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martes, 9 de junio de 2020

Las astucias de una vieja

Fuente: “Cuentos populares de Argentina” Recopilación de Susana Itzcovich.


Cuento tradicional argentino

Cierto matrimonio anciano y muy pobre vivía en el campo. Un día, el marido salió de casa en busca de leña y, al internarse en el bosque, encontró una carga de plata en medio de los matorrales. Dejó la leña y, lleno de gozo, cargó en su burro el hallazgo. Al llegar, le comunicó a su mujer su buena suerte y la vieja, que no era lerda, le dijo:

–Cállate, viejo. No eres el primero que halla plata y no andes contándolo.

Así, bajaron la carga y la escondieron dentro de la casa. Al día siguiente, muy temprano, la mujer llamó al viejo y le dijo:

–Levántate y ven a peinarte para ir a la escuela, viejo.

–Pero mujer ¿es que estás loca? ¡Ni cuando era niño fui a la escuela! –contestó sorprendido el viejo.

–Vaya, que lo mando yo. Y no me rezongue más.

Acostumbrado a los mandatos de la vieja, el hombre obedeció.

En la ausencia del viejo, la mujer se puso a preparar bollos, merengues y buñuelos; pero cuando el marido volvió, no le dijo de esto ni una sola palabra. Llegada la noche, los dos viejos se acostaron, pero al rato y con un pretexto, la vieja se levantó. Desparramó por el patio todas sus pastas y volvió a acostarse.

A la mañana siguiente, hizo que el viejo se levantara muy temprano y le pidió que hiciera el fuego. Cuando el viejo salió al patio, se sorprendió:

–¡Vieja! ¡Corre, que han llovido buñuelos y otros dulces!

–Cállate, viejo. No es la primera vez y no hace falta ir contándolo.

Los recogieron, comieron, y guardaron el resto.

Al rato, llegaron a la casa de los viejos dos caballeros, buscando la carga de plata. La vieja, que era muy astuta, contestó:

–Nosotros no hemos hallado nada.

Pero el inocente viejo dijo:

–Sí, vieja, hemos hallado.

–Mientes, viejo embustero, no hemos hallado nada.

–Sí, vieja. Ayer mismo, cuando fui a la escuela.

–¡Mientes viejo!

–¡Mientes vieja! Fue antes de que llovieran buñuelos.

–¡Mientes viejo!

Los caballeros presenciaron la pelea, se dieron la vuelta y se fueron diciendo:

–¡Este viejo está loco! ¿En qué años habrá ido a la escuela, y en qué años habrán llovido buñuelos?

Y así, gracias a las astucias de la vieja, pudieron quedarse con la carga de plata.


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