Una vez, Buda paseaba con un discípulo y la gente del pueblo le criticaba, diciendo:
—No eres bueno. No haces esto, no haces aquello…
El discípulo dijo:
—Buda, ¿no te molesta que toda esta gente te critique?
Buda esperó hasta que llegaron a su casa, entonces cogió su cuenco y se lo llevó a su discípulo. Dijo:
—¿De quién es este cuenco?
—Tuyo —respondió el discípulo.
Entonces se lo acercó un poco más al discípulo:
—¿De quién es este cuenco?
—Sigue siendo tuyo.
Buda siguió hacienda eso y el discípulo continuó diciendo:
—Tuyo, tuyo.
Entonces Buda cogió el cuenco y se lo puso a su discípulo en el regazo y dijo:
—Y ahora, ¿de quién es el cuenco?
—Sigue siento tuyo —respondió el discípulo.
—¡Exactamente! —exclamó Buda—. Si tú no aceptas este cuenco, no es tuyo. Si yo no acepto la crítica, no es mía.
Si alguna vez te has sentido desanimado por otras personas, tienes el poder de decidir qué es lo mejor para ti. Estar desanimado es tener el ánimo oculto, pero es tu ánimo y está dentro de ti. Siempre puedes encontrarlo y conectar con esa fuerza interior.
- ¿A quién le importa?
- La opinión ajena
- La ventana
- No coger la pelota
- Regalos que decido no aceptar
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