Hermann Hesse
Fuente: “El poder de confiar en ti” de Curro Cañete.
Todos tenemos zonas oscuras que rechazamos y ocultamos a los demás porque nos avergonzamos de ellas y pensamos que van a juzgarnos o dejarán de querernos. Sin embargo, tu sombra forma parte de ti y tu yo no está completo sin ella.
Si tú no te aceptas en tu totalidad, rechazas un parte de ti. La aceptación no tiene nada que ver con la resignación. Solo aceptas que estás donde estás ahora, con tus defectos, y puedes elaborar un plan que te lleve a mejorar y ser la persona que deseas.
Quererte y valorarte implica aceptar tu sombra. Si te rechazas no puedes efectuar cambios positivos en tu vida porque te dominará un sentimiento de culpa paralizante y destructivo.
Con mucha frecuencia ni siquiera somos conscientes de nuestra sombra. Llevamos tanto tiempo mirando para otro lado que ni siquiera sabemos qué rechazamos de nosotros mismos. Es entonces cuando las personas que nos rodean nos dan mucha información sobre cómo y quiénes somos. Carl Gustav Jung decía: “Todo lo que nos irrita de otros nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos”.
Si ves algo en otro que te saca de tus casillas, eso también está dentro de ti. De lo contrario, no te revolvería tanto por dentro. Simplemente, te daría igual. Una manera muy efectiva de averiguar tu sombra, por tanto, es observar que te irrita de los demás y luego hacerte la siguiente pregunta: ¿qué información sobre mí me está dando esta persona en este momento?
Cuando observes que algo te afecta o te indigna mucho, de manera que sientes un desgarro interior, tienes que detenerte a reflexionar para averiguar por qué te molesta tanto. Normalmente descubrirás una herida de la que no eres consciente…
Para curar tus heridas tienes que conocerlas, saber dónde están y qué es lo que las ha provocado. Tu sombra, normalmente, tiene que ver con ellas.
Heridas como el rechazo provocan, por ejemplo, un enorme miedo al juicio ajeno. Ese miedo hace que dejemos de ser nosotros mismos, aparentando ser lo que no somos, y nos impide actuar como queremos. Una vez sanada la herida, los juicios ajenos, tal vez, nos sigan haciendo daño, pero no nos afectarán igual. La sombra se ilumina.
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