Hay “personas-medicina” que polarizan toda la bondad, las energías y las buenas vibraciones de su entorno y hasta nos "curan" de las dolencias psíquicas, como levantar el ánimo, sentir más ganas de vivir y superar depresiones de carácter leve.
El mejor euforizante y antidepresivo es la compañía de otras personas positivas, alegres y cordiales, que nos ayuden a cortar la cadena de pensamientos y sentimientos negativos que nos asfixia y a sentirnos alegres y libres de temores y de falta de confianza en nosotros mismos.
No hace falta el refrendo de ninguna investigación estadounidense para afirmar con rotundidad que pasar al menos una o dos horas al día con un buen amigo, compañero de trabajo o familiar afectuoso, cordial, acogedor y tan euforizante que irradia energía positiva por todos los poros de su ser es completamente saludable. Contagia su fuerza interior, su positivismo y su salud psíquica y su simple presencia todo lo transforma y optimiza.
En el polo opuesto se encuentran las “personas-enfermedad”, estresadas, malhumoradas, pesimistas, quejicas, de funestos presagios, que se enfadan por todo, resentidas, vengativas… Si no las evitas, no tardarás en sentirte enfermo, de mal humor y enfadado por todo sin motivos.
Este mundo está lleno de personas que esperan algún acontecimiento verdaderamente extraordinario para reír y sentirse felices y así les va, porque a la mayoría les llega la muerte sin apenas haber reído y disfrutado de las pequeñas cosas de cada día, que curiosamente son “las grandes cosas”.
Podemos tener pocas cosas, pocas cualidades y aptitudes, tan solo lo suficiente para vivir e “ir tirando”, pocos amigos y hasta poca salud, pero si tenemos alegría, nuestra fuerza interior será la de un gigante del espíritu… y podremos con todo.
El aprendiz de sabio se entrena a diario para convertirse en persona-medicina para contagiar, con su actitud, de buenas vibraciones a quienes les rodean y frecuenta, si es posible a diario, el contacto con personas optimistas, tonificantes, divertidas, ocurrentes, sensatas y con ganas de vivir…
Un amigo fiel es una defensa poderosa y un tesoro, y si además es muy positivo, alegre y optimista también es el mejor médico del alma.
- El papel de víctima
- El sentido del humor
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- La alegría compartida
- La alegría, una forma de entender el camino
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