El miedo es un sistema de advertencia que, a un nivel primario, nos presta un buen servicio. En situaciones potencialmente peligrosas, el miedo es una señal saludable. Es una protección. Sin él no sobreviviríamos mucho tiempo. Sin embargo, es fácil experimentar temor donde no hay peligro.
Solemos vivir la vida como si las circunstancias nos fuesen desfavorables. Nuestra cultura pregona el miedo: “el alimento que usted consume puede ser peligroso”, “la ropa que usa su hijo puede ser peligrosa”, “este año sus vacaciones podrían causarle la muerte”… Pero ¿cuánto de todo aquello que tememos se hace realidad? Lo cierto es que hay escasa correlación entre lo que tememos y lo que nos ocurre. Las compañías de seguros apuestan a que la mayor parte de lo que nos preocupa nunca ocurrirá y ganan miles de millones cada año.
Este tipo de miedo no es real, es ficticio y, aun así, nos mantiene despiertos por la noche, nos impide vivir. Parece no tener propósito ni clemencia, nos paraliza y debilita el espíritu.
El miedo es una sombra que lo obstruye todo: nuestro amor, nuestros verdaderos sentimientos, nuestra felicidad, nuestro ser mismo. Usa muchos disfraces: ira, protección, autosuficiencia… Inconscientemente hacemos daño a nuestros seres queridos por miedo y nos reprimimos personal y profesionalmente por la misma razón.
Los miedos son engañosos porque van formando capas, una encima de la otra. Es posible ir quitándolas una a una hasta llegar al miedo del fondo, el fundamento en el que se apoyan todos los demás. Y ese suele ser el miedo a la muerte, supuestamente la causa de todas nuestras desdichas. Sin embargo, nuestros miedos no evitan la muerte, frenan la vida. ¿Hay algo más inevitable que la muerte? No aceptarla significa embarcarnos en un sufrimiento inútil y desgarrador.
Para enfrentar todos los demás miedos hemos de relajarnos frente a la muerte. Todos vivimos con la posibilidad de la muerte, pero para los moribundos se trata de una certeza y en los estudios realizados por la doctora Elisabeth Kübler-Ross, ellos manifiestan que al hallarse frente a la muerte, el miedo ya no tiene poder sobre ellos porque ya no hay nada que temer, nada que perder. Por desgracia, cuando el miedo ha desaparecido, solemos estar ya demasiado enfermos o viejos para hacer lo que habríamos hecho antes si no hubiéramos tenido miedo.
Tenemos que superar nuestros miedos mientras aún podamos hacer aquello que soñamos.
Avanza un pequeño paso cada día haciendo alguna de las pequeñas cosas que temes hacer. Tu miedo solo tiene un enorme poder sobre ti cuando no lo enfrentas. Cuando actúas por miedo, generas más miedo...
Tenemos muchas palabras para designar las variadas emociones que experimentamos a lo largo de la vida, pero en lo más profundo, solo existen dos emociones: amor y temor. Todas las emociones positivas proceden del amor, todas las emociones negativas nacen del miedo. Del amor brotan la felicidad, la satisfacción, la paz y la alegría. Del miedo provienen la ira, el odio, la ansiedad y la culpa. Los pensamientos que tienes o bien refuerzan tu miedo o bien ensanchan tu amor. El temor crea más temor, especialmente cuando está oculto. El amor crea más amor, se expande a sí mismo. Aprende a usar el poder del amor y la bondad para vencer el miedo.
El miedo siempre se basa en algo que ocurrió en el pasado y hace que temamos a algo que creemos que puede ocurrir en el futuro. Solo el amor es la única emoción real porque sucede en el presente.
Si vives con miedo, en realidad no vives. Si sabemos abrirnos paso a través de nuestros miedos, si somos capaces de aprovechar todas las oportunidades posibles, podemos vivir la vida que tan solo nos habíamos atrevido a soñar.
«¿Qué ocurriría si empezáramos a correr algunos riesgos, si nos enfrentáramos a nuestros miedos? ¿Y si fuéramos más lejos, si persiguiéramos nuestros sueños, si obedeciéramos a nuestros deseos? ¿Qué ocurriría si nos permitiéramos experimentar libremente el amor y encontrar satisfacción en nuestras relaciones? ¿Qué clase de mundo sería este?».
- El poder del miedo
- El señor de las tinieblas
- El temor a lo desconocido
- Nuestro miedo más profundo
- ¿Optimista o positivo?
Totalmente de acuerdo con esta entrada. A veces, el miedo lo extienden personas tóxicas que, deben ser respondidas con indiferencia. Muchas gracias Tita por el blog y por las charlas que tenemos de vez en cuando. Un abrazo.
ResponderEliminarSi en la escuela enseñaran estas cosas q mundo tendriamos verdad? Gracias!
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