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martes, 22 de febrero de 2011

No estás deprimido, estás distraído

“No estás deprimido, estás distraído” es una de las obras literarias de Facundo Cabral, cantautor argentino nacido en 1937.

Fue declarado por la UNESCO, en 1996, Mensajero Mundial de la Paz en reconocimiento a su constante llamamiento a la paz y al amor.


 “No estás deprimido, estás distraído”. Con la voz de Facundo Cabral

«No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, tienes corazón, cerebro, alma y espíritu, entonces cómo puedes sentirte pobre y desdichado. Distraído de la vida que te rodea: delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay 5.600 millones.

Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad, me conozco; algo fundamental para vivir...

No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubistein interpretaba como nadie a Chopin a los 90. Sólo por citar dos casos conocidos.

No estás deprimido, estás distraído. Crees que perdiste algo, lo que es imposible porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto, no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas, te libera de cosas, te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; lo que llamas problemas son lecciones y la vida es dinámica, está en constante movimiento. Sólo debes estar atento al presente, mi madre decía: “Yo me encargo del presente, el futuro es asunto de Dios”. Jesús decía: “el mañana no interesa, él traerá nueva experiencia, a cada día le basta con su propio afán”.

No perdiste a nadie; el que murió simplemente se nos adelantó porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el AMOR, sigue en tu corazón. ¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte, hay mudanza y del otro lado, te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre. Ella creía que en la pobreza se está más cerca del AMOR porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja porque nos hace desconfiados.

No encuentras la felicidad y... ¡es tan fácil! Sólo debes escuchar a tu corazón antes de que intervenga tu cabeza que está condicionada por la memoria, que complica todo con cosas viejas, con órdenes del pasado, con prejuicios que enferman y encadenan. La cabeza divide, es decir, empobrece. La cabeza no acepta que la vida es como es, no como debería ser.

Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama está bendito y condenado al éxito, que deberá llegar cuando deba. Lo que debe ser será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación, ni por compromiso, sino por AMOR. Entonces habrá plenitud y en esa plenitud, todo es posible, sin esfuerzos, porque te mueve la fuerza natural de la vida. La que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija. La que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 o 4 meses de vida.

Dios te puso un ser humano a cargo y ese eres tú. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús: “amarás al prójimo como a ti mismo”. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz. La felicidad es una adquisición, no algo que te llegará de afuera. Además, la felicidad no es un derecho sino un deber porque si no eres feliz estás amargando a todo el barrio.

Un sólo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar seis millones de hermanos judíos. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso en la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.

Tenemos para gozar la nieve del invierno y la flor de la primavera, el chocolate de la Peruggia, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileros y los cigarros de Davidoff, las mil y una noches, La Divina Comedia, El Quijote, Pedro Páramo, los boleros de Manzanero, la poesía de Whitman... Mahler, Brahms, Mozart, Chopin, Beethoven, Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Cézanne, y Picasso... entre tantas maravillas.

Si tienes cáncer o SIDA pueden pasar dos cosas; las dos son buenas. Si te gana, ¡te liberas del cuerpo que es tan molesto!: “Tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas”. Si le ganas a esto serás más humilde, más agradecido, por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.

No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo, ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, así como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida.

Ama hasta convertirte en lo amado, y más aún, hasta convertirte en el mismísimo AMOR. Que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida.

El bien se alimenta de sí mismo. El mal, se destruye a sí mismo. Si los malos supieran que buen negocio es ser bueno, serían buenos, aunque sea por negocio...

No estás deprimido, estás distraído. Si escucharas al otro, al que llevas dentro, sabrías todo; en todo encontrarías algo para ti. Entonces te elevarías constantemente y ya no habría confusión sino matices y en esa serenidad, no buscarías nada; entonces lo encontrarías todo.

Estando en el presente dirías y harías lo que hay que hacer a cada momento, natural y graciosamente, sin esfuerzo, lo que haría que tu relación con los demás fuera plena y al crecer en el AMOR, serías más creativo, sin límites ni condiciones. La ignorancia nos hacer sentir encerrados y mortales, es decir, que nos encerramos y nos limitamos solos. El miedo nos distrae del AMOR que es sabio y valiente porque sabe que no hay medidas ni fin.

Busca adentro y desaparecerán las nubes de la periferia. Quédate quieto y en silencio para escuchar al sabio que llevas dentro, el que tiene siglos, no años como tu cuerpo. Por eso está más allá de tus caprichosas medidas, de los prejuicios que provoca el miedo y que es hijo de tu ignorancia. El sabio que está más allá de los efectos que crees buenos o malos, ricos o pobres, oscuridad o luz porque está en lo esencial, es decir, en la mismísima causa; está en lo invisible de donde surge todo. Y cuando escuches al sabio que llevas dentro, sentirás a la lluvia buena y saludable, el frío...

Estarás tan atento a la causa que todos los efectos serán luminosos. Ese estado de claridad impregnará todos los rincones, lo compartirás todo y a todos llegarás con gracia y entonces la riqueza se multiplicará a cada paso.

David le pidió sabiduría a Dios, que le dijo: “No pides poco, porque la sabiduría incluye todo”.

No vives entre límites sino en el mismísimo centro de lo milagroso; libre del ilusorio orden de la mente lineal, excitado por la imaginación y armonizado por la esperanza. Eres un espíritu que por un rato ocupa un cuerpo, un vehículo apto para este deambular por mares y montañas entre delfines y elefantes, entre ciudades y desiertos y que cada tanto lo cubren todo para recomenzar el cuento.

En el medio del mundo del espíritu juega la razón, que cura el cáncer, que facilita las comunicaciones, que estudia el terreno de Marte, que puso al hombre en la Luna. El pensamiento te lleva a nuevos lugares o te hace ver diferente... más ricos a los viejos. Esto te cambiará tanto que cambiará tu actitud frente al mundo al que alguna vez quisiste cambiar en lugar de entenderlo. Y cuando cambies, tendrás incidencia en él... Cierra los ojos y verás todo lo que será. Liberado del tiempo histórico, viajarás a la velocidad de la luz y ese viaje puede mejorar la vida de muchos porque es incalculable el poder del pensamiento. Este es un grandioso alquimista que puede transformar cualquier circunstancia en una fiesta, es decir, cualquier metal en oro.

Una vez encendida la luz interior, nada puede apagarla. Es perfecta e incorruptible como el oro que simboliza el poder de la pureza, de lo esencial, es decir, del espíritu, que es un viaje infinito y maravilloso porque estalla a cada instante vivido con profundidad.

La santidad es la meta prevista para todos, aunque pocos se den cuenta o se animen a entrar en los caminos que llevan a ella. Abandonado el ego, comienzan los milagros entonces, sin lucha, recuperarás la fuerza natural, podrás provocar vida a través del AMOR. Hasta caminarás sobre las aguas y curarás con la palabra. Recuerda Jesús dijo: “Cosas más grandes verán, cosas más grandes harán”.

No estás deprimido, estás distraído por tu ego que distorsiona, contrario a la inocencia que aclara. El ego confunde a las cosas con su juicio, cree que las cosas son lo que él piensa que son, es más, el ego cree que las palabras son las cosas. El ego no vive, interpreta, es una constante actuación que nunca alcanza la realidad. En tanto la inocencia trata a todos por igual, está más cerca de la felicidad, de la riqueza... de la tranquilidad.

La inocencia ve todo con asombro, nos lleva de fiesta en fiesta. La inocencia cree lo que es una bienaventuranza, es excitante porque ve todo por primera vez. Para ella el mundo está lleno de novedades, todo es un espejo porque en la inocencia tomamos conciencia que somos parte de Dios.

El que se ve a sí mismo en todas las cosas, el inocente, se divierte fácilmente porque todo le llama la atención: una vaca pastando, el tronco de un viejo árbol, las mariposas negras sobre los trigales dorados, el colibrí detenido en el aire, el panadero sacando el pan del horno, la noche estrellada, la lluvia del invierno, los leños ardiendo en el hogar, los papeles de Matisse, las caravanas de las hormigas, las de los beduinos, el sermón del domingo a la mañana, el fútbol del domingo a la tarde.

El ego les pone nombre a las cosas, pero el inocente las ve. El ego las juzga, el inocente las vive. El ego divide, la inocencia armoniza diferencias. El ego depende de la mente, el inocente del corazón. El ego es viejo, depende de la memoria, el inocente está naciendo a cada instante. El ego nos agota, siempre lucha, el inocente flota graciosamente, siempre se entrega. El ego se aburre, no puede dejar de buscar, el inocente va de asombro en asombro, siempre encuentra y pude quedarse por la eternidad gozando el mismo caballo o la misma flor o la misma estrella. El inocente está tan entregado a la vida que cambia como ella constantemente; por ello, lo mismo nunca es lo mismo. La inocencia es fresca para siempre.

Ahora que estás sólo y tranquilo, olvida lo que eres... Eso es creación de los demás... Escucha tu corazón... ¿Qué quieres ser? ¿Qué quieres hacer ahora? Porque la vida es ahora mismo.

Olvida lo que crees que eres y comienza de cero ahora mismo. Entonces convivirás con todos fácilmente. Es tan grato vivir sin divisiones: bueno-malo, rico-pobre, negro-blanco, amigo-enemigo, compatriota-extranjero. Es tanta la liviandad cuando no hay enemigos que podemos volar en cualquier momento porque la alegría tiene la simpatía de la magia.

No perdiste la inocencia sólo la ocultas por miedo a la burla de los que... sólo pueden catalogar porque la perdieron. Déjala salir y recomenzarán los juegos de tus primeros años ahora enriquecidos por la inteligencia. Libérate de los preconceptos de la memoria, mira todo como primera vez: te salvarás del aburrimiento que ensombrece a los que creen saberlo todo.

No confundas a la actividad con la vida. Ahí está el sol, exactamente ahí, para que lo veas. Ahí está el árbol hace muchos años para que te des cuenta que es una maravilla. Libérate de la imagen que te ayudaron a forjar los demás y volverás a la inocencia, nuestro estado natural. Así estarás contento con las arrugas que confirman todo lo que viviste, es más, sólo en la inocencia sentirás que eres parte de lo que te rodea. Sólo en la inocencia puedes ver a Dios.

No estás deprimido, estás distraído de la buena información, inevitable para una buena vida. Salomón o Borges en lugar del periódico, Mahler o Bach en lugar del televisor. Amistades inteligentes y positivas en lugar de perdedores por indolencia e ignorantes desdichados por su propia decisión. De este modo recibirás la mejor energía, la esencial.

El crecimiento es natural de la vida, el movimiento constante es su causa y para estar listos para los cambios, debemos estar libres, atentos, con las herramientas preparadas para ejecutar cuando las energías pasen por nosotros. De lo contrario, se esfumarán como el humo que sale de las chimeneas. Es conveniente siempre estar cerca de los que son buenos receptores, los despiertos, los curiosos como Russell, Schopenhauer, Bradbury, Eco, Paz, por hablar de los más cercanos. El secreto de Einstein era seguir a las cabezas más altas que la suya. El de Campbell fue mecerse en todos los rincones de la historia. Sólo la inteligencia puede detectar como se entrelazan las cosas de la vida, sólo la inteligencia puede conectarnos con el universo para comprender que somos parte de él, por lo tanto, tenemos su misma energía. Nada se repite, hay que vivir ahora y la vida entera está en cada acto como todo puede nacer de un solo átomo.

La inteligencia es la que ve antes de ver, la que escucha antes de escuchar, la que sabe a dónde va con lo que se está diciendo, las grandes consecuencias de la mínima actitud y sólo el que está presente, puede comprenderlo todo. El que bebe directamente de la fuente de lo esencial sabe que todo puede suceder, nada lo aflige, es más, al aprender de los errores, los transforma en aciertos. Nadie tiene derecho a la ignorancia, lo pagará caro y, lamentablemente, ensombrecerá el camino de todos, por lo tanto, la ignorancia es una manera inconsciente del mal. Así como el ideólogo que al separar puede llegar a provocar una guerra, el sabio sabe que la tarea es hacerse cargo de uno mismo y armonizar diferencias. Separar, además de empobrecer, es un suicidio. Por esa razón hay muertes hasta en las canchas de fútbol. El sabio no separa. Todo es parte del todo; sólo está atento para ver las conexiones.

Alguna vez canté... que se mueve alguna estrella cuando arranco una flor.

El sabio está en el río que une todo. En la energía que lo entreteje todo, el sabio sabe que es un sueño más de Dios hecho realidad, salvo que lo que llamamos realidad, sea otra manera del sueño.

Donde el ignorante ve dos cosas, el sabio ve una y ese uno es la verdad. El sabio se ve en lo que ve, es iluminado e ilumina, es consciente de que él también es luz, es decir, el estado más elevado del ser.

Lo que llamamos muerte es el estado más sutil de la luz. Si quieres vida, vive en paz. Si quieres muerte vive en guerra. Cuida cada palabra porque estamos estructurados en palabras. No hieras ni ofendas a nadie porque de uno en otro puede volver a ti transformada en una bomba. San Agustín aconsejaba: “sólo pide justicia pero sería mejor que no pidieras nada”. Dicho de otra manera, no interrumpas con tu pequeña cabeza la gloriosa tarea del Señor al que San Francisco pidió: “haz de mí un instrumento de tu paz. Que donde haya tristeza, yo lleve alegría. Que donde haya oscuridad, yo lleve luz. Que donde haya odio, yo lleve AMOR”.

La oración dilecta de mi madre dice: “Señor, te pido perdón por mis pecados. Ante todo, por haber peregrinado tus muchos santuarios olvidando que estás presente en todas partes. En segundo lugar, te pido perdón por haber implorado tantas veces tu ayuda olvidando que mi bienestar te preocupa más a ti que a mí. Y, por último, te pido perdón por estar aquí pidiéndote que me perdones cuando mi corazón sabe que mis pecados me son perdonados antes que los cometa. ¡Tanta es tu misericordia, amado Señor!”.

No te agotes compitiendo. Dios sabe lo que es para ti y el dato está en tu corazón. Entonces, haz lo que amas, no hay otra manera de vivir. El mismo AMOR que me trajo, te trajo. Es un error decir que hacemos el amor. El AMOR nos hizo y nos modela día a día y esto depende de lo blando, de lo abiertos que estemos. Por ser obra del AMOR, el ser humano es maravilloso. A él le debemos el pan, el queso, el vino, la música, la pintura, los aviones y la computadora entre otras tantas cosas.

Y si el hombre es lo que ama, somos todo lo que fue, lo que nos hizo posible. Desde Buda hasta Rembrandt, desde Mozart a Picasso, desde Copérnico a Freud. Somos el viento que refresca y la lluvia que renueva, somos la nieve del invierno y las flores de la primavera, somos la luna, el sol, somos otro fruto de Dios.

Yo soy un recién nacido, pero por la experiencia que guardó mi memoria, ya no quiero herir a nadie. Sé que la agresión trae enfermedad, complica más las cosas. Somos parte de la misma cosa, por lo tanto, si te hago mal, me hago mal. Antes me movía la razón, que es objetiva, ahora el AMOR, que es la razón del universo. Pero... no perdí el fuego, es más, ahora tiene mayor calidad. Antes quemaba y ahora ilumina, es decir, que pasé de destructor a constructor.

Al pobre le hablo de esperanza y al rico de conversión. La esperanza salvará al pobre y la conversión purificará al rico. La esperanza del lado del pobre y la conversión del lado del rico acercará a nuestros hermanos y yo vine a trabajar para ese encuentro y, cuando todo se junte, no habrá cerraduras en las puertas, ni habrá fronteras. Entonces todos compartirán todo, por lo tanto, reinará el buen humor.

No estás deprimido, estás distraído de la paz. Te pregunto; ¿cuándo vas a dejar de pelear para comenzar a vivir? Porque no se pueden hacer las dos cosas a la vez.

Me preguntas cuando volverá Jesús y te digo que nunca se fue. Siempre estuvo en tu corazón. Sólo tienes que callar a la cabeza y escucharlo.

Nadie se hace la gran pregunta ¿quién soy? Todos siguen cumpliendo un papel, generalmente decidido por los demás, como el éxito y el fracaso.

Todos son lo que se ve, sus cuerpos o sus logros materiales y las cosas materiales son tan importantes que los amores que comienzan en los parques, terminan en los tribunales. Todos ejercen la mendicidad de alguna manera olvidando o no enterándose jamás que son príncipes, partes de un universo extraordinario al que olvidan por pequeñeces locales, parroquiales y a veces sólo familiares.

Reconozco muchas caras y conozco algunos nombres, pero pocos individuos que sepan quienes son. Me preguntas dónde puedes encontrarme y te digo en cualquier parte porque soy parte del universo.

El nombre y el oficio son distracciones, cárceles, limitaciones; son un camino que nos marcan y que seguimos ciegamente. Tan ocupados... que jamás nos detenemos a pensar quiénes somos. El espíritu, que es lo que somos, no acepta condiciones. No hay que confundir lo material con la realidad, por lo tanto, no hay fronteras, aunque la mayoría lo necesite por miedo a lo infinito.

Así se inventó a instituciones como el matrimonio, el nacionalismo, los ideales, la patria. Estacas a la que se atan para no tener que vivir la totalidad. La casa de uno es uno. Por eso, yo estoy bien en todas partes. A mi casa entran y de mi casa salen pensamientos y sucesos constantemente. Si mi casa soy yo, que soy parte del todo..., mi casa es este mar y esta playa, esos delfines y este hotel, esta silla y aquel velero que deja una estela blanca sobre el turquesa que inventa la luz, que también es mi casa, así como la sombra que puebla los laberintos de la mente de los locos, que también son mi casa, así como la música de Mahler, la pintura de Cézanne, los cigarros de Davidoff y el rock and roll.

No puedes mover a tu cuerpo porque está demasiado cargado de pasado. Olvida hasta tu nombre y comienza de nuevo en este momento e inmediatamente sentirás que vives en un mundo maravilloso. Cuando sientes que no eres lo que piensas, puedes volar.

El principio y el final, es decir, la vida y la muerte son invenciones de la mente. ¡Cuánto sufres cuando se va tu hijo! Te acostumbraste a pensar que eras sólo padre. Deja al pasado de lado y sentirás toda la vida. Sólo las moléculas se disuelven. La conciencia no muere con la materia.

La luz de la conciencia seguirá iluminando los infinitos caminos de la vida. No somos tan malos como creemos. La paz es posible y la paz es el punto más alto que podemos alcanzar.

Parece que Dios nos ama más que nosotros mismos porque sigue dándonos oportunidades todos los días. San Francisco tenía razón: el sol y la luna son hermanos. Los animales y las plantas son hermanos porque todos somos criaturas del Señor.

Entonces nuestras obras son nuestras hermanas y hermanas del sol, la luna, los animales y las plantas. Y si digo nuestras obras, digo la pintura, la música, la literatura, los automóviles, los aviones, los teléfonos, las computadoras.

No busques afuera lo que no tienes adentro. No puedes pedir AMOR si no lo diste. No puedes pedir justicia si no fuiste justo. No puedes buscar paz afuera si no la tienes dentro. Pero no hay apuro, tienes a la eternidad delante, además, el trayecto suele ser más emocionante que la llegada si es que se puede llegar a alguna parte.

Lo sensato es recomenzar a cada instante y sin impaciencia desaparecerá la violencia. La vida le gana a la muerte, nace más gente de la que muere y nacen más en los países pobres que en los países ricos, ocupados en fabricar armas, para matar a la mayor cantidad de gente posible, tarea grosera e inútil porque la vida vence a la muerte que, al fin y al cabo, es una manera de recrear.

El arte, que es una fiesta, sigue inventándole fábulas a la vida para llenar de esperanza a la gente y esto en un lenguaje que nos llega a todos: la belleza.

La paz hace nacer pueblos y enriquece a todos. Pueblos que se comunican entre sí gracias al arte que no tiene fronteras. Pueblos que no dejan de elevarse como Manhattan, un desaforado de acero. Pueblos que flotan graciosamente como Ámsterdam. Pueblos de rincones luminosos como París al que Cortázar pudo ver desde Buenos Aires y Henry Miller desde New York. Pueblos como Sevilla, apoyados en el canto. Pueblos como Copenhague, de plazas congeladas para que vuelvas a los hogares donde los leños ardiendo son la mejor compañía de Ravel. Pueblos como Zurich, de cajas fuertes rodeadas por lagos y cisnes. (Fue una tragedia para Salvador Dalí, la muerte del suyo).

En la paz todo es creación, es un vivir en arte. La paz me sonríe, me envuelve con su aire fresco. La paz me hace gozar como nadie al sol de todos. Por la paz mi canto se eleva muy alto y aggiorna los rincones más bajos. La paz es el poema que mejor me modela. En la paz mis hermanos trabajan la tierra, tienen hijos, en la paz se siente cómoda la libertad y es fácil la justicia.

La paz es una flor donde están todas las primaveras. En la paz nos miramos a los ojos y compartimos todos nuestros sueños por audaces que sean. En la paz uno es uno mismo, sin esfuerzo. En la paz todo me da derecho a sentirme hijo de Dios.

No seas desagradecido, piensa cuántas cosas tuvieron que conectarse, desde lo más recóndito del universo, para que fueras éste que eres, para que pudiera ser la ciudad donde vives. Piensa cuántos millones de años tuvieron que pasar para tener conciencia de la maravillosa inmensidad que nos rodea y de la que somos parte.

“Yo soy nosotros”, dice Marcos Constance, que tiene una visión transpersonal, es decir, ya está en la nueva era.

Abre los ojos de tu corazón y verás a Dios, que es lo que nos habita cuando estamos conscientes. Entonces sentirás que el espíritu se recreó hasta llegar al hombre que llega a tener conciencia de Dios. El hombre en que se repite toda la evolución. Somos el final de una cadena extraordinaria que tiene 15.000 millones de años. Tal vez seamos el objetivo de la creación. Entonces nuestra religión es universal.

Arriesga... la vida es cambio permanente. Siempre te da revancha. Recuerda que el que no está dispuesto a perderlo todo, no está preparado para ganar nada. Ahora que estás solo y tranquilo, que estás contigo mismo, único ser del que eres responsable, te diré:

Deja que la curiosidad te lleve donde sucede la vida. No seas espectador de la televisión, sino protagonista de la tierra. Recuerda que a los que se animaron les debemos todo. Píntate un sí en la frente para que se te acerquen los que quieren vivir, sin preocuparte por el tiempo... En una eternidad se recomienza a cada instante y no pierdas energías cuidándote porque la vida es bello peligro.

Si mi madre se hubiera cuidado de mi padre, yo no estaría aquí. Si nos juntamos somos ricos. Tú tienes lo que yo no tengo y viceversa. ¿Qué sucedería si nos juntamos todos desde el cada uno que hay en cada cuál?

La vida nos propone tantas cosas permanentemente, que hay que hacer cada vez más esfuerzo para seguir siendo pobre y desdichado que rico y feliz.

No olvides que eres un aristócrata, un príncipe, porque eres hijo del rey del universo. Sólo tienes que darte cuenta. Recuerda que Jesús decía: “al pan lo trae la verdad y todo lo que necesitas”. Entonces no hay límites, tú decides a dónde quieres llegar y esto con la alegría que abre todas las puertas porque, para Dios, siempre somos niños. La vida es un juego maravilloso, un juego que incluye al todo y a todos.

Estás hecho a semejanza de Dios, entonces puedes recrear todo. Cuando dices no puedo, estás diciendo no quiero. Ya hay demasiados mártires, necesitamos héroes. ¡Levántate y anda!... yo te acompaño como te acompañarán todos los que se animan a vivir mejor y que terminan favoreciendo a toda la humanidad, esa grandiosa empresa a la que pertenecemos todos.

Camina tranquilo que no te confundan los noticieros. El bien es mayoría. Que no te distraigan de tu tarea que es alcanzar la plenitud. Nada como vivir en uno mismo. Solo así, puedes sentirte en casa como en cualquier parte, entonces nada es lejos ni ajeno. Si cada uno fuera cada cual, la sociedad sería una orquesta enriquecida por todos los sonidos, por todas las voces. Una grandiosa armonía de individuos. La sinfonía donde todos aportan su voz. Una partitura escrita para cada uno de los instrumentos, es decir, una partitura respetada por todos.

Pero esa orquesta que debería ser, está fragmentada. Todos estamos contra todos y esto nos ha agotado y desesperanzado. Perdimos la imaginación que podría darnos alguna idea de convivencia. Pero el miedo que es ignorancia nos separa más y más y este divorcio nos enferma y empobrece a todos. La humanidad es un repertorio riquísimo, tan brillante como interminable y todos tenemos que ver. Todos venimos de un primer hombre, de una primera mujer. Hay negros y chinos en mí. Soy tan bueno como Jesús y tan peligroso como Hitler. Soy tan musulmán como ateo. Muero como el que muere y nazco con el que nace. Todos somos fecundados y auxiliados por todos, pero desestimamos a todos... porque nos desestimamos. En lugar de enriquecernos con el otro, le escapamos. Nos combatimos en lugar de asociarnos. Matar al otro es suicida porque... es una continuación nuestra. El odio, que es miedo, nos ha traído a esta desesperanza donde se ahoga la imaginación y sin imaginación, perdemos la bendita semejanza, es decir, dejamos de ser creadores.

La tarea es armonizar esta gigantesca variedad que es la humanidad. Esto enriquecería a todos.

Hasta hemos dejamos de decir cosas bellas a las mujeres porque ahora puede ser considerado acoso sexual. Pronto tendremos que salir a la calle con un abogado. Parecería que vivir es una secuencia de pleitos. La tarea es comprender que la vida es subida y bajada, constante movimiento... cambios. Entonces tenemos que sacar de nuestro lenguaje la palabra decadencia que es otra etapa más.

Nada es para siempre. Debemos estar atentos, listos para el cambio, para toda circunstancia, porque la vida es como es, no como debería ser. Todo nos fue dado, por lo tanto, nada nos pertenece; sólo nos queda gozar lo creado y cuidarlo para el que vendrá, que es una continuación nuestra como nosotros somos continuadores de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros bisabuelos y así hasta Adán, el rojo Adán, como le gustaba decir a Borges, quien cometió el peor de los pecados... no fue feliz: se sentía perseguido por la sombra de haber sido un desdichado.

El primer dato de sabiduría es saber quién es el que sabe. El segundo, estar con lo amado ya que nos hace más brillantes al estar más atentos y rendimos más. El AMOR nos aggiorna de tal manera que enamoramos a todos.

Está permitido que te caigas, pero no que te quedes en el suelo. En este momento, la sociedad está detenida por una congestión del tránsito que ya es desmesurado porque las ciudades ya son desmesuradas. Tal vez dejemos de pensar para cambiar todas las ideas y comenzar de nuevo.

Ya no habrá grandes mitos que seguir ni ideologías. Ahora deberemos comunicarnos de hombre a hombre. Esta es la era del individuo, por eso la Internet. Entonces aumentará la calidad, desaparecerá lo macro, para que señoree lo micro. Esto quiere decir que, de aquí en más, no habrá televisor, política o familia que pueda apagar ese fuego sagrado que es el alma donde vive para siempre la inteligencia, alimentada por el universo desde hace tantos siglos.

Los que preguntan avanzan, los que no preguntan se quedan; mueren porque la vida es movimiento. Todo se recrea a cada instante; hay que estar atento.

Por una mujer te pierdes al resto. Por una casa te pierdes el mundo. Por una esquina te pierdes mares y ríos... delfines, ballenas, salmones, tiburones. Por una familia, una ideología y una religión te pierdes arquitectos, egiptólogos, poetas, filósofos, chamanes, antropólogos, profetas, miles de maneras de ver al espíritu y las estrellas... orquídeas de Colombia, Bacon, Giaccometti, Nietzche, el Golfo de Acaba, Alejandría, Tokio, la Grecia de Homero, Guanajuato, - donde me enamoré de Catherine Valezca aunque no tuve oportunidad de decírselo. Chichicastenanco, donde con una danza ordenaron a mi esqueleto. París, donde Rilke veía despertar a la belleza cada mañana al lado de Rodin. El Trastevere romano donde Fellini dibujaba sus personajes y donde el Moisés de Michelangelo está harto de los turistas que los asfixian en San Pietro in Víncoli - apenas cabe-. Londres, Berlín, Bruselas, Praga dónde los escritores románticos tenían una idea tan alta de la felicidad que nunca la alcanzaban, se sentían desdichados, tristeza que los excitaba, dolor que gozaban, como los cantaores flamencos y los cantores de tango.

Madrid, donde Lupe siempre está al borde del pensamiento, pero nunca cae. Miami, que es el puente que comunica a los latinos con los sajones. El desierto de Sonora, donde conocí a Erich Fromm... que decía que Susuki era un budista Zen porque lo había experimentado y esa autenticidad lo hacía difícil de leer ya que el Zen no da respuestas racionalmente satisfactorias, pero sí, los libros de los intelectuales occidentales que lo explican más fácilmente, aunque no lo hayan experimentado.

No idolatres a nada ni a nadie. Tener una idolatría es perder la independencia y esto es conflicto y enfermedad segura, así como fácil se pierde lo que se ganó sin esfuerzo y como sigue siendo pobre el que no goza lo que le sobra. El gran paso, es ir de la egolatría, que te compromete y esclaviza a tantas cosas externas, a la libertad interior. Entonces se alcanza la paz y la paz te hace vivir todo con plenitud, es decir, te enriquece.

Los últimos salvadores son dudosos, pero no afectan la enseñanza de Buda ni enferman a la Biblia. La enseñanza de Buda no está debilitada por el que no cree en la trasmigración ni muere la Biblia porque se enfrente al saber más realista de la historia de la tierra y de la evolución del hombre, así como es inocente pensar en una sociedad sin delincuentes.

Cualquiera puede ser mejor si se lo propone. No le bastan las buenas intenciones al universo, que es como es y no como nos gustaría que fuera. La verdadera fe comienza trabajando en uno mismo para creer en uno mismo. Y cuando uno está bien plantado en uno mismo, se anima a ver todo. Entonces conocemos a la realidad y de ahí en más podemos comprenderla. Entonces nos salvamos de las decepciones.

Sabemos que detrás de una máscara siempre hay otra, como también vemos la pureza en la desnudez, las libertades del jazz y los ritos de las dictaduras. Aceptar la realidad es salvarse de los engaños. Entonces la verdad nos hace vivir plenamente.

No te engañes. Entonces nadie te engañará. Sé firme como Buda, como Jesús, como Espinosa, como Einstein, como Ford. Firme pero abierto al mundo, atento a las propuestas de la vida. Predica las virtudes, pero no calles las verdades. Nunca te arrepentirás de haberte animado y nunca te perdonarás no haberlo hecho. Además, no tienes nada que perder porque ni una sola de tus orejas es obra tuya. No te preocupes por tu futuro. Al final del camino no te espera la cima de la montaña, sino la paz del valle. A nadie tienes que rendir cuentas como a nadie tienes que explicar nada. No debes agotarte en las vanas áreas de querer convencer y gustar. Lo importante es que estés convencido y te guste lo que haces. Y si tienes un gran sueño, tienes que estar dispuesto a un gran esfuerzo para concretarlo porque sólo lo grande alcanza lo grande. Si estudias superficialmente, aprenderás superficialmente. Si vives por la mitad, sólo conocerás la mitad de la vida. Si tienes la cabeza dividida, verás al mundo dividido. Si trabajas por obligación, serás un desocupado, un desdichado más. Si tienes miedo, no conocerás al AMOR que es valentía.

No estás deprimido, estás distraído del presente donde sucede la vida, por ejemplo: los amaneceres y los ocasos, las gaviotas, los cóndores, las águilas, las palomas y las golondrinas, las montañas, los valles, los ríos y los mares, el deporte, el arte, la agricultura, la arquitectura, la selva, los guacamayos, los monos, los tigres, los leones, los cocodrilos, los elefantes, los arroyos, los seres humanos de todos los colores, el ilusorio tiempo que te empuja y la eternidad que te permite cambiar de rumbo y recomenzar a cada instante.

No estás deprimido, estás distraído de las maravillas que suceden alrededor tuyo desde nacimientos a cosechas, desde revoluciones a conciertos, desde campeonatos de fútbol a viajes interplanetarios.

No estás deprimido por algo que pasó, sino distraído del todo... que es ahora mismo».


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