Fuente: Adaptación del texto que circula por las redes sociales, al parecer de autor desconocido, titulado “El último viaje”.
Son muchos los planes y viajes que hacemos a lo largo de nuestra vida, pero casi nunca pensamos en el último viaje, el que nos lleva a otro plano, que llega cuando menos lo esperamos y, a veces, sin avisarnos, y, así, nos vamos sin un adiós, sin un te quiero, sin un abrazo, sin un perdóname.
Pocas veces pensamos que en cualquier instante podemos perder la vida y la desperdiciamos corriendo tras muchas cosas y, aunque sabemos que nada nos llevaremos, acumulamos bienes y nos apegamos a todo.
Cuántas veces salimos de casa enfadados, dando un portazo, sin pensar que, quizás, ese sea nuestro último adiós y el último recuerdo que dejaremos. Pero así de “inconscientes” vivimos.
Ver morir a tanta gente a mi alrededor, me ha hecho reflexionar sobre mi vida. No sé cuánto me quedará por vivir. El tren de regreso no avisa. No importa si estás o no estás listo… Llega y te lleva. Pero, vamos, siendo muy optimista, en el mejor de los casos, me queda, a lo sumo, un cuarto de mi vida.
Soy consciente del tiempo que he perdido, esperando el mejor momento, postergando cosas que quiero hacer y descubro que éste es el mejor momento porque es el único que existe y el único en que puedo ser y actuar.
A partir de hoy, quiero vivir cada día como si fuera el último y, antes que nada, quiero agradecer a mi buen Dios todo lo vivido, todo lo aprendido y, sobre todo, lo que he amado. Fuimos creados para amar y amar es lo único que llena mi vida.
Quiero dar las gracias a las personas, todas importantes y valiosas para mí, que han formado y forman parte de mi vida.
Quiero perdonar y pedir perdón por todos mis errores; soltar y dejar ir todas mis ataduras y saldar cuentas con la vida para estar lista, sin miedo ni culpa, para mi último viaje y, como Amado Nervo, poder decir: “¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!”.
Os dejo con el poema “En paz”, del escritor mexicano Amado Nervo (1870-1919), una de las principales figuras del modernismo hispanoamericano. Fue publicado en 1916 en el libro “Elevación”.
El poema se incluye entre las obras de madurez del autor, en las cuales se distancia de la retórica modernista y su estilo es más personal y sencillo.
Amado Nervo hace un balance de su existencia, desde una perspectiva de madurez y serenidad, en el que celebra la vida valorándola positivamente. Constituye un canto a la gratitud.
En paz
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
…Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
- Despertar
- La mercancía más preciada
- Las esperas
- Las pertenencias
- Vivir cada día como si fuera el último
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