Joan Baez
«Yo antes estaba completamente sorda. Y veía a la gente, de pie y dando toda clase de vueltas. Lo llamaban baile. A mí me parecía absurdo... hasta que un día oí la música. Entonces comprendí lo hermosa que era la danza».
Este brevísimo cuento, incluido en el libro “El canto del pájaro” de Anthony de Mello, quiero dedicárselo a mi compañera María que murió hará pronto un mes.
María fue una extraordinaria logopeda. Trataba todas las discapacidades sensoriales auditivas, pero se dedicaba, principalmente, a la desmutización de los niños y niñas sordomudos.
Era una MAESTRA, con mayúsculas, honesta y trabajadora, entregada a “sus niños y niñas” sordos, a la que no interesaba “el oropel” ni el juego político que convierte a la enseñanza en una moneda de cambio.
Era una mujer de carácter amable, educada, atenta y generosa. Siempre estaba dispuesta a ayudar a cuantos le pedíamos orientación, poniendo a nuestra disposición su experiencia y recursos didácticos.
María se jubiló al finalizar el curso 2010/11. Tres días antes de morir vino a visitarnos al colegio. Estaba radiante y entusiasmada. Se encontraba estupendamente y feliz de poder dedicarse a todo aquello que le gustaba y para lo que antes no había tenido tiempo.
Mi relación con María no fue más allá de la escuela. Sin embargo, me bastó para admirar su trabajo y para valorar su calidad como ser humano entrañable.
Este año echaré de menos el “tenderete” que montaba en el colegio para colaborar con la ONGD Manos Unidas, vendiendo a los compañeros y compañeras camisetas, almanaques, agendas, bolígrafos, cuadernos, abanicos…
Doy gracias al destino que hizo que nuestros caminos se cruzaran durante seis años y quiero darte las gracias porque haberte conocido, María, me hace ser mejor persona.
- Adiós al colegio, adiós
- Los maestros también lloramos
- Que Dios nos ayude a los docentes
- Sobre los maestros/as
- Un mañana con memoria
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