El compromiso de dirigir tu propia vida, protegerte y hacerte cargo de ti mismo es el más crucial de todos. De todas las responsabilidades que puedas asumir a lo largo de tu existencia, ninguna es tan determinante como la de cuidarte, protegerte, cultivarte, dirigir y orientar tu vida, darte ánimos, reconfortarte… En definitiva, hacerte cargo de ti mismo con todas las consecuencias.
Hay cinco objetivos, como los cinco dedos de la mano, que desde niños deberíamos ir aprendiendo y ejercitando para asumir el compromiso de dirigir nuestras propias vidas:
- No hacerse daño a sí mismo.
- Evitar que otros te hagan daño.
- No hacer daño a los demás.
- Hacerse el mejor bien posible a sí mismo.
- Hacer el bien que se pueda a los demás.
Para tenerlos presentes, tal vez podría ayudarnos pintar en un folio la silueta de nuestra propia mano abierta y escribir, dentro del espacio en blanco de cada dedo, estos cinco objetivos. El dibujo lo colocamos donde podamos verlo para reflexionar, de vez en cuando, sobre alguno de los cinco objetivos. Por ejemplo:
¿De qué forma me estoy haciendo daño a mí mismo? Puede ser con mi conducta, puede ser no alimentándome como es debido o creándome problemas con mis compañeros, etc. ¿Qué puedo hacer para remediarlo?
¿Quién me hace daño? ¿En qué cosas? ¿Por qué pretende esta o aquella persona hacerme daño? ¿Cómo puedo impedir que esta persona o esta situación me siga perjudicando? ¿Quién me puede ayudar a lograrlo?
Lo importante es ir depositando en la mente y en el corazón, el compromiso de dirigir la propia vida, de protegerse, de no hacer daño a los demás y de hacerles el bien que se pueda…
- Auriga de tu vida
- Ganar felicidad
- Invertir en sí mismo/a
- La voz de las emociones
- Toma las riendas de tu vida
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