Todos los humanos somos aurigas con el potencial de hacer una carrera extraordinaria. En esencia, tú eres el auriga en la “carrera” de tu propia vida. Dispones de bellos y poderosos caballos (potencialidades), deseosos, si aprendes a conocerlos y sabes dirigirlos y alentarlos, de llevarte hacia el éxito.
Como es natural, estos tienden a seguir su instinto, a hacer lo fácil y lo cómodo, a tirar cada uno por su lado o incluso a pararse. Basta con que uno se detenga o tome la dirección equivocada para que el carruaje pierda eficacia. En última instancia, si estos no corren en absoluto, el carro quedará parado y tú nunca llegarás a la meta.
Imagínate a dos aurigas de similar experiencia y habilidad. Ambos van montados en su carruaje tirado por sus respectivas caballerías de parecida presencia y potencia.
El primero, además de conocer la meta y la distancia hasta ella, también conoce y cuida a sus corceles. Consciente del valor de estos y de los éxitos que le proporcionan, los cepilla, alimenta y entrena a diario. Sabe que sin ellos nunca alcanzaría el triunfo.
Por el contrario, su contrincante, ignorante y negligentemente, descuida por completo a sus animales y se limita a participar en las carreras guiado solo por un mero afán de competición. ¿Quién crees que, a la larga, será el vencedor?
Por eso, para canalizar sabiamente su energía, sacarles el máximo partido y avanzar velozmente hacia el triunfo, es fundamental que te familiarices con ellos, los nutras y ejercites. Cuanto más lo hagas, tantas más satisfacciones y sorpresas te darán. Notarás que, como todos están conjuntados, tan solo con que estimules a uno de ellos, los otros también responderán. Ellos representan un portentoso motor para el éxito de tu vida, en el camino hacia tu sueño.
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Parece que la fuente de inspiración de estos sabios consejos es el famoso "mito del auriga" de Platón. Aquello del "apetito irascible" y el "apetito concupiscible" (carácter e instinto) dominados por la "razón" (el auriga). Como siempre tus historias son motivo de reflexión moral y ayudar a ser feliz de forma sencilla. Un abrazo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo. Platón, en la alegoría del carro alado de su diálogo "Fedro", utiliza la imagen del auriga para explicar su visión del alma humana.
EliminarAgradezco, una vez más, tus eruditos comentarios y me alegra conocer tu opinión. Otro abrazo para ti.