas veces, mienten porque tienen miedo de herir los sentimientos del otro o de que se enfade si le dicen lo que piensan o se comportan como son realmente. Otras veces, dan explicaciones que el otro no entiende o guardan silencio porque ya están hartas de explicar lo que el otro no entiende…, pero la mayoría de las veces, aunque quisieran, no pueden dar explicaciones porque ignoran los motivos de sus actos ya que, a menudo, esas razones son inconscientes.
Es muy limitador pretender comprenderlo todo. Nunca podremos entender todas las cosas. Podemos pedir explicaciones, pero debemos seguir adelante si nos las niegan.
No necesitamos explicaciones para ser felices y mantener nuestra paz. Tu paz es más importante que las explicaciones. Mira hacia ti, mira hacia tu camino y te sentirás bien, aunque el otro no actúe del modo en que tu mente te indica que tiene que actuar.
Dar tanta importancia a las explicaciones como para entregar tu felicidad a cambio, no merece la pena. De hecho, resulta muy liberador cuando logras darte cuenta de que no las necesitas para sentirte bien.
Cuesta mucho trabajo integrar esta idea en la mente, pero cuando se decide renunciar a las explicaciones, te quitas un gran peso de encima. ¡Se puede ser feliz sin tener que entender las cosas!
Acepta las cosas tal y como son, aunque no las comprendas, y mantendrás tu paz.
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