Envidia es lo que se siente cuando te comparas con otros que han conseguido o tienen algo que tú no tienes.
La envidia surge de una falta de confianza en uno mismo. Cuando tú no te sientes seguro de ti, tiendes a buscar la seguridad fuera comparándote con otros. Y compararte es una forma de criticarte y de despreciarte a ti mismo.
Lo cierto es que no puedes compararte con nadie, porque eres un ser único con un propósito de vida único, y cualquier intento por compararte con otros es una ilusión, puesto que no existe nadie igual a ti.
Cada persona tiene su camino, su proceso, su ritmo y sus tiempos. Compararte con otros solo te hará sufrir.
Si sientes envidia, transfórmala en admiración. Admirar es una forma de bendecir a alguien, de alegrarse de lo que ha conseguido. Alegrarte de lo que otros ya han conseguido te abre las puertas a que tú también puedas lograrlo. La envidia levanta muros y la admiración abre puertas.
Si tú quieres conseguir lo que otro ya tiene, con la envidia alejas eso de ti. Necesitas confiar en ti y alegrarte de que esa persona lo haya conseguido, porque si esa persona pudo, y eso es lo que tú realmente quieres de corazón, tú también puedes.
Para que eso sea posible, lo primero que necesitas hacer es:
- Creer en ti y en tu capacidad para conseguir lo que otros ya han logrado; si eso es en realidad lo que tu corazón desea, llegará.
- Perdonarte por ser tan duro, exigente o crítico contigo mismo o por los errores que creas haber cometido (que en realidad eran aprendizajes).
- Quererte. Darte todo el amor necesario para el camino.
- Creer en sí mismo/a
- La validación
- Somos únicos
- Un camino para cada persona
- Un mar de fuegos
No hay comentarios
Publicar un comentario en la entrada