La música tiene un poder emocional enorme. Escuchar música despierta nuestras emociones: la melancolía, la tristeza, la alegría e incluso la euforia. La música tiene ese don tan fantástico.
Hay canciones que hacen pensar, que logran sacar lo mejor que llevamos dentro, que despiertan nuestro lado más positivo. Algunas nos traen recuerdos. Hay canciones que están unidas para siempre a momentos importantes de nuestra vida. Hay músicas para cada momento.
En ocasiones la música trae consigo un irrefrenable deseo de silbar, tocar las palmas, mover los pies o bailar.
Hay canciones y melodías que llegan a nuestro ser más profundo, que tocan allí donde es difícil que nadie llegue.
A veces escuchando música, el mundo se para. Literalmente. Ese es su poder.
Debemos aprender a utilizar la música para mejorar nuestro estado de ánimo. Yo lo hago. A diario.
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