Un día, en una tribu de indios americanos nativos, se acercó al jefe un niño del grupo y le dijo:
—Jefe, tengo que hacerte una pregunta. ¿Por qué algunas personas son buenas algunas veces, pero malas en otras ocasiones?
El jefe contestó:
—Eso pasa porque tenemos dos lobos en nuestro interior y se pelean entre ellos. Hay un lobo bueno y otro malo.
El chico se quedó pensando un rato y luego dijo:
—¿Cuál de los dos lobos gana?
El jefe respondió:
—Gana aquel que alimentes.
No hay ninguna necesidad de castigar todo el tiempo a nuestro lobo malo, eso no ayuda a la otra parte. En lugar de eso, hay que nutrir al lobo bueno: darle tiempo, conocimiento, comprensión, cuidados, amor. ¿Qué ocurre entonces? Que el lobo bueno se hace más fuerte.
Odio, ira, miedo, confusión… alimentan al lobo malo.
Amor, alegría, serenidad, claridad… alimentan al lobo bueno.
Así que tenemos que preguntarnos: ¿qué estamos eligiendo hoy? ¿Decidimos alentar el prejuicio o la comprensión? ¿La confusión o la claridad? ¿La guerra o la paz?
- Comparte tu luz
- Destinado/a a ser luz
- Ilumina tu sombra
- La serpiente y el eremita
- Nuestras zonas oscuras
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